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El círculo del Miércoles Santo en Cádiz

El ecuador de la Semana Santa discurre con las cuatro cofradías prácticamente por el mismo itinerario y con un fuerte viento de levante que se deja notar en las salidas

Así contamos el Miércoles Santo de Cádiz 2023

Cigarreras. Semana Santa de Cádiz 2023 / Julio González

Semana Santa al llegar al Miércoles es como un paso que se echa sobre la ciudad con José Luis Pájaro agarrado a su manigueta, intentando que no avance, o al menos no más rápido de lo que el cofrade quisiera y de lo que la ciudad necesita para apreciar con detalle todo lo que estos días discurre ante sus ojos. Y el Miércoles procesiona en círculo por el casco antiguo, enlazando el último cortejo que entra en la carrera con el primero del día que ya regresa a su templo; como si hubiera una sola cofradía con los ocho pasos que salen este día a la calle.

Tradicionalmente esta jornada es la de los misterios, con todos los pasos, generalmente de grandes dimensiones, luciendo la madera tallada y dorada (a diferencia de otros días en los que procesionan pasos en procesos de ejecución). Y es también un día de barrios, de los más populosos en la Semana Santa como Santa María y El Pópulo, y también de otros que tienen una única aportación estos días, como San Carlos.

A las cuatro y cuarto de la tarde se iniciaba el día, que este año estrenaba la cofradía de Sentencia con esa permuta con la de Las Aguas que caracterizaba también a este ecuador de la Semana Santa. Esta segunda hermandad se incorporaría una hora después para sumarse luego Cigarreras y, ya más tarde, Caminito. Y a partir de ahí, el círculo en el que se ha convertido en los últimos años este día, comenzando en la carrera oficial y siguiendo tras esta en la calle San Francisco y de nuevo en Nueva y San Juan de Dios. Una realidad esta que afecta negativamente al día por varias razones: porque dificulta la visión de los cortejos al discurrir todos por las mismas calles; porque provoca la invasión de sillitas e improvisados campamentos que deslucen el paso de las cofradías y que también impiden una mayor presencia de público; y porque restringe de manera considerable la movilidad en torno a esas reducidas calles por las que transitan las hermandades, conformando ese anillo que enlaza el final e inicio de la carrera oficial con la calle San Francisco.

Para colmo de este engarce que impide sacar lo mejor de sí de la jornada, que castiga al cofrade sin buscar momentos personales de cada hermandad, hay que sumar una cuadratura horaria que establece que entre el final de la tercera (el palio de la Esperanza) y la cruz de guía de la cuarta (Caminito) hay un parón de nada menos que 35 minutos.

La Semana Santa es al llegar el Miércoles un paso que avanza sin remedio ni mecida. Y el Miércoles Santo voló con la fuerza del levante que azotaba ayer la ciudad. Un viento que daba a esta jornada una personalidad distinta a la de los días anteriores, mostrando una Semana Santa de lo más variada en lo meteorológico, sin lluvia afortunadamente. Levante que iba en contra de la luz de las candelerías, que jugó una mala pasada a la palma rizada característica del San Juan (cuya presencia en la Semana Santa en paso propio suena un tanto discordante), o que impidió por momentos ver con rotundidad el enigmático rostro del Señor de la Sentencia.

El viento elevó en altura las capas de los cortejos. Paso dorado, música con predominio de corneterío y capas al viento son características de la primera parte de un Miércoles Santo al que el Caminito pone el contrapunto, aunque con varios matices que vaticinan una pequeña revolución en la hermandad del Marqués de Estrada que este año celebra el 375 aniversario fundacional y que busca un futuro prometedor y un sabor todavía más cofradiero.

De este modo, sorprendió el acompañamiento musical de este año para la Virgen de las Angustias, que en lugar del tradicional trío de viento delante del paso fue de un quinteto de metales con tambor que se situó tras la Dolorosa y que fue acompañando en todo momento mientras el paso estaba arriba, interpretando marchas procesionales; una novedad musical que hace pensar que el acompañamiento de banda será una realidad en los próximos años. A esta novedad musical se le unió el regreso del manto bordado, que el año pasado no procesionó permitiendo contemplar el grupo escultórico en su totalidad; o la reforma de los candelabros traseros, que han dejado de ser de cola para asemejarse a los dos delanteros.

Cambios se vieron también en el paso del Señor de Cigarreras, que obtenía todo el protagonismo de la escena al haber sido adelantado hasta el mismo frente del paso, eliminándose el sayón que aparecía de rodillas hasta el pasado año.

Así, con estos cambios y esas otras deudas pendientes para próximos años camina en círculo un Miércoles Santo que marca la recta final de la Semana Santa, como si se la llevara el viento (de levante) y que disfruta de cofradías a la vez que celebra los goles de un nuevo clásico futbolístico que por momentos vino a romper la compostura de la noche.

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