La crónica del Lunes Santo de 2025 en Cádiz: El tiempo del Lunes
Las cofradías de la jornada juegan con el reloj y la meteorología para salir a la calle y, al mismo tiempo, evitar la lluvia
La Palma y Prendimiento se quedan en Catedral, El Amor completa su recorrido y Vera-Cruz regresa por un camino recortado

El Lunes Santo que quedará grabado en el tiempo por ser el del estreno de un nuevo palio, el de la Esperanza del Amor, fue ayer también el tiempo del Lunes. El tiempo de arriba, el de los cielos, el de la meteorología que sigue reclamando su cuota de protagonismo en la Semana Santa; y el tiempo físico, el de los relojes. El tiempo de las fiscalías jugando a encajar sus cofradías dentro de los tiempos marcados por los meteorólogos en un Lunes que amenaza con aguar la mañana (cosa que no ocurrió) y que amenazaba también el final de la jornada. En algunos casos a partir de las ocho de la tarde, en otros casos a eso de las once. Cuestión de tiempos.
Con este escenario, las cofradías optaron este Lunes Santo por la valentía dentro de una cierta prudencia. Y cada una jugó la mejor jugada posible con las cartas que tenían en la mano. Volvieron las reuniones de las hermandades a primera hora de la tarde (la una); en este caso en la sacristía de la iglesia del Carmen. De entrada, la decisión generalizada fue salir a la calle en el caso de las tres primeras hermandades del día, que se ponían en la calle con apenas dos horas y media de diferencia; Vera-Cruz, por su parte, optaba por esperar ya que tenía bastante margen.
El temor estuvo siempre en la parte final de la tarde y en la noche. Y efectivamente, conforme la tarde avanzaba los cielos empezaban a cambiar, las nubes empezaban a cubrir el cielo, al mismo tiempo que el viento se hacía más fuerte y que las temperaturas bajaban.
Desde el inicio de su salida, se presumía que la hermandad del Amor iba agilizando su caminar por la ciudad para ganarle minutos al tiempo que inicialmente había establecido para su procesión. Así, al inicio de la carrera oficial ya había recortado un cuarto de hora y que al final de su itinerario había sido de hora y media, ya que el palio entraba a las diez y cuarto de la noche cuando lo tenía previsto hacer a las doce menos cuarto.
Las dos siguientes hermandades en la jornada, Palma y Prendimiento, optaban por la misma jugada. Llegados a Catedral (casi cinco horas después en el caso de la primera y tres horas y media después la segunda) sus juntas de gobierno decidían reunirse y volver a consultar el escenario y las previsiones, conscientes de que en esta primavera los pronósticos cambian casi cada hora. Y la información que llegaba de los contactos meteorológicos no garantizaba la llegada de los cortejos, y de los pasos, a la Viña y el Mentidero, respectivamente. Sabedoras del riesgo que suponía volver a echarse a la calle y conocedoras también de lo que supone asumir un chaparrón en plena procesión, las juntas optaban por la prudencia y decidían suspender una detrás de otra la estación penitencial.
Así lo anunciaba La Palma poco antes de las ocho de la tarde, y así lo anunciaba también el Prendimiento una hora después. Atrás quedaban los itinerarios de estas dos cofradías, cruzando La Palma la calle Ancha de día en busca de Columela; y sobre todo presumiendo el Prendimiento de entorno por la Alameda, Argüelles, Plaza de España y Canalejas hasta llegar, a través de Cristóbal Colón, a la carrera oficial. Un recorrido que, además, estuvo muy arropado por el público.
Con este escenario de las tres primeras del día, las que confirmaron en la reunión de la una de la tarde que iban a hacer su salida, quedaba por conocer la jugada que plantearía la cuarta hermandad del día, esa que iniciaba su recorrido San Francisco abajo coincidiendo en el tiempo con el anuncio de La Palma de la suspensión de su salida. Vera-Cruz decidía regresar a San Francisco, seguir su camino, y tras hacer la estación se ponía de nuevo en marcha para completar el recorrido, sufriendo -eso sí- la presencia de la lluvia en varios tramos de ese recorrido de vuelta en el que igual que había hecho el Amor desde su salida quiso ganarle tiempo al reloj para vencer así, o al menos sufrir lo menos posible, al tiempo.
Cuatro jugadas distintas, pues, en un auténtico póker de fiscalías que vivió el Lunes Santo para conseguir salvar la jornada cofradiera al mismo tiempo que el patrimonio procesional. El Amor optó por acelerar todo lo posible y adelantarse a los malos pronósticos; Palma y Prendimiento optaron por la prudencia, quedando sus pasos dispuestos en la girola a la espera de los traslados de estos próximos días; y Vera-Cruz optó por desafiar al mal tiempo y al reloj de los pronósticos. El tiempo del Lunes quedó dictado alrededor de las once y media de la noche, cuando Soledad hacía su entrada en una plaza de San Francisco completamente a oscuras, todo lo contrario al sol que brillaba sobre el palio de la Esperanza en un bautizo soñado para los hermanos del Nazareno del Amor en un Lunes Santo que, a buen seguro, quedará marcado en el tiempo.
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