Crónica del Sábado de Pasión: Cádiz abraza la Cruz

La Merced da un giro a la representación de su titular en la tercera salida procesional en plenas vísperas de la Semana Santa

Imágenes de la salida del Nazareno de la Obediencia en la Semana Santa de Cádiz 2025
Imágenes de la salida del Nazareno de la Obediencia en la Semana Santa de Cádiz 2025 / Lourdes de Vicente

El Nazareno de la Obediencia ya no carga con la Cruz, la abraza. Hay un matiz en la representación que puede parecer pequeño en lo estético, insignificante incluso para muchos de los que ya vieron la procesión el pasado año y han repetido este sábado, pero que tiene un gran fondo. La cofradía de la Merced busca con la cruz, uno de los estrenos de su Sábado de Pasión, cargar de simbolismo el paso procesional para reflejar “el sacrificio y la entrega total de Cristo”.

El Nazareno de la Obediencia ya no carga con la Cruz, la abraza; el paso que ha recorrido las calles este 2025 ya no es un momento puntual de su Pasión, sino que trasciende este hecho histórico para convertir la representación en un importante catequesis. Porque el Señor de la Obediencia transmite con su nueva disposición no el peso de la Cruz, no el camino al Calvario, sino el sacrificio, su entrega total por la humanidad. Una simbología que no hace sino otorgar aún más sentido a su advocación, ya que como explica la propia hermandad “el abrazo a la cruz se convierte en un gesto de obediencia absoluta”.

Y con este Nazareno en la calle, toda la ciudad abraza ya la Semana Santa, la que realmente comienza el Domingo de Ramos, pero que ya ha podido el público saborear (como los pirulíes que vuelven a colgar de los carros que preceden a los cortejos) tanto Viernes, con Dolores, como Sábado, con esta Pasión reinterpretada o llevada a más por los cofrades de la Merced.

El estado de los cielos ha vuelto a ser relativamente magnánimo con estas vísperas de la Semana Santa, y ha permitido -sin grandes dificultades- que la cofradía del Sábado de Pasión pudiera ponerse en la calle a la hora prevista (las cinco y media de la tarde), iniciando un caminar que, al menos en sus compases iniciales, pecó de una lentitud considerable, empleando la primera hora del itinerario la Cruz de Guía solo en llegar de la Merced a la puerta del Ayuntamiento.

El azul, por momentos grisáceos, del cielo combinaba con el blanco y morado que caracterizaba a la procesión de la Merced. Blanco roto de los hábitos procesionales, que rondaban el centenar precediendo al Señor de la Obediencia, a los que se sumaban los de Sentencia o Siete Palabras que acompañaban a la hermandad vecina; y morado predonimante en el paso, tanto en la túnica del Señor, uno de los estrenos de la jornada junto al cuello (de encaje de bolillos) o los gemelos, como en el exorno floral en el que iba enterrado el Nazareno.

Estrenaba también la cofradía acompañamiento musical, a cargo en esta ocasión de otra agrupación gaditana, Ecce Mater, que sustituía a la de Polillas. Con la marcha la Saeta hacía su entrada en la plaza de San Juan de Dios, donde se cruza esa frontera entre el barrio de Santa María que lo vio bajar por la Merced y las Canastas, y la ciudad en sí, que lo esperaba demostrando que en Cádiz hay ganas de cofradías (por encima incluso del fútbol).

Con esta tercera salida a las calles de la ciudad, sigue la Merced caminando en este nuevo horizonte que se marcaron los hermanos como cofradía también penitencial. Queda para años venideros el interrogante de si la hermandad se seguirá viendo cómoda en el Sábado de Pasión, si le permitirán seguir ahí; o si por el contrario termina ingresando en la nómina semanasantera como tal, esa que realmente empieza el Domingo de Ramos.

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