El duro decreto del Obispado contra la música en el traslado de la Virgen del Caído
La delegación diocesana impidió que Desamparados fuera acompañada de un quinteto de metales el pasado domingo
Amenazó a la hermandad con prohibir el culto externo, salvo la salida del Martes Santo, "durante un plazo mínimo de cinco años"
¿Qué es la música al culto, sino un elemento para engrandecerlo, para solemnizarlo; un doble rezo, que dijera San Agustín? Esta máxima, que está fuera de toda duda, sigue sin caber por las puertas de Hospital de Mujeres, que ha vuelto a mostrar su contrariedad a que la música suene alrededor de una imagen titular de cofradía, en esa extraña persecución que suele tener el Obispado por la música cofrade. La víctima, en este caso, ha sido la cofradía del Caído, que en el traslado de la Virgen de los Desamparados el pasado domingo a la residencia Fragela fue obligada a transitar por las calles en silencio.
Tenía la hermandad prevista la contratación del quinteto de metales Mirabrass (de la banda de música Julián Cerdán, que marchara el pasado Miércoles Santo tras el paso de Angustias del Caminito). Pero esta intención se topó de frente con el portazo a la música que decretó la Delegación Diocesana de Hermandades, que fue especialmente explícita respecto al acompañamiento musical de ese traslado, hasta el punto de amenazar a la hermandad con la suspensión de todo culto externo, salvo la salida del Martes Santo, durante los próximos cinco años.
En el decreto que autoriza el traslado de la Dolorosa a Fragela, establece la Delegación Diocesana que deberá hacerse “en parihuela, con el mayor fervor, devoción y recogimiento, sin acompañamiento musical”. Y detalla esta última condición de la música, que no puede aparecer “ni a la ida ni a la vuelta” de la residencia de mayores de la Plaza del Falla “pues lo contrario sería una salida extraordinaria cuya normativa solo la permite cada veinticinco años desde la fundación”, según se lee en el decreto al que ha tenido acceso este medio.
No obstante, la Delegación sí autoriza la posibilidad de que dicho traslado tenga acompañamiento “de un grupo coral exclusivamente de voces”, por lo que debe entenderse que la persecución musical del Obispado se centra en los instrumentos, ya sean de cuerda o de viento, con o sin percusión.
Por si estas apreciaciones fueran poco, el decreto emitido para el traslado de la Virgen de los Desamparados incorpora una seria advertencia (o algo más) al contemplar “la necesidad de indicarle que en caso de incumplir lo anterior no se permitirá ningún culto externo o traslados de las imágenes titulares de la hermandad durante un plazo mínimo de cinco años, excepción hecha de la estación de penitencia en Semana Santa”.
Esta negativa de la Delegación Diocesana -dirigida por un equipo de cofrades, sin ningún sacerdote, tras la reforma aprobada recientemente por el obispo- choca con la pretensión del director espiritual del Caído, el sacerdote marianista Rafael Iglesias, que dejaba constancia en redes sociales de su malestar con respecto a estas imposiciones. “Nos arrebataron la música con potestad pero sin la autoridad que nace del conocimiento, del amor y del servicio a las hermandades que pese a todo siguen alentando la religiosidad popular y el anuncio del Evangelio”. “En el corazón, sones y deseos de libertad, la que trajo el Señor”, añade este sacerdote gaditano visiblemente contrariado con el contundente decreto que impidió que el pasado domingo la Virgen de los Desamparados fuera acompañada por las calles del casco histórico por algo más que el silencio.
El Consejo, también contra la música
El decreto emitido por la Delegación Diocesana recuerda a la regulación que el Consejo de Hermandades mantiene en vigor respecto a la Semana Santa, a raíz de lo ocurrido en el año 2016, cuando se impidió a las cofradías refugiadas por lluvia en la Catedral (Ecce-Homo y Columna) volver a sus templos en la mañana del Sábado Santo con el acompañamiento de sus bandas.
Desde entonces, el Consejo tiene regulado que cuando una cofradía se refugia en la Catedral o en otro templo durante su salida a causa de la lluvia y decide regresa otro día debe hacerlo “por el camino más corto, sin música y en el menor tiempo posible”; cuestión en la que insiste en el caso concreto de la Catedral, donde insiste en que el traslado de la hermandad en día distinto “se realizará siempre sin música”, como de hecho se ha venido obligando desde entonces a las cofradías que han buscado refugio en la Catedral.
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