“Llevar el apellido Pájaro te da una gran responsabilidad en la Semana Santa de Cádiz”

Entrevista a José Luis Pájaro Llamas | Capataz

Un hombre sencillo a la hora de entender la carga, cercano en el trato con la cuadrilla y heredero de un capataz mítico, ha sido reconocido por sus casi 50 años con el martillo

José Luis Pájaro posa en la sede de su asociación en la calle Robles.
José Luis Pájaro posa en la sede de su asociación en la calle Robles. / Lourdes De Vicente
Melchor Mateo

31 de marzo 2021 - 07:00

José Luis Pájaro Llamas debería estar hoy al frente de la Virgen de las Angustias del Caminito. Tan sólo le queda un año para cumplir los 50 con un martillo, hecho por el que ha sido reconocido públicamente. Un día antes de recibirlo tiene este diálogo con Diario de Cádiz.

–Usted ha recibido el reconocimiento Gota a Gota. ¿Qué supone esto para alguien que se ha caracterizado por la discreción y por no hacer mucho ruido?

–A mí me enorgullece totalmente que una fundación como Cajasol, con el nivel que tiene, me haga este reconocimiento. Pero quiero dejar una cosa muy clara: si yo no tuviera una cuadrilla de cargadores, no me iban a reconocer absolutamente nada. Se lo debo a mi cuadrilla y algo más, a la totalidad de cargadores de Cádiz. ¿Por qué? El año que vine si Dios quiere y pasa esto de la pandemia y nos da salud, yo voy a cumplir 50 años como capataz. Imagínese la cantidad de personas que ha pasado por mi cuadrilla. Comparto totalmente y los hago partícipes de cualquier galardón que me entreguen. En este caso es de Cajasol, pero me impusieron la medalla de oro de Angustias por los 20 años, la de plata de los 25 años de Medinaceli y siempre lo diré, que de la medalla que me pusieron a mí, un trocito es de ellos porque yo sin ellos, y no solo yo, sino todos los capataces, no seríamos nada.

–¿Cómo ha vivido esta Cuaresma de la pandemia?

–Lo he vivido con mucho dolor. Este año estamos un poco mas acostumbrados porque ya nos lo esperábamos. El año pasado nos encontramos que ya teníamos el trabajo hecho, la cuadrilla formada, el tallamiento, al igual que todas las cuadrillas y que en tres, cuatro o cinco días te digan que no puedes salir por esta situación, te llega hasta la médula.

–¿Cómo ha suplido ese vacío?

–El vacío lo tengo lleno. Yo no tengo vacío. Aquí en la asociación tengo muchos archivos pero en mi casa todavía más. Normalmente estoy con libros de Semana Santa de Cádiz, de Sevilla, de San Fernando. Hace unos días mi hijo me ha comprado dos libros de San Fernando y ya me los he leído y me voy enterando de todo. Estoy los 365 días del año relacionado con la Semana Santa de una manera o de otra.

–¿Cómo se ha ido relacionando con la cuadrilla durante este parón?

–Tenemos un chat y nos vamos preguntando cómo está la familia y demás y mantenemos una cierta relación. Casi todas las cuadrillas se dice que es una familia pero esta sí que tengo que decir que es una familia de verdad porque conmigo están saliendo los nietos de los que salían con mi padre. Me parece fundamental la vinculación que tenemos nosotros familiarmente.

–Es casi imposible encontrar a alguien que hable mal de usted. Eso dice mucho de su persona.

–En ese aspecto, no sé como decirlo, pero yo no critico a nadie. Yo veo cosas que no me gustan, que no comparto, aunque las respeto, pero no te lo voy a decir. El respeto debe ser mutuo. El que no me guste a mí lo mismo que nuestra forma habrá a quien no le guste. Lo que sí le puedo decir es que la forma que llevamos nosotros es la tradicional de Cádiz.

–¿Cuál es el secreto para estar al frente de unas cuadrillas casi 50 años en una labor que causa mucho desgaste?

–El cariño que nos tenemos mutuamente entre la cuadrilla y yo. En Semana Santa cambio de carácter totalmente. Cualquier compañero y amigo de la cuadrilla lo es todo el año pero en Semana Santa él va dentro y yo soy responsable de esto y si tú no vas como yo quiero que vaya, vamos a seguir siendo amigos pero tú no vas a salir aquí más. Eso sí me ha pasado a mí, muy pocas veces pero alguna que otra. El secreto es el respeto de ellos hacia mí y al contrario.

–¿Cómo se definiría como capataz desde el punto de vista del trato, autoritario, cercano, una mezcla de las dos cosas?

–Cercano totalmente. Yo no permito que nadie hable mal de un cargador mío. Autoritario cuando es necesario. Yo cojo un martillo y no conozco a nadie. Cuando voy por la calle me ha pasado que voy tan concentrado que he pasado al lado de mis hijos y no me he dado cuenta. Incluso, con mi hijo en Medinaceli no tuve trato de favor y tardó cinco años en salir porque había otros por delante de él para llevarlo.

"Yo paso de los estilos y voy a lo mío. Respeto a todo el mundo aunque haya cosas que no comparto”

–Hace unos años este periódico le hizo una entrevista y llamaba la atención la sencillez para explicar las cosas. Cuando uno está con usted da la sensación de que en el mundo de la carga y de los capataces se complica todo.

–Es que todo es muy sencillo. Mi filosofía es la de estar muy pegado a la cuadrilla y si ocurre eso, todo el mundo te va a responder. Si las cosas vienen mal y se pone dura, la gente tiene muy claro que se van a repartir el peso entre todos. Aquí estamos todos de más, los protagonistas son los que están arriba y punto. Aquí tanto rollo para arriba y para abajo. Nosotros estamos de paso.

–Siempre ha pasado del tema de los estilos.

–Sí, sí. Yo paso de todo eso. Yo voy a lo mío, respeto a todo el mundo aunque haya cosas que no comparto.

¿Qué paso le hubiera gustado sacar y que no haya podido hacerlo en estos casi 50 años?

–Yo me quedé en puertas en el año 1979 con la cofradía de Humildad y Paciencia. Llovió el domingo y no salió y la pasaron al jueves. Yo ese día no podía sacarla porque tenía Sanidad. La cuadrilla de Vera Cruz fue el que sacó la Virgen de la Amargura. Ese paso me encanta y hay otro que considero que es un escándalo que es el de Dolores de Servitas. Es una joya.

–¿Teme que este parón pueda afectar a las cuadrillas cuando haya que volver a arrancar el motor y pueda haber muchas bajas?

–Yo creo que tendremos que trabajar mucho porque los ánimos se enfrían de principio, aunque después entra el gusanillo, pero va a haber que trabajar mucho.

–¿Cree que hay crisis de cargadores en Cádiz?

–Quizás la cosa ahora esté más flojita pero cuando ya se vaya aproximando la fecha, nos iremos calentando entre todos. Tengo muy claro que esto lo vamos a superar.

–¿Hasta cuando tiene cuerda José Luis Pájaro?

–Hasta que Dios quiera y me ayude. Bueno hasta que Dios quiera y quiera la cuadrilla (se ríe).

–¿Ha salido de penitente alguna vez?

–Le voy a contar una anécdota. De muy pequeño salí con San Juan. Ya un poco mas mayor con 11 o 12 años salí en la Virgen de Amarguras de penitente pero no lo pasé peor en los días de mi vida porque me dieron un chicle y parecía que tenía veneno. Llegué con un dolor de cabeza enorme y dije que no me volvía a vestir de penitente y así ha sido.

–¿Qué recuerda de su padre como capataz?

–Esta pregunta sería para Cádiz. Qué es lo que sentía cuando Manolo Pájaro llevaba un paso a la calle. Infundía un respeto enorme a la cuadrilla pero también a la gente de la calle. Estaban hablando y cuando venía la cofradía que llevaba Manolo Pájaro, la gente se callaba.

–¿Cuál fue el mejor consejo que le dio cuando usted empezó a volar solo?

–En el año 77 sacando Santa Cena cogía por José del Toro hacia Cardenal Zapata y estaba allí Radio Cádiz. Se pasaba por allí porque Radio Cádiz tenía mucha vinculación con la Cena. Él iba en el Cristo y yo en la Virgen y cuando paso, se quedó esperando y cuando me tocaba a mí me dijo que si era capaz de pasar el paso por allí sin darle ningún golpecito ni roce, que siguiera para adelante, pero que si le daba, me quitaba allí mismo el martillo. Una presión enorme.

–La de los Pájaro es una saga de capataces, que es algo inhabitual en Cádiz, al contrario de lo que ocurre en Sevilla.

–Es la única saga en Cádiz. Ha habido cuadrillas que el padre era capataz, le ha intentado meter al hijo y ha salido un año y después se ha disuelto. A mi hijo se lo he ido metiendo igual que a mí. Si él no se da a respetar, ya está de más. Nosotros hemos estado criado entre cargadores desde que eres un niño. Dices Pájaro en Cádiz y automáticamente lo relacionas con la Semana Santa.

"Si se pudiera votar, lo haría por regresar a Ancha. ¿Se imaginan que en Málaga quitaran la calle Larios?”

–¿Y fue una carga pesada llevar ese apellido con esa autoridad que infundía su padre? ¿Fue complicado ser el hijo de?

–Sí y todavía ocurre hoy. Llevar el apellido Pájaro en la Semana Santa te infunde una responsabilidad enorme. Mi padre hace ahora 25 años que falleció pero todavía después de este tiempo, la cuadrilla del Pájaro es mi padre.

–Todas estas polémicas de sevillitas, gaditas y demás a usted se las trae al pairo.

–Yo paso absolutamente del tema. Respeto a todo el mundo pero no comparto muchas cosas. Los costaleros me parecen muy bien pero en Sevilla, los portadores de trono en Málaga, cada uno tenemos que mirar por nuestra cultura y los cargadores forman parte de la cultura del pueblo de Cádiz. Eso a lo mejor mucha gente no lo piensa de una manera tan clara como lo pienso yo.

–Una persona que ha visto toda su vida la Semana Santa de Cádiz en la calle Ancha, ¿qué opina de que se haya perdido esta calle?

–Yo soy muy claro con eso. Verán el itinerario oficial ahora muy bonito, pero como la calle Ancha ni hablar. Es una calle señera de cofradías. Si hubiera que votar, sería cambiar el recorrido y coger por Ancha, así de claro. ¿Se imaginan que en Málaga quitaran los pasos de la calle Larios?

–Me parece muy curioso cómo manda usted el paso agarrado a las dos maniguetas.

–Le explico por qué. Primero a mí me gusta estar en contacto toda la noche con la cuadrilla. Segundo es que a mí jamás se me ha escuchado dar un grito en la calle. Yo después me agarro a la manigueta y es que cuando el paso está arriba, en vez de decir a la derecha, al estar agarrado yo mismo me lo llevo y lo muevo. Te lo llevas donde quieres y lo dejas clavado e incluso a la hora de dar fondo se queda perfectamente puesto. Eso sí, acabas por la noche peor que si hubieras cargado.

–¿El buen capataz es el que da pocas órdenes?

–Es importante llevar buenos maniguetas y que sean personas de confianza tuyos y que vayan cargando, que lleven el palo al hombro y no en la oreja. Si lo llevan asentadito y señalándole sólo con el dedo se llevan el paso al sitio que quieres. Yo quizás soy muy particular y muy raro pero procuro mandar lo mínimo en la calle.

–¿Usted es muy torero y de liturgias el día que tiene que ejercer de capataz?

–No mucho pero le voy a contar mi secreto. Cuando empezamos en el año 78 en la calle Cruz y entonces era peña y ya hoy asociación, esto fue a bendecirlo el padre Rafael Pozanco, que era dominico. Pusimos una cortinilla para inaugurarlo. De aquella cortinilla yo corté la mitad y desde entonces la llevo en el bolsillo. A veces me ha ocurrido que en el camino me he dado cuenta de que no lo llevaba y me he dado la vuelta.

También el martillo. El de mi padre lo he llevado muchos años pero hace dos o tres años se partió y ya no tiene arreglo. Yo tengo uno exactamente igual que es el que utilizo pero llevo también el que está roto de mi padre.

–¿Qué va a hacer esta Semana Santa?

–Iré a visitar iglesias con la familia pero por mi casi no saldría de casa porque quiera o no te llevas un disgusto. Hay quien lo exterioriza y quien hasta echa lágrimas pero yo no lo y a veces puede ser peor.

–¿Y quiere dar un mensaje de esperanza?

–La esperanza mía y si le preguntamos a todos los cofrades es que para el año que viene vamos a estar todos en la calle.

Un hombre sencillo que es muy respetado en el mundo cofrade de Cádiz

José Luis Pájaro Llamas heredó un apellido que está vinculado de manera inevitable a los martillos de capataz. El forma parte de la cuarta generación en una saga que es inédita en el mundo de la carga en Cádiz pero, quizás, su padre ha sido el que ha marcado el apellido. Hoy a punto de llegar a los 50 años al frente de pasos en Cádiz, ha dado lustre al apellido y su hijo, también José Luis, ya se encuentra en la línea de salida para recoger el testigo. Hombre muy sencillo, de los que no le gusta hacer ruido y que no suelta una palabra más alta que otra, siempre ha huido de todas las polémicas que persiguen al mundo de la carga aunque eso no quiere decir que no sea firme en sus convicciones, sino más bien todo lo contrario. Actualmente es el capataz de la Virgen de las Angustias del Caminito y también del Medinaceli, pero a lo largo de su trayectoria ha comandado innumerables pasos. Habla de su cuadrilla con un sentido paternalista increíble que denota la familia que asegura que son. José Luis Pájaro es un referente y una de las personas más respetadas por todos los capataces gaditanos.

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