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La fauna capillita

Leones, corderos, serpientes, águilas, perros... la Semana Santa esconde todo un mundo animal bordado en túnicas y mantos, labrado en orfebrería o tallado en la madera

El postaestandarte que estrena este año Ecce-Homo con la piel de lobo sobre el casco y la loba capitalina amamantando a Rómulo y Remo.
Pablo-Manuel Durio

22 de marzo 2016 - 01:00

NO son para nada protagonistas de la Semana Santa. Son elementos simbólicos, simples detalles decorativos en ocasiones, que redondean los cortejos procesionales. Siempre en un segundo plano, o en un discretísimo lugar entre la Cruz de Guía y el manto de la Virgen; escondidos, camuflados. Pero presentes, jugando además en muchas ocasiones un interesante papel en esta catequesis plástica que recorre estos días las calles de la ciudad.

Los animales están muy presentes en la Biblia, en ocasiones aparecen en los Evangelios, y claramente han jugado un papel fundamental en la Historia de la Iglesia. Por eso, en la Semana Santa no iba a ser menos, y desde el Domingo de Ramos al de Resurrección recorre la ciudad un buen número de animales que incluso procesionan sobre los pasos o que se esconden entre los bordados de una túnica, en el labrado de una peana de orfebrería o en un rincón de una talla. Es lo que podríamos denominar la fauna capillita.

El último y más claro ejemplo de estas representanciones animales lo puso la cofradía de Ecce-Homo la pasada semana con la presentación de la indumentaria del nuevo soldado romano portaestandarte que se suma a la escuadra que escolta el paso de misterio. En una cuidada y acertada recreación histórica, el romano se presenta cubierto por la piel y la cabeza de un lobo, en una espectacular estampa que hoy (si el tiempo no lo impide) se verá bajar por Santa María camino de Catedral. Además, el estandarte que porta este soldado lo preside la loba capitalina que aparece amamantando a Rómulo y Remo, fundadores de Roma.

Los animales más conocidos de la Semana Santa gaditana son el burro sobre el que va subido Jesús de la Paz, así como el pollino que lo acompaña; y el caballo del paso de misterio de Las Aguas. Son, con diferencia, los más notorios, ayudando a dar mayor realismo a esos dos pasajes de la Pasión.

Un animal más que repetido también es el águila que representa el imperio de Roma y que aparece en muchos Senatus (la segunda insignia de un cortejo, que se sitúa detrás de la Cruz de guía) o, por ejemplo, coronando el trono de Pilato en el paso de la Sentencia.

Muy recurridas son las referencias simbólicas que el Cristianismo ha utilizado siempre aprovechando los animales. Así, en repetidas ocasiones en los cortejos (en cartelas de pasos, como remate de insignias o bordado en esas propias insignias y otros ropajes) aparece el cordero, que simboliza al propio Cristo -"Jesús aceptó la muerte en la Cruz como cordero que es llevado al matadero", dice el profeta Isaías en el Antiguo Testamento-. En este bloque también se puede mencionar la serpiente que suele aparecer junto a la Virgen (por ejemplo, en la media luna de las peanas de Soledad de Vera-Cruz o de Desamparados del Caído) y que simboliza la ausencia de pecado en María. Así como los animales con los que habitualmente se representan a los evangelistas (el león de Marcos, el buey de Lucas y el águila de Juan), muy presentes en imaginería menor y cartelas en los pasos de la ciudad. O el gallo que por ejemplo corona una de las varas pasionistas del cortejo del Caminito (símbolo de la negación de San Pedro).

Entre las representaciones con una profunda carga simbólica pero menos presentes en los cortejos se puede mencionar el pelícano que aparece desde hace unos años en la trasera del paso de misterio de Piedad, simbolizando la entrega de Jesús (al aparecer este animal alimentaba sus crías con su propia sangre, que extraía de su pecho con el pico).

Muy curiosa es la aparición de dos perros en la saya bordada con la que sale a la calle el Domingo de Ramos el Señor de La Cena. Esto responde a la leyenda sobre el sueño de la madre de Santo Domingo y la creencia que el término dominico pudiera derivar del compuesto Dominus (Señor) y Canis (perro): Dominicanis (El perro del Señor, o dicho de otro modo, el vigilante del pueblo de Dios).

Animales bordados también aparecen por ejemplo en la saya del Señor de la Salud de Cigarreras (unos pájaros) y en una de las sayas de la Virgen del Mayor Dolor de Buena Muerte, de color granate, que incluso en la cofradía es conocida como "la saya de los patos" por las aves que dibuja el bordado.

Junto a todo esto, hay otras presencias animales que entrarían en el apartado de simples curiosidades, detalles que los artistas que trabajan para el mundo de las hermandades han ido dejando a lo largo del tiempo.

Muy sonado fue el detalle con el que Francisco Romero Zafra remató la talla del Despojado: un caracol que aparece en la corona de espinas, en el lado izquierdo de la cabeza del Cristo del Amor; un recurso que posiblemente otorgue mayor realismo a la obra, remarcando que la naturaleza del espino que se utilizó para fabricar esa corona.

En el palio de Soledad de Vera-Cruz, curiosamente, aparecen dos animales: el primero es un detalle bastante minúsculo que se localiza en una cartela del lateral de la peana de la Virgen, donde un gato asoma bajo la cama de la escena que se representa; y el segundo, más visible, es un cangrejo labrado por los hermanos Ramos Espinosa en uno de los candelabros de cola que se estrenaron en 2014.

En el paso de Sentencia pueden distinguirse hasta cuatro leones: dos en el trono de Pilato, en los reposabrazos del sillón; y los otros dos rematando las maniguetas delanteras del paso.

Las maniguetas de Piedad van un poco más allá, y representan unos dragones (dentro de la rica simbología de la que presume este túmulo funerario sobre el que procesiona el magnífico Crucificado de Santiago). Pero en el frontal del paso sí luce, bien, visible, un animal: el caballo sobre el que se sienta Santiago en la escena que recoge el golpeador que toca Manuel Ruiz Gené con su martillo.

Entre la fauna capillita también se puede mencionar las libélulas de cera que hace unos años llevó la Virgen de las Penas en la candelería de su palio; o los leones que aparecen junto a Hércules en los escudos de la ciudad que hay repartidos en las cartelas de varios pasos procesionales (como Humildad o Nazareno).

Son, en definitiva, ejemplos de un largo listado de animales que aunque no son protagonistas, ni mucho menos, de la Pasión de Cristo sí recorren estos días de Semana Santa la ciudad formando parte de muy diversas formas de los cortejos procesionales.

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