Unos gemelos cargados de emoción

La intrahistoria de la Semana Santa está cargada de detalles, recuerdos y honores que pocas veces salen a la luz pero que hacen más grande a las cofradías y que acrecientan la devoción de las imágenes y el vínculo de la ciudad con ellas. Una prenda de una imagen, una joya que luzca, un cirio de la candelería o una flor enganchada a la petición o al recuerdo de un apellido guardan cantidad de emociones y vínculos, como la caja que se entierra bajo la primera piedra de un nuevo edificio.

En este Jueves Santo volverá a procesionar el Nazareno por las calles de la ciudad de la que es Regidor Perpetuo. Y entre su atavío, lucirá un elemento que no está puesto por casualidad y que encierra mucho más que una simple donación o recuerdo. El Señor de Santa María lucirá hoy bajo la túnica los gemelos que hace veinte años le donara el recordado -a diario- periodista Emilio López Mompell, que tras recibir ese regalo del Consejo con motivo de su pregón de la Semana Santa decidió entregárselos al Nazareno en lugar de conservarlos personalmente.

No es la primera vez, ni será la última, que el Regidor luzca estos pasadores de oro. Pero esta ocasión será muy especial, ya que precisamente hoy, Jueves Santo 6 de abril, se cumplen exactamente veinte años del pregón de Emilio López a la Semana Santa de Cádiz. Un canto a la ciudad, a las cofradías, y a su Nazareno, ese que tal y como contó en su intervención en el Gran Teatro Falla acompañó durante años junto a la familia Cabrera fruto de una devoción inculcada en la Salle Mirandilla.

Siempre en el recuerdo de muchos gaditanos, y particularmente en la redacción de Diario de Cádiz, Emilio López estará más presente que nunca este Jueves Santo junto a su Nazareno. Los gemelos que anudaron las mangas de su camisa hace hoy veinte años servirán para vestir al Señor de Cádiz; y la sangre de su sangre caminará bajo el paso en busca del Patrón más bueno rumbo al Cádiz de los cielos, tal y como cantaba el periodista hace exactamente 20 años:

Sube por Jabonería

al barco del Nazareno

la ansiosa marinería

buscando al Patrón más bueno

Le espera en Santa María

en la escala del velero

María de los Dolores

y entra el último el primero

a bordo de su goleta

aferrados al madero

los gaditanos amantes

rumbo al Cádiz de los cielos.