La hemeroteca del Viernes Santo en Cádiz
Semana Santa de Cádiz 2020
En 1995 procesionaban este día media docena de hermandades
En 1970 volvía a salir Expiración
En 1945 se celebró una procesión magna
En 1920 Santo Entierro, única del día, cerraba los desfiles procesionales
Anécdotas, estrenos, curiosidades, incidentes... En esta Semana Santa del coronavirus marcada por la no salida de las procesiones a la calle, repasamos lo más destacado que dejó el Viernes Santo de hace 25, 50, 75 y 100 años.
Hace 25 años. Siete Palabras procesiona desde la iglesia de San Juan de Dios
Poco se parece el Viernes Santo de hace un cuarto de siglo al de la actualidad. En aquel entonces no había en la ciudad Sábado Santo, o se había perdido ya, y tampoco había –se había perdido hacía más de un siglo– Viernes de Dolores. Por tanto, había hasta media docena de hermandades realizando sus salidas procesionales en esa tarde y, sobre todo, noche.
Ese Viernes Santo lo abrió la cofradía de Siete Palabras, que entonces salía desde la iglesia de San Juan de Dios en ese peregrinar que tuvo la hermandad durante varias décadas hasta que recalar hace unos años en la parroquia de la Merced, donde parece haberse asentado.
Esta salida responde a un misterio y un paso que casi no guardan relación con el actual. Salvo las imágenes de San Juan Evangelista y del sayón, que precisamente se estrenaban ese año 1995 y que realizara, al igual que el resto del misterio con las imágenes titulares incluidas, el gaditano Luis González Rey, que remató su actuación en 2007 con el actual Crucificado.
De la parroquia de San Lorenzo procesionaba la Virgen de los Dolores de la orden de Servitas, que procesionaba todavía sin acompañamiento musical y cuyo paso dirigía el actual hermano mayor de Afligidos, Ramón Velázquez. Este capataz lo había sido años antes de Victoria de Expiración, que ese año iría a las órdenes de Paco Coto, siendo Antonio Prius el capataz del Cristo. Y en este mundo del martillo también es reseñable la presencia en Buena Muerte de la dupla que formaban Miguel Ángel Maján y Salvador Ramallo al frente de los pasos.
Buena Muerte realizaba su estación a las once de la noche, un horario bastante más tardío que el de la actualidad. Y al filo de la medianoche iniciaba su salida procesional la hermandad del Santo Entierro, cuya urna entonces seguía siendo portada a hombros (por una cuadrilla formada por José González Porcell).
Justo detrás del Santo Entierro, a su paso por Santiago, se situaba Ecce Mater Tua, que ese año estrenaría los respiraderos de su paso.
Hace 50 años. El mal tiempo deja en casa al Santo Entierro
Cinco hermandades debían haber realizado su salida procesional el Viernes Santo de hace medio siglo. Pero los “chubascos y claros” que el Diario cuenta que hacía ese día dejaron finalmente en casa a la hermandad del Santo Entierro, que no cerraría este Viernes. Un mal tiempo que ya se arrastraba desde la jornada anterior.
En el lado contrario, sí volvía a las calles de la ciudad la hermandad de Expiración, que no había procesionado el año anterior y que realizaba su salida desde la parroquia de San Lorenzo, en la calle Sagasta. Esta procesión la presidía el director general de la Guardia Civil, Luis Díez–Alegría.
Desde el templo de la calle Sagasta procesionaba ese mismo día la orden de Servitas, cuya titular ya iba en el palio de Elena Caro aunque no con la orfebrería actual, como se aprecia en la fotografía adjunta.
A última hora de la noche salía desde San Agustín la hermandad de Buena Muerte. El paso de Cristo aún no era el actual, aunque también era de madera oscura y se iluminaba por cuatro hachones en las esquinas. Y según la información de Diario de Cádiz, la Virgen del Mayor Dolor lucía un manto “bordado en oro” y no el actual realizado en hilos de plata.
Desde la iglesia de Santiago, ya en la madrugada del Sábado Santo, seguía cumpliendo años una joven por entonces sección penitencial de las congregaciones marianas Ecce Mater Tua. Quince salidas procesionales hacía ese año la sobria Dolorosa que cierra los desfiles procesionales de la Semana Santa.
Hace 75 años. La procesión magna del Santo Entierro
En 1945 no había ninguna celebración especial. No tenía la diócesis ni la ciudad ninguna fecha reseñada que justificara una procesión magna, en estos tiempos en los que parece que hay que andar buscando justificaciones y que las procesiones sólo pueden celebrarse cuando se cumplen aniversarios de algo. En 1945 la Semana Santa se cerró, entonces en Viernes Santo, con un Santo Entierro Magno.
Media docena de pasos procesionales acompañaron a los del Santo Entierro en aquel cortejo que recorrió desde el Ayuntamiento hasta la plaza de San Antonio. Borriquita, que había salido por primera vez a la calle ese año y que el Domingo de Ramos se recogió en San Lorenzo; Nazareno, Afligidos, Piedad, Descendimiento y Angustias. Cada uno de ellos fue saliendo de sus templos rumbo a San Juan de Dios, donde la procesión quedó formada “en torno a las nueve de la noche”.
“Un gentío superior a toda ponderación se congregó en todas las calles del trayecto”, reflejaba el periódico, presidiendo la procesión el gobernador civil Ricardo Zamora, que un año antes había fundado la hermandad de Siete Palabras, que es mañana de Viernes Santo protagonizaría el sermón por las calles de la ciudad (con el misterio del oratorio de la Santa Cueva).
Los pasos del Santo Entierro, la urna y la Virgen de la Soledad, cerraban este cortejo y regresaban a Santa Cruz al filo de las tres de la madrugada.
Ese Viernes Santo saldría también la hermandad de Buena Muerte, a las doce en punto de la noche y sin luz durante el recorrido que llamaba la atención por “la religiosidad y el orden”.
Hace 100 años. Santo Entierro pone fin a la Semana Santa
La Semana Santa de hace un siglo la cerró la cofradía del Santo Entierro, que sería la única corporación que recorría las calles de la ciudad en la jornada del Viernes Santo, y que por aquel entonces tenía como sede canónica la parroquia de San Agustín.
En el cortejo del Santo Entierro marchaba también el paso de la Virgen de las Angustias, de la cofradía del Caminito, en esa práctica por entonces habitual de algunas cofradías de procesionar dentro de otros cortejo ante la falta de medios económicos.
No estaba entonces en este mismo templo activa la hermandad de Buena Muerte, que todavía tendría que esperar un año para que un grupo de 55 cofrades, entre ellos los hermanos César y José María Pemán, reactivarán la actividad de esta corporación otorgándoles el carácter y las señas de identidad que ha mantenido hasta ahora.
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