Los hermanos difuntos del Nazareno podrán descansar bajo la capilla
Cofradías de Cádiz
La cofradía retoma el proyecto de construcción de un columbario en la cripta
Los hermanos del Nazareno podrán, dentro de unos meses, enterrarse a los pies de sus titulares. La cofradía del Nazareno ha retomado de manera decidida un proyecto que lleva años planteado y que se quiere hacer realidad el próximo otoño: dotar a la capilla de un columbario –cenizario, en concreto, lo define la corporación– en la cripta de planta rectangular que recorre la parte central de este espacio.
La decidida apuesta de la hermandad de Santa María para atender a los hermanos difuntos cuenta ya con un proyecto redactado por el decano del colegio de Arquitectos de Cádiz, Fernando Mejías, con permiso de Patrimonio y con licencia de obras por parte del Ayuntamiento. Básicamente, se plantea el adecentamiento de la cripta –que presenta un buen estado de conservación–, la construcción de dos hileras exentas de las paredes donde se depositarán las cenizas y el adecentamiento de la bajada.
La ventilación y ausencia de humedad es uno de los elementos que ha trabajado el proyecto de Mejías, que plantea como soluciones la pavimentación mediante piedra blanca caliza que cubrirá el actual terreno natural de arena, y la abertura de un pequeño hueco en el extremo opuesto al acceso a la cripta, lo que permitirá una ventilación cruzada.
Los espacios que se construyan para el depósito funerario se realizarán en alabastro, en muebles de estanterías en tres niveles desde el suelo hasta el arranque de la bóveda que corona la cripta. Y en el frente del cenizario se levantará un pequeño retablo cuyo diseño definitivo se concretará en los próximos meses. Además, el proyecto contempla la sustitución de la lápida por la que se accede actualmente a la cripta por otra nueva de mayores dimensiones.
Todos estos trabajos tendrán un plazo de ejecución aproximado de tres meses. De ahí que la hermandad contemple la opción de que el próximo otoño puedan producirse los primeros depósitos en este nuevo espacio.
Para ello, se va a trabajar ahora en la definición de unas normas que rijan el funcionamiento de este espacio en el futuro, de manera que todo lo relacionado con el depósito de las cenizas (períodos de uso, recepción, custodia...) quede meridianamente claro. Además, la junta de gobierno ha adelantado que será un cabildo de hermanos que se convocará al efecto el que determine y apruebe todo lo relacionado con este funcionamiento.
En este sentido, se plantea la posibilidad de abrir este cenizario también a los devotos del Nazareno y de la Virgen de los Dolores, no sólo a aquellos que sean hermanos de la cofradía.
Lo que sí está claro desde un primer momento es que no será un columbario visitable. Las condiciones de acceso a la cripta –aunque serán mejoradas en la intervención que se hará en los próximos meses– y las propias de la capilla y del propio cenizario obligan a utilizar el espacio únicamente en el momento de depositar las ánforas fúnebres. A partir de ahí, la relación con los difuntos será directamente a través de los titulares de la cofradía de Santa María.
El enterramiento ya se contemplaba en 1659
La cofradía del Nazareno se trasladó a Santa María en el año 1616 (como se conmemoró con diversos cultos y actos hace apenas dos años y medio). Y una de las prerrogativas que se establecieron en el acuerdo alcanzado con el monasterio de las concepcionistas contemplaba el enterramiento de los hermanos de la cofradía.
Uno de los tomos manuscritos que se conserva en el archivo en el archivo de la corporación, y que data de 1659, especifica cuáles son las condiciones de la propiedad de la capilla. Y entre otras, se concreta que en ella “se pueden enterrar los hermanos y hermanas de dicha cofradía y se pueda hacer bóveda en ella y usar de su derecho para lo que la cofradía hubiere menester como de cosa suya propia sin que el convento se entrometa en cosa ninguna de ello”. También se lee en ese documento de hace 360 años que la cofradía “ha de quedar por dueño y señor de dicha capilla y del servicio de la sacristía que también ha de aderezar a su costa y ha de servir del dicho tránsito de la puerta principal de la iglesia para el servicio de la dicha capilla de Jesús Nazareno como queda dicho”.
Atendiendo a este documento, la cofradía retoma ahora ese enterramiento que ya se contemplaba en la capilla de su propiedad en 1659.
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