Madrugada de Viernes Santo en San Fernando: Nazareno protagoniza un reencuentro histórico con La Isla
La cofradía lo dio todo en una salida memorable y La Isla estuvo allí para arropar el momento en el que el Nazareno volvía a echarse a la calle en Semana Santa
San Fernando/Después de dos años de ausencia a causa de la pandemia era inevitable que la salida del Nazareno se convirtiera en algo histórico. La hermandad lo sabía. Y La Isla, también. Ambos se citaron para ese reencuentro que tanto habían esperado a la hora que manda la tradición cofrade isleña, a las dos de la madrugada del Viernes Santo. Y ninguno defraudó.
La cofradía lo dio todo en una salida memorable, en la que regaló una sucesión de momentos verdaderamente únicos. Y los isleños llenaron la plaza de la Iglesia y la calle Real en esos primeros momentos de la salida procesional para arropar a Jesús Nazareno y a la Virgen de los Dolores. No faltaron las marchas encadenadas de la agrupación musical Lágrimas de Dolores y de la banda de música del Nazareno, ni los mecíos de los cargadores en la rampa de la Iglesia Mayor, ni las trepás interminables que prácticamente llevaron al Nazareno hasta el palquillo de la Carrera Oficial. Ni tampoco los aplausos, las ovaciones, los mensajes de ánimo para alentar a los cargadores que se lanzaron desde la acera o las muestras de cariño hacia las imágenes con las que más se identifica la devoción isleña. Todo eso en lo que se convierte la calle cuando pasa Jesús Nazareno. La salida, desde luego, fue de lo más completa, todo un anticipo de lo que estaba por venir -y por verse- durante las horas siguientes.
Porque el Nazareno estaba en la calle, que a fin de cuentas es lo que único que importa en esta madrugada después de tantas cosas como han pasado y después de dos años sin poder procesionar. Y la Noche de La Isla estaba en todo su apogeo... ¡Y menuda noche! Porque si la tarde del Jueves Santo fue magnífica, la madrugada que le siguió desde luego no se quedó atrás. Todo -como apuntó el hermano mayor, José Fernández Mora, al dirigirse a los hermanos justo antes de salir- parecía haberse conjurado para brindar a La Isla el mejor reencuentro posible con la imagen de Jesús Nazareno. Así que a disfrutar, que es la expresión que más dicho esta semana dentro de los templos tras el largo parón de la pandemia.
La Isla lo está esperando.... Eso decía el capataz Jesús Nazareno, Javier Padillo, a la cuadrilla cuando apenas quedaban unos pasos para cruzar el dintel de la puerta de la Iglesia Mayor y el foco -toda una tradición de la Madrugá isleña- alumbraba directamente a la puerta de la Iglesia frente a una calle Real todavía apagada para el cortejo del Silencio. Y era verdad que La Isla lo esperaba. Basta recordar la impresionante ovación que se escuchó cuando la cruz de guía de la cofradía se plantó en la rampa del templo para comenzar su periplo por el centro de la ciudad. Pero también la hermandad esperaba y ansiaba este reencuentro con la calle, que eso también quedó bien claro al entregarse por entero a estas horas, que anoche, de la mano del Regidor Perpetuo de los isleños, revalidaron nuevamente su condición de ser el gran momento de la Semana Santa isleña.
La primera levantá del Nazareno corrió a cargo del director espiritual de la cofradía, Daniel Robledo. Y las intenciones de la salida se dedicaron especialmente a pedir por el final de la pandemia y también de la guerra. Aunque también, antes de salir, se animó a los hermanos a rezar por todas aquellas víctimas que la pandemia ha dejado atrás en estos dos últimos años.
Pasadas las tres de la madrugada, la cofradía enfiló la Carrera Oficial para continuar su recorrido por La Isla en una prometedora noche plagada de momentos memorables.
En el cortejo volvió a verse una destacada representación del Cuerpo Nacional de Policía, hermano de honor de la cofradía, aunque también en esta ocasión de la Policía Local, cuya colaboración quiso reconocer la hermandad con una levantá dedicada cuando el paso pasó por el Ayuntamiento.
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