El manto de Yraola, la joya que Ecce-Homo quiere restaurar
La pieza fue encargada por la familia Yraola, devota del Señor, y realizada en Cádiz entre 1910 y 1912
Técnicos del Instituto Andaluz de Patrimonio realizarán un informe para su posible restauración
El manto bordado del Señor del Ecce-Homo es mucho más que una joya procesional; posiblemente sea uno de los elementos más identitarios de la Semana Santa de Cádiz, por lo extraordinario que supone ver a una imagen cristífera cubierta con un manto a la usanza de las dolorosas. Y además, se trata de una obra gaditana, que tiene la calle Ancha como punto focalizador de todo el proceso.
Fue en el año 1910 cuando la familia Yraola encarga la ejecución de este manto María de los Ángeles Sáez de Tejada, hermana de la cofradía de Ecce-Homo y viuda del capitán de Fragata José de Yraola, sería la que encargara y costeara este manto, fruto de la devoción a la imagen y de su vecindad con la iglesia de San Pablo.
El encargo del manto se haría a la bordadora María de los Ángeles Martínez de la Peña; y el comercio Quijano y Molina, Sobrino sería el elegido para la adquisición del material y la ejecución de los bordados. Un comercio de galonería, bordados y ornamentos religiosos ubicado en la misma calle Ancha, justo delante de San Pablo, con entradas por José del Toro, Ancha y Novena y cuyos propietarios pertenecían todos a la hermandad.
Encargado en el año 1910, el manto sería culminado en enero de 1912 pero no se estrenaría hasta el año siguiente. Esa Cuaresma se expuso en otro comercio cercano a San Pablo, en la calle Novena, Tejidos Hermanos Hervias, que eran también hermanos de Ecce-Homo. Y el Viernes Santo de 1913 saldría por primera vez a la calle, dentro del cortejo del Santo Entierro al no permitir la lluvia salir el Martes Santo.
La ejecución de esta magnífica pieza tuvo un coste de 10.000 pesetas. Y en los años 60 del siglo pasado sería restaurado por el taller de San Martín, en Cádiz.
Más de tres metros de manto
El manto de Yraola tiene un largo de 3,35 metros y 2,73 metros de ancho, y en su ejecución se utilizaron un total de 25 metros de terciopelo de Lyon burdeos de alta calidad y 100% algodón natural.
El bordado, que ocupa toda la superficie del manto, está ejecutado en realce en oro fino con predominio de la técnica de cartulina. "El dibujo presenta una disposición peculiar ya que a primera vista parece asimétrico, aunque tiene una perfecta simetría en todos sus elementos, siempre partiendo del eje vertical desde el centro de la cabeza al centro de la cola del manto", explica la hermandad.
Iconográficamente están presentes diferentes elementos propios del bordado del romanticismo español; aparecen desde la característica lazada de estilo Imperio del que parte las nervaduras que estructuran el dibujo, pasando por hojas de cardos, flores de cardos, anemonas, nogal y encina. El conjunto está rodeado por un gran fleco de bolillas en forma de bellotas de hilo de oro y un calabrote de oro enriquecido con bolillas de oro fino y piedras nobles. Todos estos elementos componen un complejo programa iconográfico y catequético lleno de imágenes que sugieren diversos símbolos relacionados con la idea del pecado y la Resurrección.
Curiosamente, Sanlúcar conserva un manto muy similar a este, propiedad de la Virgen del Rocío.
El otro manto del Ecce-Homo
Además de esta pieza estrenada en 1913, conserva también la hermandad del Ecce-Homo el manto anterior, estrenado en la Semana Santa de 1844. Uno de los principales proyectos que acometió la corporación con motivo de su reorganización en 1840.
Gran artífice de este manto, conocido como Isabelino, sería José María Jordán, hijo de otro ilustre cofrade de Ecce-Homo que donaría la ejecución íntegra del altar mayor de San Pablo. Jordán hijo donaría el terciopelo necesario para este manto, cuyas piezas serían también adquiridas en la ciudad, en la Cordonería y Pasamanería Manuel Fernández Cala, y en la Cordonería y Galonería Quijano y Molina.
Los materiales empleados para la confección del manto fueron hilo briscado de oro fino de varias medidas, lentejuelas, cordoncillo, canutillo, espigas, mingos, hojuelas rizadas, cordón y bordados de oro fino, canutillo, fleco de seda y oro fino, madejas de seda, hilo rizo, pliego de papel de seda y muselina.
Con el estreno del manto de Yraola en 1913 este otro manto, el Isabelino, sería utilizado únicamente en cultos internos.
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