Miguel Ángel Sastre construye para la Semana Santa de Cádiz 2025 un pregón como una catedral
El joven arquitecto diseñó una Semana Mayor desde sus cimientos hasta la cúpula, con guiños a sus cinco hermandades
Defendió a las cofradías como "escuelas de vida" y como fuentes de esperanza y caridad
Miguel Ángel Sastre: El pregonero militante
“Ya huele a Semana Santa”. Valía esta frase, tan cofrade, tan de esta época, esa que es mitad anuncio, mitad ansia, para que Miguel Ángel Sastre pidiera a Cádiz la venia con la que anunciar que en menos de una semana se va a reencontrar la ciudad con los pasos, con el fervor, con el incienso (que se podía a oler en el teatro) y con sus devociones. El joven vocero de la Semana Santa 2025 abría su intervención en el Gran Teatro Falla con un largo poema que recorría el Cádiz cofrade desde Servitas hasta Jesús Resucitado, de Viernes de Dolores a Domingo de Resurrección. Todo ello con la sublime marcha ‘Ecce-Homo’ de fondo.
Antes, había sido recibido por la Filarmónica de Conil con la marcha ‘Esperanza’ de Manuel Marvizón. Después del Ángelus dirigido desde el palco de autoridades por el obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, en el que pidió rezar por la salud del Papa Francisco y por la paz en el mundo, la formación conileña estrenaba sobre el escenario la marcha ‘Cádiz de Esperanza’, compuesto por José Manuel García Pulido y que está relacionada con este Año Jubilar que celebra la Iglesia en 2025 y que el Papa ha dedicado a la Esperanza; e interpretaba 'Soledad’ del maestro Antonio Escobar.
La banda, como novedad, tocó en el escenario y no en el foso. La otra novedad fue la interpretación del pregón en lenguaje de signos para personas sordas, en un escenario decorado con elementos de sus cinco devociones: una dalmática de Servitas, el hábito de Humildad y Paciencia del pregonero, ambas prendas apoyadas una cruz de la entrecalle del palio de María Santísima del Mayor Dolor (Buena Muerte), un incensario de Ecce-Homo y cinco claveles que son las cinco llagas del Cristo de la Vera-Cruz.
La emoción dio paso a los saludos protocolarios, llegando luego “el momento de hablar también de cómo estos días trascienden y transforman los casi 350 restantes de nuestra ciudad”.
Sastre, que había cumplido ‘solo’ 29 años el día antes, proclamó el pregón de un arquitecto, su profesión. “Eso es lo que vamos a ir haciendo en estas líneas: construir nuestra Semana Santa como si fuese una Catedral, como se ve en este dibujo, realizado por el arquitecto Francisco Granero; mi profesor de dibujo en la Escuela de Arquitectura de Sevilla y posterior jefe, antes de que la política me embaucara por completo”, destacó el diputado nacional por el PP, arropado en el acto por muchos compañeros de partido, entre ellos el alcalde de Cádiz, Bruno García. “Construiremos, por tanto, la Semana Santa gaditana, desde la cimentación hasta su cúpula, para que la imagen que esta proyecte sea tan potente como la que a todos sorprende cuando viniendo por la calle Pelota, Compañía o por Cobos, vemos la Catedral y sus torres imponentes”, añadía.
Los cimientos de esta catedral son “la fe, la infancia y las familias”. Invocó al Creador, que “en el último tiempo y como si Nietzsche hubiera acertado, su presencia, socialmente, parece haber desaparecido. Hay, además, una inercia general que nos conduce cada vez con más velocidad a ello. Que nos lleva, en el fondo, a lugares algo más fríos y siniestros. Por el contrario, este rincón cálido del mundo llamado Andalucía, donde está ubicada la Tacita trimilenaria, presenta una inconsciente resistencia a que esto ocurra. Esta resistencia se debe fundamentalmente a la Piedad Popular. Las cofradías vertebran la vida de muchos de los que estamos aquí y también vertebran Andalucía”.
Según Sastre la Semana Santa “es para muchos un ancla a la infancia. Algunos dirán que somos, incluso, pesados. Pero es inevitable, por la ilusión y por la inocencia que nos sigue despertando”.
La Semana Santa como vuelta a la infancia
El pregonero señaló que “para alcanzar la vida eterna, es condición necesaria no perder esa infancia espiritual. Siempre que llega la Semana Santa me pongo una imagen en el perfil de Whatsapp en la que aparezco vestido de pequeño penitente. Los que estén escuchándome y tengan mi teléfono pueden comprobar que es la que tengo ahora mismo fijada. Una imagen que simboliza perfectamente esa idea de que la Semana Santa es una eterna vuelta a la infancia y que un Domingo de Ramos es nuestro día de Reyes con su noche previa de espera”.
"Un Domingo de Ramos es nuestro día de Reyes con su noche previa de espera”
Tuvo un recuerdo para su madre. “Yo nací en una Madrugá de Jueves a Viernes Santo mientras el Medinaceli y el Perdón pasaban por el Palillero. De camino a La Salud mi madre se encontró el palio Virgen del mismo nombre, que por aquel entonces salía en la Madrugá y se encomendó a ella para que todo fuera bien”. Su madre, “con la que jugando en casa desde niño, puse el primer clavel, encendí el primer cirio o incensario y me inicié como cargador. Fue ella quien desde que prácticamente naciera, me vinculó a San Agustín, haciéndome de Humildad y Paciencia, así como de Buena Muerte”. Fe, infancia y familias como piedra angular de la Semana Mayor.
Sastre retrató en versos su despertar cofrade en su hermandad de Humildad y Paciencia: “Pero si algo es mi infancia, es una reja y una plaza… el dorado que contrasta, con claveles y lirios, sobre tu imponente canasta. El Señor de Humilde Mirada, en tus ojos perdidos veo pasar mi infancia. Mi Cristo que anuncias, este año la Semana Santa gaditana”. Esa imponente pintura de Raúl Berzosa, que estuve presente en el pregón.
Las tres 'C' como condensadores sociales
Y después de los cimientos, la estructura. Las tres ‘C’. El carnaval, el Cádiz CF y las cofradías, como condensadores sociales “de las relaciones humanas que hacen, en el fondo, que sean más fluidas y menos tensas”. Conectó el Carnaval con lo cofrade, ejemplificando la unión en el pregonero Antoñito Molina. Y es que “incluso, los autores más ‘canallas’ se rindieron a la cruz del Nazareno sobre estas tablas”.
A juicio de Sastre las cofradías son las que mejor ejercen de condensador. “En ellas mayores, jóvenes, niños y ancianos, personas de distinto nivel económico, social y cultural, de ideologías políticas opuestas, se mezclan y conviven en hermandad, forjando relaciones de amistad. Ocurre en muchos lugares, pero en Cádiz se acentúa, al ser nuestra geografía más compacta.
Las cofradías como “escuela de vida”, como “escuela humana y divina”, donde se ‘Ora et labora’, el lema de la Orden de San Benito. Escuelas de vida fueron para el pregonero sus hermandades. Servitas, Humildad y Paciencia, Buena Muerte, Ecce-Homo… y Vera-Cruz. “Por el momento en el que llegué a ella, Vera-Cruz representa para mí el mejor ejemplo de ese concepto de escuela de la vida: en lo humano y lo divino. Y es que la Verdadera Cruz fue un lugar fundamental para mí en la adolescencia y los primeros años de mi juventud, que sigue, como un paso en la calle, avanzando. Una etapa donde podría haber tomado otros caminos, pero decidí abrazar la Soledad que no abandona. Y es que, en ese lugar, en esos años, en esos días, tardes y noches, incluso las locuras propias de la “edad” estaban protegidas siempre por el madero donde una “nana” dormía a un Cristo traído de Génova”.
Apareció un tercer pilar de la Catedral ‘construida’ durante el pregón. “Que, a veces, se calcula mal, pero que, si falla, todo puede colapsar: su valor como motor económico y como fuente de Esperanza y Caridad”. Turismo, hostelería, bordadores, tallistas, músicos… la Semana Santa como generadora de empleo.
“Las cofradías dan Esperanza: porque marcan el ritmo de la vida a muchos. Las hermandades son lugares que acogen a quienes, sin ellas, estarían perdidos”, apuntó. Las hermandades de Cádiz “son bisagras que nos unen con la cara más humana de la ciudad: con Cáritas o Virgen de Valvanuz, María Arteaga, Espina Bífida o el Banco de Alimentos. Con los Reyes Magos o, incluso, que nos llevan hasta Bielorrusia, a la tragedia de Chernobyl”.
"Las hermandades son lugares que acogen a quienes, sin ellas, estarían perdidos”
El pregón-catedral no podía entenderse sin el ornamento. Y para ello, qué mejor que “conocer Cádiz” y “nuestra Semana Santa, que permite ver y oler” una ciudad entre capirotes y edificios nobles, aludiendo Sastre al entramado urbanístico, a las joyas conocidas y escondidas, en una ciudad que es el mejor escenario para la Pasión de Cristo.
No hay ornamento sin belleza. “Cádiz destaca por su belleza y su Semana Santa debe, por tanto, aspirar a producir el síndrome de Sthendal. Ese que acelera el pulso y nubla la vista, que deja hipnotizado, como le ocurre con nuestra ciudad a quien nos visita. Ese síndrome que nos transmitió el cartel que la anuncia como “tesoro divino y humano”, este año, al presentarlo. Nuestra manera de vivir esta pasión se basa en la belleza y es, gracias a eso, por lo que ha atraído a personas desde sus inicios y puede seguir creciendo”. Belleza en los enseres, en los bordados, en la orfebrería, en la música, a la que dedicó bastantes líneas en el texto del pregón.
Pero, ojo, la belleza debe estar acompañada de compromiso. “Nuestras cofradías deben ser íntegras, es decir, coherentes, completas y con una vida de hermandad acorde todo el año. Cofradías proporcionadas: en sus enseres y en su manera de estar en la calle. Cofradías con estilo reconocible, que aporten claridad a Cádiz”, argumentó Sastre.
La cúpula que remata
Una catedral requiere la cúpula “que nos acerque al cielo”. El remate del pregón, esa cúpula que “intermedia entre lo humano y lo divino. Entre el Cielo y la Tierra.
"Esa búsqueda del cielo después de la muerte es el hecho que da sentido a la vida de los cristianos, consecuencia directa de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo y de su entrega al mundo por amor”, precisó
Ya en el epílogo pidió perdón “a los que consideren que su cofradía no haya sido suficientemente nombrada, aunque he intentado que todas estuviesen representadas. Disculpas a quienes esperaban de mí otro pregón”.
Un cierre de pregón cargado de ‘Amargura’, su devoción mariana en San Agustín, mientras la Filarmónica de Conil tocaba 'Amarguras' de Font de Anta. “Los últimos compases ya caducan, pero déjame decirte lo que ya sabes, lo de cuando llegas a tu casa, la última, la piedra que remata esta cúpula, que, en la vida, lo que he hecho y lo que haga, yo nunca tenga duda, que ha sido y será siempre, bajo tu manto, Amargura”, dijo para acabar después de haber construido con éxito su particular pregón catedralicio y antes de que sonaran los himnos de Andalucía y España.
Ángel Expósito presentó a un pregonero "revolucionario"
Miguel Ángel Sastre fue presentado por el periodista madrileño de la COPE, Ángel Expósito, conductor del programa ‘La linterna’, quien se considera “embajador de Cádiz” en el mundo por su apego a esta tierra. Expósito se desmarcó durante su alocución de lo puramente cofrade para preguntar “¿Cuánto de orgullosos están de ser gaditanos?, ¿Sois/son ustedes conscientes de su Historia?”, para glosar seguidamente las bondades de la provincia gaditana. Se dirigió a los gaditanos en estos términos “Véndanse, enseñen orgullosos esta Semana Santa. Nos hacen falta buenas noticias y esto que estamos pregonando lo es. Necesitamos buenas noticias, buenas nuevas, buen humor. Contagien, contágiennos su risa, su ironía, su mirada pícara y con segundas... y sus tradiciones”. Insistió en que el pregonero “es un tipo normal. Nada más y nada menos que un tipo NOR-MAL”. Gaditano, de padre madrileño y madre jerezana. Recordó el cartel de la Semana Santa de Cádiz 2025: “¿Se han fijado en el cartel de esta Semana Santa? Obra de Raúl Berzosa. No se puede hacer nada más... imponente. Y la casualidad (o no): la figura principal es el Cristo de la infancia de Miguel Ángel, el Cristo de Humildad y Paciencia”. Avanzó que Sastre iba a “a sonar a revolución. A revolucionario. Porque va a gritar, a clamar y a emocionar, a emocionarnos por conceptos como el humanismo cristiano, las tradiciones, la solidaridad, la honradez”. Para acabar leyó un poema cofrade de José María Pemán, “otro revolucionario olvidado”.
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