Miguel Ángel Sastre, pregonero de la Semana Santa de Cádiz 2025: "Un buen hermano mayor puede ser un buen político"
El diputado nacional del PP que anunciará el próximo domingo la Semana Santa en el Falla defiende que “es imposible entender Cádiz”, su Historia y su Urbanismo sin las cofradías

En siete días acaparará la atención dentro y fuera del Gran Teatro Falla en una de sus comparecencias más importantes para anunciar la Semana Santa. El diputado nacional del PP Miguel Ángel Sastre, arquitecto de profesión y cofrade de vocación desde el mismo día que nació (en la Madrugada del Viernes Santo), hace un paréntesis en su agenda política para hablar de cofradías, de la Semana Santa, de la ciudad... y de política.
Pregunta.–¿Qué pregón le ha quedado?
Respuesta.–Pues yo creo que un pregón que es muy representativo de lo que soy yo como persona, en el sentido de que en el texto está muy marcada lo que es mi infancia, está marcada también mi faceta profesional de arquitecto, y lo que es más importante, mi manera de entender Cádiz y de entender la Semana Santa de Cádiz.
P.–¿Y cómo entiende Cádiz y su Semana Santa el pregonero?
R.–Ya lo dije en el acto de presentación del cartel, como un tesoro que tiene una vertiente humana, pero también una vertiente divina. Divina en el sentido de que nos acerca la fe, y humana porque nos sirve para leer perfectamente y para entender mucho mejor lo que es la ciudad de Cádiz. Sin la Semana Santa, yo defiendo que es imposible entender esta ciudad, por lo que influye en las relaciones humanas, en nuestra historia, en nuestra manera de encarar la vida.
P.–¿Tanto peso cree que tienen las cofradías en la ciudad?
R.–Sí, porque además Cádiz tiene una característica muy particular que nos diferencia de otras ciudades. Por nuestra configuración geográfica es mucho más fácil que en una hermandad se mezclen muchísimos perfiles distintos de personas, y que esas personas que tienen poco que ver entre sí en su día a día, confluyan. Eso hace que personas distintas se entiendan bien, se traten mejor, que personas de ideologías distintas se quieran y formen relaciones de verdadera amistad, y eso es una cosa muy bonita de Cádiz que en otras ciudades ocurre menos, porque las hermandades normalmente están más ligadas a barrios concretos.
P.–¿Cómo ha sido el proceso de creación del pregón?
R.–Ha sido un proceso bonito. Al principio, como siempre ocurre, tienes muchas ideas en la cabeza, pero plasmarlas y bajar esas ideas al terreno es complicado, y eso fue lo que me llevó más tiempo, el organizar bien esas ideas y darle forma. También fue complejo construir el primer poema, porque para mí era fundamental ya que a raíz de ahí se iba hilando todo el pregón. Una vez estaba la estructura configurada, el ir rellenando el resto de partes ha sido un proceso muy bonito, que siempre recordaré con mucho cariño porque han sido momentos de reencontrarte conmigo mismo y de paz, que en este mundo tan acelerado es complicado encontrar ratos de paz.
P.–¿Dónde ha sido escrito el pregón, fundamentalmente?
R.–Normalmente en muchos domingos por la tarde, que ha sido el hueco que he ido sacando desde que me lo anunciaron; algunos más productivos, otros menos. Y ya en la recta final, antes de que el Consejo me lo pidiese, el pregón se ha ido escribiendo donde me pillara, realmente; en trenes, en aviones, incluso en aeropuertos y estaciones. Si me venía una idea la tenía que plasmar en el momento, porque ya no tenía mucho más tiempo para darle vueltas a lo que iba viniendo a mi cabeza. Sobre todo ha estado escrito entre Cádiz y Madrid, que son las dos ciudades donde paso más tiempo.
P.–Pasado estos meses y a dos semanas de darlo, ¿qué ha supuesto para usted ser el pregonero de la Semana Santa 2025?
R.–Sin duda, una de las experiencias más bonitas que me voy a llevar en mi vida, por el cariño que he recibido de la ciudad y del mundo cofrade, y también porque me está permitiendo conocer mucho mejor algo que piensas que conoces bien, como es la Semana Santa de Cádiz. El pregón me ha permitido conocer incluso mejor la Semana Santa de mi ciudad, y la ciudad al completo. Y también me ha servido para profundizar en mis creencias, en mi fe, en mi práctica como católico vinculada a la Semana Santa y a las cofradías.
P.–¿Cree que el pregón goza de buena salud, que la ciudad trata bien al pregón?
R.–Yo creo que sí, de hecho he recibido muchísimas invitaciones de prácticamente todas las hermandades, y a cada sitio que he acudido todo el mundo me ha mostrado muchísimo cariño. Y creo que también que por parte tanto del Consejo de Hermandades como del Ayuntamiento y de otras instituciones, se está intentando dar la relevancia que el pregón debe tener. De hecho, creo que la presentación en la Casa de Iberoamérica fue un reflejo de esa importancia que el pregón va cogiendo, porque un acto casi recién terminada la Navidad con esa afluencia de público, tan bien montado, con tanta presencia de medios de comunicación, creo que es un ejemplo de cómo se está intentando que el pregón tenga relevancia. Ahora solo queda comprobar que el Domingo de Pasión sea así también.
P.–¿Cómo va a ser ese Domingo de Pasión?
R.–Tengo muy definida la primera parte del día. El pregón dormirá en San Agustín, y de ahí iré a mi hermandad de Ecce–Homo y después a Servitas, y llegaré al Falla. A partir de ahí se me produce un vacío en el día, porque no sé qué es lo que ocurrirá desde que entre en el Falla, qué es lo que sentiré, cómo lo viviré. No sé tampoco las sensaciones que me quedarán después en el rato de la comida, ni por la tarde. Pero lo que sí tengo claro es que el día terminará con la subida del Cristo de Vera-Cruz.
P.–Otra de sus cofradías...
R.–En ese momento final del domingo daré gracias, seguro, por todo lo vivido. Salga como salga el pregón, daré gracias de haber podido tener esa oportunidad ante mi Cristo de Vera–Cruz y en un acto que para mí es muy importante.
P.–¿Qué se ha propuesto con el pregón?
R.–Si algo quiero que quede grabado es la idea de ese tesoro divino y humano que tenemos en la ciudad, que es nuestra Semana Santa, que tenemos que cuidar todo lo que podamos porque nos hace únicos. Y después, en otro plano, me gustaría también que quede un pregón evidentemente cofrade, muy gaditano, que el que lo escuche esté viendo la ciudad y esté viviendo momentos de nuestra Semana Santa. Y me gustaría también que fuera un pregón capaz de llegar a muchos perfiles de personas, que no solo esté dirigido al cofrade que vive la Semana Santa de una determinada manera, que también, sino a personas que a lo mejor no tienen una relación muy profunda con la Semana Santa.
P.–Entendemos que la música va a ocupar un papel importante.
R.–Sí, porque va a ir haciendo que entendamos partes que yo voy relatando gracias a la música, y de hecho hay una parte del pregón que es un homenaje a la belleza de la música de Semana Santa porque para mí es fundamental.
P.–¿De dónde le viene esa pasión por la música?
R.–Pues si te digo la verdad no lo sé, porque en mi casa sí que hay tradición de instrumentos musicales, mi madre ha sido profesora de piano, en mi casa hay un piano... que yo nunca he tocado, curiosamente. Desde pequeño siempre me interesó mucho la música procesional, y desde pequeño mis padres se dieron cuenta de que yo tenía la habilidad de identificar las marchas nada más ponérmelas. Entonces ha sido una capacidad que he ido desarrollando, y siempre me ha gustado mucho conocer los diferentes autores, saber cómo componían, buscar las diferencias entre los diferentes estilos de composiciones.
P.–¿En el Congreso hablas de cofradías con alguien? ¿Hay algún diputado capillita?
R.–Sí, dentro de mi grupo parlamentario hay varios que son cofrades de diferentes puntos de Sevilla, Huelva, Córdoba, e incluso de Ciudad Real; pero lo más curioso es que la persona con la que más he hablado del pregón no es de mi partido, sino que es una persona que trabaja para el grupo parlamentario socialista que es pregonero en La Palma del Condado en Huelva y tenemos buena relación. Durante todos estos meses cada vez que nos encontramos nos preguntamos por el pregón.
P.–¿Cómo lleva eso de que no podría ser hermano mayor por tener cargo público en un partido político?
R.–Yo creo que cada persona es un mundo. Igual hay personas que sí lo sabrían compatibilizar sin hacer de su ejercicio como hermano mayor una plataforma política, pero yo creo que esa norma está bien, siempre he sido partidario de que cada persona tiene que estar centrada en un cargo, compatibilizar muchos cargos a la vez es complicado de llevar para adelante. Si tú estás en la primera línea política no tiene mucho sentido que después también tengas que ir, por ejemplo, al pleno de hermanos mayores a dar la cara. No le veo mucha lógica.
P.–Ahora se da mucho el caso contrario, cofrades que dan el salto a la política. ¿Por qué cree que se está dando esto?
R.–Evidentemente las cofradías son influyentes desde un punto de vista social porque mueven a muchísimas personas y eso hace que alguien que está involucrado en el ámbito de las cofradías pueda llegar a tener detrás el respaldo de un número amplio de personas, lo cual siempre es algo bueno en política, porque cuanta más capilaridad tengas mejor. Y después es que la política y las hermandades de alguna manera se parecen, en lo malo a veces, desgraciadamente, pero también en lo bueno. Un buen político tiene que ser capaz de gestionar un grupo de personas, entonces alguien que ha sido un buen hermano mayor puede ser un buen político, porque de alguna manera en las cofradías se producen relaciones entre personas y la política va mucho de gestión de las relaciones humanas.
P.–¿Cree que se puede ser cofrade y militar en un partido de izquierda?
R.–Sí, ¿por qué no? Lo que no puedo llegar a entender es cuando cierto sector de la izquierda critica de manera irrespetuosa al ámbito de las cofradías o de la Iglesia Católica, esas personas cofrades no defiendan aquello en lo que creen. Pero sí creo que es perfectamente compatible. De hecho, como decía, lo bonito de la Semana Santa de Cádiz es que es muy transversal en cuanto a ideologías, y eso hace que las relaciones humanas en esta ciudad puedan ser un poco más fluidas que en otros lugares.
P.–¿Se puede servir o ayudar desde la política a las cofradías?
R.–Claro. Mire, nosotros tenemos desde hace un tiempo la pelea de que los artesanos del ámbito del arte sacro tributen al IVA reducido. También estamos peleando que el IVA de las sillas de la carrera oficial sea también reducido, al ser un espectáculo cultural. Y le digo estos que son retos nacionales, que es lo que yo puedo pelear ahora. Después hay otras cuestiones que son de ámbito autonómico y local. Lo que sí que creo es que las cofradías deberían trasladarnos, independientemente de la ideología que tenga cada uno, cuáles son las reivindicaciones y qué es lo que necesitan, para ayudarlas nosotros como un sector importante de la sociedad que son.
P.–¿Cómo ve que en Cádiz tengamos un concejal de Hermandades, que no existe en otra ciudad de España que sepamos?
R.–Sin entrar en el por qué, porque no conozco las razones, yo creo que es un acierto porque en el ámbito de la Semana Santa influyen muchísimas áreas que van desde el Urbanismo hasta los parques y jardines, pasando por la Cultura, la Seguridad, la Policía… Que haya una figura dentro del Ayuntamiento que tenga la capacidad de hablar directamente con las hermandades, de conocer su día a día, pero que también conozca el funcionamiento interno de la administración local facilita mucho la coordinación de todas esas estructuras que tienen después que ponerse en marcha cuando llega la Semana Santa o algún evento cofrade.
P.–¿Cómo ve la Semana Santa de Cádiz y qué imagen proyecta la ciudad y sus cofradías más allá de Cortadura?
R.–Yo creo que la Semana Santa de Cádiz, sobre todo los 30 últimos años que coinciden más o menos con el período que yo llevo en este mundo, ha evolucionado de manera bastante interesante, sobre todo en el ámbito estético. Ver las hermandades hace 30 años con lo que son ahora no tiene nada que ver; ahora se cuidan mucho más los detalles, todo está mucho mejor pensado, las cosas no se hacen porque sí. Dicho esto, sí es cierto que todavía nos queda mucho camino por recorrer. Es importante que seamos conscientes de que lo que hemos hecho hasta ahora ha sido un avance, pero que este avance no puede quedar aquí, que hay que seguir creciendo. Yo creo que un ejemplo son los estrenos que vamos a tener este año, que se ve que hay cofradías que van buscando la excelencia y engrandecer su patrimonio, hacer las cosas cada vez mejor, cuidar más sus cortejos, y ese es el camino a seguir.
P.–¿Qué nos falta?
R.–Bueno, ahora se está buscando la cuestión del interés turístico internacional, que yo creo que es interesante porque da a la Semana Santa proyección más allá de nuestras fronteras. Pero creo que tampoco hay que obsesionarse con eso, sino que lo importante es que los propios gaditanos seamos los que conozcamos bien nuestra Semana Santa, porque no va a haber mejores embajadores que nosotros mismos. Creo que lo interesante es, en primer lugar, que toda la ciudad se implique con la Semana Santa y que ese sentir cofrade llegue a otras partes de la ciudad donde a veces no llegan las cofradías.
P.–Diciendo eso, la vista se nos va a extramuros, que desde el pasado sábado es un poco menos cofrade con el traslado del Huerto. ¿Cree que es ese, extramuros, uno de los retos del Cádiz cofrade?
R.–Sí, sobre todo por una cuestión poblacional, porque no tiene sentido que todas las hermandades se concentren en el centro de la ciudad cuando los porcentajes de población no son homólogos al número de hermandades en la proporción que hay en el centro. Las que están ahora están bien asentadas en el centro, pero el crecimiento de otras nuevas hermandades sí tiene que ir vinculado a extramuros. Sobre todo yo soy muy defensor del vínculo con los colegios, y ahí creo que el Despojado es un modelo a seguir, porque tiene el respaldo de un colegio detrás y una vocación que le transmiten a los niños, un sentir cofrade que está presente desde muy pequeños. Y también hay parroquias que podrían tener todavía más vida si hubiese una hermandad vinculada.
P.– Su deseo para el domingo 6 de abril.
R.–Pues que haga buen tiempo, eso sería todo un detalle (ríe). Pero más allá de eso, lo que espero o deseo es que el pregón se recuerde con cariño y que la gente entienda que lo que yo voy a pronunciar en el Falla, más allá de que pueda gustar más o menos, está hecho con todo el corazón, con el máximo respeto del mundo a la Semana Santa, que es reflejo de esa pasión que a mí me ha marcado desde niño y que lo que intenta es, humildemente, que seamos conscientes de la grandeza de nuestra Semana Santa.
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