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El móvil no da abasto. "Hasta tres veces lo tuve que poner a cargar porque se me iba la batería ayer", cuenta este miércoles Fernando Díaz, pregonero de la Semana Santa de Cádiz 2024. Los mensajes los cuenta por centenares, al igual que las muestras de afecto que esta mañana seguían en la puerta del Consejo de Hermandades con motivo de la rueda de prensa convocada para presentarlo formalmente.
Fernando Díaz no tuvo una respuesta directa al Consejo. Necesitó varios días para pensar si aceptaba o no. De hecho, confiesa que cuando recibió el ofrecimiento "lo primero que pensé es que la permanente había perdido la cabeza". "Me dejó fuera de lugar", reconoce este periodista de Diario de Cádiz y hermano mayor de la cofradía del Santo Entierro, que tenía que decidir cómo hacer hueco a la elaboración del pregón de la Semana Santa entre el trabajo, la cofradías y el resto de quehaceres diarios.
Y en esas estaba Fernando, cuando "mi mujer tuvo unas palabras determinantes" que le llevaron al sí definitivo. De ahí que públicamente haya querido agradecer hoy "el papel de mi familia en el momento de la decisión final" y "el apoyo absoluto que ha sido decisivo" de su mujer.
"Desde ese momento, empiezas a ver las cosas de otra manera" y a aclarar el camino que llevará hasta ese 17 de marzo, Domingo de Pasión. "Desde que tomé la decisión, las noches se hacen eternas y cuesta coger el sueño", reconoce el pregonero, que ya tiene los primeros esbozos o ideas de cómo quiere que sea su intervención en el Gran Teatro Falla.
De hecho, poco a poco va avanzando en los detalles que quiere encontrar a su alrededor ese día. Como el exorno del escenario, que quiere poner en manos de sus dos cofradías, Santo Entierro y Sanidad, para lo que quiere reunirse con ambos mayordomos para definir ese aspecto estético.
Del pregón, por ahora se marca un objetivo principal: "Quiero tener el pregón terminado cuanto antes", sin poner plazo alguno. Cuanto antes porque ya va teniendo ideas de lo que quiere contar ante el atril, y porque "quiero tener tiempo para ensayarlo bien y para que no se me quede nada en el tintero". "Soy muy exigente y quiero que todo esté a la perfección ese día", asegura.
Hasta que llegue ese momento, el pregonero se propone "disfrutar desde ya", con el reto de "estar a la altura" de la encomienda que el Consejo de Hermandades le lanzó como hermano mayor del Santo Entierro y que se anunció, curiosamente, "el mismo día que se cumplían cinco años de mi toma de posesión como hermano mayor". "Nada es casualidad", palabra de pregonero.
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