El nuevo paso del Nazareno de Cádiz. Un constante cuidado
Hermanos Caballero realizará un gran cajón de madera para proteger el paso, que se revisará cada año para resanar posibles pequeños desperfectos en la talla o en el dorado
Aunque el trabajo en líneas generales sigue siendo igual de artesanal que hace siglos, los tiempos han cambiado en los talleres de arte sacro. Atrás quedó la época en la que el artesano se desligaba de la pieza creada tras entregarla al mayordomo de turno; hoy en día, la ejecución de una obra patrimonial de calado, como es el paso procesional del Nazareno, lleva consigo un fuerte protocolo de conservación y mantenimiento que en este caso seguirán coordinando los profesionales de este taller de Sevilla.
En concreto, Hermanos Caballero va a ejecutar un enorme cajón de madera donde quedará protegido el paso durante todo el año. Un cajón que, lógicamente, se realizará a medida y que incluirá una puerta para atender a otra de las medidas clave de la conservación del paso: “debajo del paso deben colocarse garrafas o cubos con agua, para que la madera absorba lo que necesite”, explica Manuel Caballero.
Además, cada año cuando finalice la Semana Santa, miembros del taller se dirigirán a Cádiz para comprobar el estado del paso y repasar, perfilar o restaurar aquellos pequeños desperfectos que hayan podido surgir durante la salida procesional, o bien durante las labores de montaje o los traslados.
Estas actuaciones, conviene señalar, son cada vez más asiduas en el mundo de las cofradías de la ciudad, asegurándose así la conservación de estos elementos patrimoniales el mayor tiempo posible y en las mejores condiciones.
El futuro problema de la madera
El paso del Nazareno está hecho en madera de cedro; un material gourmet por las condiciones de esa madera y sus ventajas a la hora de entrar en escena la gubia para la fase de tallado. A diferencia del pino, además, el cedro garantiza la ausencia de xilófagos que pongan en riesgo la salud de la madera y, con ello, la durabilidad del paso.
No obstante, los Caballero señalan un problema que se está agravando y que hace peligrar la profesión de tallista en el futuro. “Cada vez hay menos cedro”, señalan los responsables del taller, convencidos de que “vamos a tener un problema dentro de unos años” con este material fundamental para la talla de un paso. Explican estos tallistas que Brasil, principal exportador del cedro, ya redujo hace años las exportaciones de cedro a un 60%; y recientemente habría anunciado una nueva reducción de las exportaciones a solo un 30%. Algo que provocará la carestía de esta madera, al mismo tiempo que se augura un aumento de su precio; una mezcla de situaciones que pone en peligro la profesión de tallista o las condiciones actuales de un paso de madera tallada.
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