¿Qué va a pasar con el vía crucis del primer lunes de Cuaresma en Cádiz?
El anuncio del Ayuntamiento de otorgar dos días de prórroga a la Carpa de Carnaval puede provocar cambios respecto a la salida del Cristo de la Humildad y Paciencia el 26 de febrero
El Carnaval y la Cuaresma han aprendido en Cádiz, salvo contadas excepciones, a solaparse en un engranaje casi perfecto que tiene cada año su cambio más radical entre la tarde-noche del denominado Domingo de Piñata, en que las agrupaciones apuran las últimas coplas y el público alarga la agonía de los disfraces y los papelillos, hasta la tarde siguiente, primer lunes de Cuaresma, cuando de determinadas calles desaparecen luces y restos de la fiesta del día anterior para acoger con la solemnidad requerida el paso del cortejo que se dirige a la Catedral para presidir el vía crucis de las hermandades.
Así lleva ocurriendo desde hace muchos años, desde que las hermandades -con acierto- decidieron adelantar todo lo posible una Cuaresma gaditana a la que el Carnaval roba cada año los cinco primeros días (del Miércoles de Ceniza al primer domingo). Pero, de repente, en este 2023 esa sintonía, esa fugaz transición de una fiesta a otra puede saltar por los aires. Con tan solo poco más de un mes por delante, se ha conocido que la Carpa de Carnaval estará abierta y funcionando dos días más que lo habitual, abriendo el lunes 27 y el martes 28, con sus noches y madrugadas. Y esta realidad choca de frente con la celebración del vía crucis de las hermandades.
El gobierno municipal se ha caracterizado, entre otras cosas, por una feroz defensa de la Carpa, de su ubicación (pese a las quejas vecinales), de los decibelios, de sus horarios, y este año también de su habitual calendario, que ha ampliado sin que formalmente el Carnaval se haya alargado. Bien podría la ciudad haber adoptado esa decisión, teniendo en cuenta que dos días después del Domingo de Piñata es festivo por el día de Andalucía, en tiempo (hace meses, como mínimo) y en forma (por medio del Pleno municipal, por ejemplo). Pero con el Carnaval anunciado oficialmente del 16 al 26 de febrero, la apertura dos días más de la Carpa hace pensar que el gobierno de Kichi se inventará convocatorias y eventos varios para alargar el Carnaval el 27 y el 28 de febrero.
Este escenario pone en peligro la celebración del vía crucis del primer Lunes de Cuaresma, que tendría que convivir en la calle (en los traslados del Cristo de la Humildad y Paciencia de San Agustín a la Catedral y luego de regreso) con agrupaciones, público y todo lo que conlleva el Carnaval. Por ahora, las hermandades se mantienen en un silencio sepulcral, pendiente de las consultas que el Consejo eleve al Ayuntamiento tras conocerse ayer la noticia de la Carpa.
Y es que las soluciones a este nuevo cruce del Carnaval con eventos religiosos se antojan difíciles cuando no imposibles. Si hay Carnaval el lunes 27, no es viable sacar una imagen sagrada a la calle en pleno centro de la ciudad, porque difícilmente podrá sortear la cofradía de Humildad la celebración en la calle residiendo en San Agustín y teniendo que llegar a Catedral, dos puntos calientes del Carnaval en pleno centro histórico.
De este modo, las únicas opciones pasarían por un cambio de fecha del vía crucis de hermandades, bien al lunes siguiente (ya sin Carpa ni programaciones extemporáneas de Carnaval en la calle) o bien al viernes o sábado de esa primera semana de Cuaresma (cuestión que haría coincidir el vía crucis con los cultos de varias hermandades, cuestión que se evitaba trasladando el acto penitencial al lunes, día sin culto alguno por parte de las cofradías). Otra posibilidad sería la de desarrollar el vía crucis en la Catedral tal y como está previsto, pero sin imagen que lo presida, para evitar la calle.
En cualquier caso, si se confirma esta ampliación del Carnaval de 2023 por la puerta de atrás, se habrá atropellado nuevamente al mundo de las hermandades, que ya sufrieron el cambio de fecha aprobado en solitario por el equipo de gobierno en 2022 para hacerla coincidir con Corpus (evitando que la procesión saliera por la puerta principal de la Catedral o que se instalaran los tradicionales altares en el recorrido) y que ahora pueden verse obligados a variar la fecha institucionalmente establecida desde hace décadas por otro cambio de fecha aprobado en solitario por Kichi y su equipo. Y todo ello a falta de apenas 40 días de la celebración de un vía crucis que, a día de hoy, está en el aire.
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