La pasión que se toca en Cádiz

Cuaresma 2023

Los mayores de Fragela participan en una experiencia sensorial organizada por la hermandad de Siete Palabras pudiendo tocar y sentir de cerca al Señor de la Sed

Galería gráfica: Visita sensorial de usuarios de la Residencia Fragela al Cristo de las Siete Palabras

Una mujer de la residencia Fragela acaricia el rostro del Cristo de la Sed.
Una mujer de la residencia Fragela acaricia el rostro del Cristo de la Sed. / Julio González
Melchor Mateo

24 de marzo 2023 - 06:00

Ana Periñán llega con dificultades acompañada de un familiar a la altura de la cabeza del Cristo. A pocos centímetros de la imagen pregunta si puede darle un besito. Tras la respuesta afirmativa, Ana lo besa y empieza a acariciarlo, primero con más timidez y después de manera más decidida. Le mesa la barba y muy emocionada pide por sus hijos y por todo el mundo: “Salud, Señor, salud”. Ana Periñán escribe y recita poesías, aunque la emoción que tiene y las lágrimas que recorren su rostro le impiden a arrancarse.

Ana es una de las 30 personas que han participado en esta visita cara a cara con el Santísimo Cristo de la Sed, conocido por todos como de las Siete Palabras, procedentes de la residencia de mayores de Fragela.

Esta hermandad ha querido que este año durante la veneración del Señor diversos colectivos con discapacidad o de mayores, como ha sido este caso de Fragela, puedan acercarse al Cristo y puedan palparlo como no se puede hacer nunca. Durante esa semana por la iglesia de La Merced también han pasado o tienen previsto hacerlo el alumnado de Afanas, de Upace y también la residencia de mayores de San Juan de Dios.

Los mayores llegaron cerca de las once y media, casi todos con sillas de ruedas acompañados por sus familiares y personal de la residencia, en este caso Ángela Galán y María Jesús Moreno, donde fueron recibidos por el hermano mayor de esta hermandad del Viernes Santo, José Manuel Calvo. Al entrar en la iglesia de La Merced les llamó mucho la atención los dos pasos montados de Sentencia, mientras que los del Nazareno de la Obediencia estaban trabajando en el suyo de cara a su estreno de este año en el Sábado de Pasión.

Con el Señor crucificado puesto casi en horizontal con una breve inclinación y junto a las imágenes de la Virgen de la Piedad, María Magdalena y San Juan Evangelista, el hermano mayor hacía a cada grupo una breve reseña histórica de lo que es la cofradía y muchas de las curiosidades de la imagen que hiciera en los primeros años de este siglo el escultor gaditano Luis González Rey.

Ese carácter más humano con respecto al barroco de otros crucificados y una representación más realista con los clavos en las muñecas y los pies apoyados en una ménsula y no cruzados son señas de identidad del mismo. Calvo les hace a los mayores la advertencia de que se fijen en la oreja izquierda de Señor, que tiene una espina clavada del momento de la coronación, algo que otro miembro de la cofradía ilumina con la luz del móvil para que cada uno de los mayores puedan ir viéndolo.

Cada uno de ellos iba entrando en la capilla y podían estar unos minutos tocando, acariciando, llorando, sintiendo, mirando, sonriendo....

Elisa Martín hace poco tiempo seguro que no pensó nunca que iba a estar embobada casi debajo del Cristo de la Sed con una cara de felicidad y de paz muy llamativa. Era atea y nunca se había acercado a nada relacionado con la religión hasta que un día empezó a charlar con el sacerdote que va a la residencia de Fragela y poco a poco fue cambiando e incluso ya participa en unos talleres que hay de religión. María Elisa permanecía callada, sin decir nada pero sobrecogida junto al Señor.

Dolores Sobrido no pudo evitar echarse a llorar cuando estuvo al lado de la imagen y esas lágrimas eran contagiosas, no solo para los familiares sino para mucho de los que estaban allí. El poder que tiene una imagen sagrada para estremecer a las personas con la cercanía.

Viendo el Cristo a escasos centímetros llama la atención sus ojos verdosos, la boca perfecta, el sufrimiento pero a la vez la paz que es capaz de transmitir.

Isabel Domínguez se hinchó de dar besos al Cristo, de esos sonoros que dan las abuelas cuando lo hacen con seres queridos y le dice un sencillo “te quiero. Ayúdame”.

Cada uno de ellos llevan unas flores de papel de colores que poco a poco van depositando cada uno de los mayores que hacen fila impacientes para tener su cita personal con el Señor de las Siete Palabras, para tener esa experiencia sensorial que terminar por estremecerlos a cada uno de ellos. Algunos de los familiares incluso lloraron más que algunos de sus allegados.

Y no solo portaban flores, sino que llevaban dibujos que habían hecho en la residencia de Fragela y poesías apara el Cristo que iban a quedar en esta iglesia de La Merced.

Esta no va a ser la única iniciativa de inclusión que va a llevar a cabo la hermandad de Siete Palabras, ya que para el Viernes Santo va a habilitar una parte del recorrido por Ruiz de Bustamante donde el paso va a andar sin ningún sonido para facilitar la posibilidad de que puedan seguirlo las personas con autismo. Esto mismo lo hará horas antes el Perdón.

Lo que sí tiene José Manuel Calvo es que después de la experiencia que están teniendo este año con las experiencias sensoriales con el Señor de la Sed, es que esto va ser algo que se va a quedar ya en la hermandad.

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