Patrona de Cádiz 2024. Las aguas del Rosario

El agua tumba otra procesión en la ciudad, rememorando Santo Domingo estampas de la pasada Semana Santa al no poder salir la Patrona, que esperó media hora

Las imágenes de la suspensión de la procesión de la Patrona de Cádiz
Las imágenes de la suspensión de la procesión de la Patrona de Cádiz / Jesús Marín

Tres de tres. No es el año de Santo Domingo. O todo lo contrario, en medio de la sequía tan grande que amenaza con el suministro y el consumo de agua de los próximos meses y años, quizás el santuario de la Patrona, la Semana Santa y las cofradías en general parecen haberse convertido en las grandes aliadas de la solución. Contra la sequía, procesiones.

Si el gaditano echa la vista atrás, recordará que los últimos días grandes de lluvia acontecieron durante la pasada Semana Santa y acabaron tal y como llegó la tarde de Resurrección, que permitió al Despojado regresar a Salesianos. En Santo Domingo se quedaron con la ilusión echa aguas en La Cena el Domingo de Ramos y en Cigarreras tres días después. Desde Semana Santa se habían clareado los cielos y ha predominado el sol prácticamente a diario… hasta el día de ayer, fiesta de la Virgen del Rosario. 

Las malas previsiones que en los últimos días venían haciéndose respecto al tiempo del 7 de octubre terminaron confirmándose de la peor manera posible, lloviendo a la hora que tocaba organizar la procesión de la Virgen.

Después de una mañana en la que el tiempo respetó, poco antes de la hora indicada para la salida de la procesión (seis y media de la tarde) la lluvia empezó a hacer acto de presencia; primero con dos avisos leves, y luego ya con una irrupción prolongada y considerable, que obligaba a desalojar terrazas de forma apresurada y que levantaba la incertidumbre del público y de las cofradías participantes en el cortejo que cada año acompaña a la Patrona.

En Santo Domingo hicieron todo lo posible por que la Virgen saliera ayer al encuentro de la ciudad. Desde la mañana la intención en el santuario era clara: salir a la calle, para lo que incluso ya se barajaba un posible recorte del itinerario para sortear el riesgo de precipitaciones. Así, los responsables de la procesión apuraron todo lo posible, pero ante la evidencia de los cielos decidieron dar un paréntesis de media hora, ya que los partes que se manejaban indicaban que a partir de las siete (o algo más) el riesgo de precipitaciones descendía de manera considerable.

No obstante, los cientos de cofrades que aguardaban en el claustro dominico al inicio de la procesión tenían que refugiarse en los pasillos de Santo Domingo ya que el agua no cesaba. La espera hasta una decisión final se sobrellevaba entre saludos, abrazos y conversaciones de cofrades de diferentes hermandades que se encontraban, como cada año, a la llamada del Rosario; lo mismo que hacían los concejales del equipo de gobierno que asistían a la procesión (Maite González, Pablo Otero, José Manuel Cossi, Beatriz Gandullo, José Manuel Verdulla, Loli Pavón, Gloria Bazán o Carlos Lucero), el propio alcalde, los pregoneros de la Semana Santa del próximo año (Miguel Ángel Sastre) y de la Patrona (Iván Roa, que recibía las felicitaciones por su exaltación del día anterior), o el ‘piquete’ de la Policía Nacional que por primera vez iba a sacar el banderín corporativo en una procesión.

Serían varios minutos después de las siete de la tarde, y ante la situación meteorológica que no mejoraba, se adoptó la decisión final de suspender la procesión de la Patrona este 7 de octubre.

No es nada habitual en los últimos años que la Virgen del Rosario se quede sin salir a la calle, a excepción del año 2020 a cuenta de la pandemia del Covid. De ahí, posiblemente, que ni en Santo Domingo ni en las propias hermandades hubiera un mínimo protocolo establecido con anterioridad en caso del riesgo de lluvia, que existía y que de hecho terminó confirmando los peores pronósticos.

La lluvia, no obstante, no impidió que la ciudad volviera a rendirse a las plantas de la Virgen del Rosario, como viene haciendo desde que octubre asomó en el calendario, como ha hecho de manera intensa durante la última semana ofrendando los característicos nardos que exornaban el paso de la Virgen, y como hizo ayer durante todo el día; entre otras cosas, porque como viene ocurriendo desde hace años la iglesia de Santo Domingo el 7 de octubre no cierra sus puertas, siendo incansable el vayviene de devotos, mayores, jóvenes, adultos y pequeños que acuden al reencuentro del Rosario. 

De hecho, tras conocerse que la procesión no se celebraría este año, apenas cabía un alfiler en la iglesia de Santo Domingo, con el lógico trasiego entre las representaciones de hermandades que querían buscar la calle de regreso a sus sedes y el numeroso público que quería entrar a despedirse de la Patrona resignados de que esa tarde no sonarían los sones de las cornetas y tambores de Rosario ni las marchas de Maestro Dueñas, que dejó pendiente el estreno de una nueva composición.

La Virgen del Rosario se quedó sin recorrer la ciudad este octubre, pero a Cádiz no le faltó su Patrona, que este año no se ha movido del altar mayor dominico, rodeada de trofeos Carranza y engalanada con los nardos aportados, uno a uno, por tantos gaditanos. La lluvia ganaba la partida a la tarde–noche del 7 de octubre. O las cofradías gaditanas siguen siendo las principales aliadas del agua contra la sequía. Quien sabe...

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