Para no perderse ni un detalle

APESAR que la Semana Santa se encuentra un poco más allá de su ecuador, son muchos los que la siguen disfrutando desde los palcos y las sillas conformados a lo largo de toda la Carrera Oficial, que este año vuelve a estar en la plaza de Isaac Peral.

Debido a la ampliación que se ha realizado hacia la calle Nevería en su esquina con Ganado el Consejo Local de Hermandades y Cofradías de El Puerto ha ampliado el número de palcos en unos 15 más, encontrándose en total entre 115 y 120, aproximadamente. Además, como principal novedad, se ha dispuesto de unas 200 sillas que se pueden alquilar por día, teniendo un coste de sólo 2 euros por cada una de ellas.

Como en años anteriores, la expectación ha sido tan grande a la hora de renovar los palcos desde la pasada Semana Santa hasta ésta que en apenas los tres primeros días en los que comenzó la venta se agotaron casi por completo, algo que es una tónica ya habitual y que se repite año tras año. Aunque existen distintas categorías dentro de los palcos, según la cercanía que guarden con la procesión, el precio medio de cada uno de ellos es de 90 euros, evidentemente los de la primera fila son más caros que los de la tercera.

Un dato que hay que destacar es el éxito que ha tenido el alquiler de estas sillas ubicadas en la calle Nevería, ya que como un palco incluye ocho sillas muchas personas no los alquilan por el hecho de que no van a precisar de todo ese espacio, quedando libres muchos de los asientos. De esta manera, sólo pagan el sitio que están ocupando y por el día que deseen ver a la Hermandad en la calle. Además, ésto ha permitido que los turistas que se están acercando durante estos días a la ciudad también puedan disfrutar de la Semana Mayor sin perderse ni un sólo detalle. Ha sido tal el éxito que es tarea casi imposible encontrar alguna silla libre momentos antes de que comience la Carrera Oficial. Además, hay muchas que se encuentran reservadas para toda la Semana Santa.

Con el paso de los años son muchas familias las que han convertido el contemplar la Carrera Oficial desde un palco en algo similar a un rito, un espacio en el que conviven distintas generaciones que se mezclan con la tradición de la Semana Santa portuense.