¿Es posible reformar la Semana Santa?
La Tribuna Cofrade
El Consejo plantea una reestructuración integral de las procesiones que incluiría variar recorridos, alterar el orden de paso en carrera oficial e incluso cambiar el día de salida
El ombliguismo y el conformismo nunca han sido buenos compañeros de un viaje, el de las cofradías, que lleva siglos en marcha. Las hermandades son en la actualidad el fruto de los constantes cambios que recogen los libros de actas y los documentos que felizmente se han conservado hasta la actualidad. Y la Semana Santa que disfrutamos ahora no fue siempre así, ni mucho menos. Por eso, una vez configurados los cambios que se han producido en los últimos años (que no han sido pocos, incluyendo la carrera oficial) y asumiendo el escenario actual en el que se desarrollan las procesiones desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección, el Consejo de Hermandades considera que ha llegado la hora de analizar con cierta distancia y estudiar si es posible reformar la Semana Santa, de manera que su desarrollo sea lo más seguro, lucido y brillante posible. Sobre todo en un momento en el que acaba de ser reconocida como fiesta de interés turístico nacional.
La permanente de Juan Carlos Jurado, al que hay que felicitar por la valentía que viene demostrando desde su llegada al cargo y las ganas de mejorar las cosas y asumir empresas de gran calado, ha abierto ya este melón de reformar la Semana Santa. Y lo ha hecho, en una primera fase, planteando esta posibilidad a la comisión de Semana Santa en la que participan hermanos mayores de todas las jornadas para que lance la pregunta entre las cofradías de cada día. Y, a partir de ahí, se irá viendo el posible recorrido que trae esta posible gran modificación de la Semana Santa.
El punto de partida
La propuesta, o la pregunta que el Consejo ha lanzado a las hermandades respecto al futuro de la Semana Santa, tiene su origen en el actual desarrollo de la Semana Santa y no pocos problemas que dificultan año tras año su configuración o que plantea en la calle ciertos problemas de seguridad que podrían ir a más a poco que crezcan los cortejos.
En un primer nivel, muchas son las quejas respecto a una Semana Santa poblada en su inicio (con cinco cofradías el Domingo de Ramos y el Martes Santo y cuatro el Lunes y Miércoles) y algo menguada en su recta final, que además coincide con los días festivos y las jornadas que habitualmente y en buena parte de la geografía andaluza son los días grandes.
Además de esta realidad, la actual configuración de la Semana Santa viene marcada también por cofradías que comparten buena parte del itinerario, cuando no incluso el templo de salida el mismo día, lo que limita de forma considerable las posibilidades a la hora de plantear cada uno de los días.
¿Es posible establecer cambios que mejoren el discurrir de los cortejos en la calle, el cruce de hermandades o el reparto de cada jornada respecto a la planimetría de la ciudad? Esta es la vía que quiere explorar el Consejo, consciente de que no es fácil.
Los criterios
Debido a esta dificultad, falta conocer qué criterios puede poner sobre la mesa el Consejo a la hora de plantear esa gran reforma de la Semana Santa. Porque si no hay una mínima base, difícilmente se llegará a algo; de hecho, por muy amplia que sea la base será a priori difícil, al menos en un primer momento, que la propuesta cuaje entre las hermandades, habitualmente reacias a los cambios.
Entre esos criterios, deben cobrar peso el de cofradías que compartan templo y día de salida (como puede ser Nazareno del Amor y Vera–Cruz el Lunes Santo, o Medinaceli y Perdón el Jueves) o incluso día de salida y vecindad (como puede ocurrir el Martes Santo con Ecce–Homo y Columna o el Miércoles Santo con Sentencia y Cigarreras) o el de cofradías que compartan recorrido o buena parte del mismo (algo esto último que va in crescendo en la jornada del Martes Santo y que ha provocado no pocos problemas el Miércoles).
En este último punto, una de las jornadas que mayor gravedad presenta en la actualidad es el Martes Santo, donde la cruz de guía de la primera cofradía se une –literalmente– con el palio de la última, convirtiendo la jornada durante unas horas en un círculo cerrado que impide ver las cofradías y que genera problemas de seguridad. Y algo similar ocurre desde hace años el Miércoles Santo, donde la cruz de guía de la primera del día se une al paso del Caminito en la bajada de la calle San Francisco, con los problemas que ello conlleva.
Las soluciones
Atendiendo a esos problemas, carencias o pequeñas fisuras que pudieran impedir una mejor celebración de la Semana Santa, las soluciones pasan, inevitablemente, por el cambio de recorridos, por alternar los lugares en carrera oficial o por cambiar los días de salida. Ello implicará debates como si Servitas debe regresar al Viernes Santo, procesionar incluso el Sábado Santo junto al Santo Entierro o mantenerse en el Viernes de Dolores; o si cofradías con más tirón popular debieran pasar a las jornadas de Jueves y Viernes Santo para hacerlas aún más grandes; o si es oportuno o no recuperar la Madrugada, pero de forma potente; o si el Santo Entierro debe regresar al Viernes Santo y culminar ahí la Semana Santa con el añadido de la procesión del Resucitado.
Soluciones que, en algunos casos, pudiera incluso favorecer a las propias hermandades, al incorporarse por ejemplo a sus nóminas o a sus cortejos hermanos que hasta ahora no podían salir por esas coincidencia de cofradías de la misma iglesia o de la misma vecindad en la misma jornada. ¿Por qué, por ejemplo, los vecinos de Santa María tienen que elegir entre Cigarreras y Sentencia para procesionar? ¿No podrían salir en las dos, si procesionaran en días distintos? ¿O por qué los fieles de San Francisco se tienen que decantar entre ser del Nazareno del Amor o de Vera-Cruz? Por citar solo dos ejemplos.
¿Estarán las cofradías dispuestas a cambios? ¿Trabajará el Consejo en esta reforma más allá de elevar la consulta o la propuesta de análisis a la comisión de Semana Santa que integran un hermano mayor de cada jornada? Durante años el debate giró en torno a la carrera oficial; ahora, superado este dilema con el nuevo recorrido que se afianza con datos e imágenes contundentes (a la espera de seguir recortando el final de ese itinerario común y con la duda de si es posible adelantarlo), la diversidad de opiniones y la toma de decisiones en los próximos años puede estar dirigida a un cambio global que permita a la Semana Santa seguir creciendo y explotar todo el potencial que tiene y que posiblemente no lo muestre al 100% en la actualidad.
Cambio en el Miércoles Santo
De momento, a la espera de esos posibles grandes cambios que puedan llegar en un futuro, las cofradías siguen trabajando en presente para configurar la Semana Santa de 2023. Y en esta línea, el Miércoles Santo presentará prácticamente la única novedad en cuanto a la carrera oficial (a día de hoy). Así, las hermandades del día han acordado que sea Sentencia la que abra este año la jornada, seguida de Las Aguas, Cigarreras y Caminito.
Con esta solución, se elimina el cruce entre Aguas y Sentencia por San Juan de Dios (uno de los objetivos del Consejo para 2023, que también puede eliminar en los próximos días el cruce entre La Cena y Las Penas el Domingo de Ramos). Aunque con la recuperación del primer puesto que habitualmente tuvo Sentencia se descarta la opción de que la cofradía mercedaria regrese por la Plaza de las Flores y Compañía, como hizo el misterio en la magna de septiembre y que tanto gustó en la hermandad.
Las cuatro hermandades –que demuestran unas relaciones más que óptimas que no existen en ninguna otra de las jornadas– se han comprometido a volver a revisar la configuración de la jornada para 2024 en base a la experiencia que resulte del próximo año.
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