"Si tuviera que dar el pregón de la Semana Santa 2021 haría uno totalmente nuevo"
Andrés García Requejo | Pregonero de la Semana Santa de Cádiz 2020
El Falla debía ser escenario hoy de un pregón "muy salado, muy de cañaílla, de la orilla, de la luz, de las azoteas"
El pregonero se confiesa "asombrado" del trato dispensado por la ciudad
Hoy debía ser su gran día, ese para el que se ha estado preparando a fondo desde que en septiembre recibió la llamada del Consejo. Pero hace cuestión de dos semanas, ese sueño se frustró; esa misión de anunciar la Semana Santa se iba al traste por culpa del coronavirus, siendo la primera vez en la historia del Domingo de Pasión –desde que el Domingo de Pasión tiene historia en Cádiz– que la ciudad se queda sin pregón de la Semana Santa.
–Este domingo era su domingo…
–La verdad es que la extrañeza de la situación que nos abarca tampoco me deja pensar y centrarme en eso y sentir ese sinsabor. Prácticamente me duró un día el duelo de la amargura de saber que no iba a poder dar el pregón de la Semana Santa. En estos momentos hablar de otra cosa que no sea las muertes, el número de contagios, o cómo va la enfermedad parece que no tiene sentido, no nos da derecho a preocuparnos por otras cosas. Pero sí es verdad que yo tenía puesto en el pregón mucha ilusión. Más que por mí, por la ilusión que tenían mis padres, mi familia, mis amigos… De ahí el sentimiento de pena.
–¿Cómo ha llevado la suspensión del acto?
–El momento clave más doloroso fue cuando me lo dijeron, ahí lo pasé muy mal. Y desde entonces vienen momentos puntuales. Por ejemplo, yo me hice un atril en casa hace muchos años y el hecho de desarmarlo y tirarlo, porque está tan viejo que lo tengo que montar con cinta aislante, fue muy triste. De hecho, lo bajé una mañana para tirarlo, pero por la tarde–noche lo recuperé. Guardar el pregón, que tenía siempre abierto en casa, o los folios manuscritos han sido otros de esos momentos.
–¿Cuándo empezó a sospechar que no daría el pregón, que se suspendería?
–Más tarde que pronto. Porque mi cabeza me decía una cosa y mi corazón otra. La pasión nublaba la certeza de la realidad. El pregón conllevaba la participación de muchas personas, que estaban trabajando por su lado, y estaban haciendo cosas, incluso de trabajo físico, además de música, ensayos y demás. Ellos me iban advirtiendo de la situación, pero yo iba todo el día pensando en el pregón.
–¿Se ha planteado alguna alternativa al acto tradicional del Gran Teatro Falla?
–Se plantearon cuestiones, pero estábamos todos de acuerdo en que lo que se planteaba no era factible. Hubo tres opciones, pero las descartamos de manera unánime. En mi caso, el pregón lleva una temporalidad y una casuística; quiero decir que el pregón de la Semana Santa 2020 llevaba cosas relativas al período de 2019, desde que se me nombra pregonero, hasta el año 2020. El pregón no llevaba absolutamente nada que no hubiese sido escrito, pensado y creado desde que a mí se me nombra pregonero. Además, yo el pregón lo entiendo con tres variantes: un anuncio de una llegada de un acontecimiento, la exaltación de dicho acontecimiento, y la voz del pueblo, que tu voz sea la voz del sentir popular. No tiene sentido dar el pregón si no hay ese acontecimiento; cómo alabar algo que no va a venir. Creo que no tenía sentido dar el pregón.
–¿Cómo han sido estos meses desde que fue nombrado hasta que se confirmó la noticia de que no habría pregón?
–En el plano personal lo he vivido con mucha ilusión, con los miedos evidentes y la incertidumbre que se da al delegar una serie de aspiraciones e ilusiones que ponen en ti. Aunque la ilusión prevalece sobre todo. Yo me puse a trabajar desde el minuto uno para estar a la altura de los predecesores, leí mucho y trabajé mucho, porque esto del pregón también tiene mucho de oficio.
Pero más allá de eso, he vivido todo este tiempo con asombro. No sabía la magnitud que tenía este nombramiento. Creo que se debe a las personas que han trabajado para darle al pregonero la figura que se merece: Juan Mera, Jesús Devesa, Juan Carlos Torrejón… Y el Consejo, que está trabajando muchísimo en magnificar esto del pregón. No me imaginaba la gente por la calle parándote, las cofradías implicándose, la Cuaresma… Me ha asombrado muchísimo cómo se trata la figura del pregonero en Cádiz.
–¿Para qué le ha servido a Andrés García Requejo el nombramiento y este recorrido?
–Me ha servido sobre todo para darme cuenta de lo poco que sé, de lo tonto que somos muchas veces prejuzgando a determinados colectivos y personas hasta que vemos que estábamos totalmente equivocados, de la cantidad de cosas que quedan por aprender de las personas que menos se señalan en las cofradías, y de la cantidad de amigos que he hecho. Por todo eso, el golpe tampoco ha sido tan duro, más allá de lo que supone para la ciudad, o para mi familia… ¡He tenido tanta felicidad! He vivido una Cuaresma maravillosa.
–¿Qué pregón se ha perdido Cádiz?
–Iba a tener mucho de Cádiz, porque yo no sé hacerlo de otra manera; iba a tener mucho de mi forma, porque yo canto y me gusta hacer música y compongo temas desde hace muchos años, por lo que iba a haber musica original. Eso para mí es una herramienta, igual que Devesa era el verso, Juan Carlos el temple, la literatura de Mera o de Vicente… Cada pregonero tiene su cosita. En mi caso, escribo mucho en poesía, incluso la prosa se me va al verso. El pregón iba a ir mucho con nuestra prosodia, iba a ser un pregón muy salado, muy de cañaílla, de la orilla, de la luz, de las azoteas… Sin olvidar el compromiso y la denuncia social.
–¿Cree que debería ser usted el pregonero de 2021?
–Yo me debo a una propuesta y una decisión del Consejo y de los hermanos mayores de las cofradías de Cádiz, y de la opinión pública incluso. Es una situación tan tremendamente extraordinaria y extraña, que no tengo nada que ver ni que creerme con eso. Lo que sí tengo claro es que si tuviera que dar el pregón de la Semana Santa de 2021 tendría que hacer un pregón para la Semana Santa de 2021, un pregón totalmente nuevo. Pero le aseguro que acogeré con agrado y entendimiento la decisión que se tome, tanto si es para lo uno y para lo otro.
"No concibo una Semana Santa sin procesiones en la calle"
–¿Cómo afrontará la Semana Santa sin procesiones?
–Será muy extraña. Aunque en casa seguimos la eucaristía por la televisión o por las redes, a nosotros lo que nos gusta es la calle, y ese Domingo de Ramos que nos levanta las tapaeras del sentío. No concibo una Semana Santa sin procesiones en la calle. Y encima encerrados en casa. La Cuaresma y la Semana Santa renuevan nuestra fe, y este año dejan el alma huérfana. Creo que se me va a quedar una frase: cómo podemos tener un año más y una Semana Santa menos; hay algo que no cuadra ahí.
–¿Cómo cree que va a afectar la decisión tomada y el escenario actual a las hermandades?
–Esto tiene varias vertientes: social, económica, de fe… Y creo que todos ellos se verán afectados negativamente, salvo la pasión. Económicamente es un desastre para todo: para la ciudad, para las cofradías, para las bandas, para los artesanos y proveedores. Para la ciudad es un desastre en todos los sentidos, desde la fe y desde el laicismo. Pero a nivel de cofradías no creo que esto enfríe nada sino al contrario. Estaremos con ganas de vivir doblemente la Cuaresma y la Semana Santa.
–¿Es partidario de las procesiones en septiembre?
–A mí no me gusta sacar las cosas de contexto. La Semana Santa sin la luna del Jueves Santo es como un parque sin niños, que es como están ahora. La Semana Santa lleva implícito unos aromas, un tipo de luz, un momento en el ciclo estacional y una serie de cosas que yo no sacaría de ahí.
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