“El pregón está escrito con el corazón y espero llegar al corazón de la gente”
Vicente Rodríguez | Pregonero de la Semana Santa de Cádiz 2019
La mayor parte del texto que pronunciará mañana en el Falla está escrito en el tren entre Sevilla y Cádiz
“Tiene una carga sentimental bastante grande”, adelanta el pregonero
Conoce muy de cerca el mundo de las hermandades, porque es cofrade de cuna y se ha llevado 16 años en la junta de gobierno de su cofradía de Expiración, de la que llegó a ser hermanos mayor siete año. Y conoce muy de cerca el mundo del atril porque ha dado numerosos pregones tanto en la ciudad (con la práctica totalidad de los que existen dedicados a las imágenes devocionales) como en la provincia y fuera de ella (en 2017, por ejemplo, dio el de la Semana Santa de Santiponce). Por tanto, Vicente Rodríguez Fernández (Cádiz, 1975) domina a la perfección la encomienda que tiene por delante mañana en el Gran Teatro Falla.
–¿Cómo ha sido el proceso de creación del pregón?
–Ha sido sobre todo sentido; y como no puede ser de otra forma, escrito. A mí me resulta mucho más complicado tener el pregón en la cabeza que escribirlo; una vez que lo tengo claro y sé lo que quiero decir, sólo necesito tiempo para escribirlo. Como decía un famoso compositor, la clave es tenerlo en la cabeza, luego hay que garabatear, garabatear y garabatear. El proceso de creación del pregón fue relativamente rápido. Me gusta hacer las cosas con tiempo, que luego surgen cosas y se retrasa.
–¿Cómo de rápido? ¿Cuándo comienza y cuándo acaba la redacción del texto? ¿Cómo se ha organizado el trabajo o cómo lo ha desarrollado?
–Nunca me he parado en serio a pensar cómo haría el pregón, así que he empezado de cero totalmente. Yo por mi trabajo voy en tren a Sevilla todos los días; dos horas para ir y otras dos para volver. Eso da para mucho. Y luego pues aprovechando los ratos de soledad en casa. Esos han sido los momentos fundamentales para la redacción del pregón. Se puede decir que he escrito gran parte del pregón en el tren. Y es gracioso porque cada día va uno al lado sentado, y siempre es inevitable mirar qué está haciendo el de al lado; así que entre todos los que han viajado a mi lado en los últimos meses podrían dar el pregón.
–Llevaba años en las quinielas, ¿esperaba que fuera este 2019?
–No. En absoluto. Nunca he pensado que fuera este año o que debiera ser otro. Siempre me han comentado que podría dar el pregón, que he formado parte de la terna, que si tal. Casi desde la primera vez que pronuncié un pregón ya había personas que te lo decían. Así que ni este año ni ningún otro he encontrado un motivo especial para ser pregonero. ¿Que lo he pensado alguna vez? Pues claro que sí, mentiría si dijera lo contrario, porque me encantaría ser pregonero de la Semana Santa de mi tierra. Pero no es algo que me haya quitado el sueño.
–¿Y tus primeras reacciones el día qué le llamaron y se lo comunicaron? ¿Cómo recuerda esos momentos?
–Fue una mezcla de sentimientos, de emoción, de alegría, de nervios, responsabilidad... Todo bueno, afortunadamente. Y humildad sobre todo; le dije a Juan Carlos (Jurado) que lo aceptaba con toda la humildad del mundo, porque además creo que no tengo ningún mérito especial para dar el pregón de la Semana Santa, porque estoy convencido de que otras muchas personas lo pueden hacer igual o mejor. Es complicado describir los sentimientos. Lo que sí está claro es que no lo dudé en ningún momento, aunque recuerdo que le llegué a preguntar a Juan Carlos (Jurado) si me estaba hablando en serio.
–¿Qué es lo que más le ha costado de la elaboración del pregón?
–No sé escribir de otra forma que no sea saliendo desde el corazón, porque además creo que lo que se hace desde el corazón suele llegar al corazón de las personas. Cuando llegan partes del pregón que son especialmente sentimentales o devocionales para el pregonero, no es que cueste más escribirlo, es que cuando relees lo escrito me doy cuenta de que he vaciado una parte de mi alma ahí; y eso cuesta mucho leerlo, releerlo y pensar que lo vas a leer delante de mucha gente. En cierto modo, estás desnudando una parte de ti muy íntima delante de toda la ciudad.
–¿Cómo se ha sentido hasta la fecha el pregonero de la Semana Santa?
–Desbordado de ilusión y de cariño. No pararía de enumerar muestras de cariño, de apoyo y de alegría que he tenido por parte de la práctica totalidad de las hermandades de la ciudad, de cofrades con responsabilidad en juntas, del Secretariado, del Consejo, de cofrades sin ninguna responsabilidad a día de hoy, de amigos... y de gente que no conozco de nada y en un bar o un supermercado te paran y te preguntan si eres el pregonero y te trasladan su alegría. Esas son cosas que no tienen precio y que no me esperaba. Y estoy desbordado también porque ese cariño se traduce en una agenda muy ocupada, ya estoy intentando estar en todos los sitios a los que soy invitado.
–¿Qué quieres transmitir en el pregón?
–Creo que el pregón de la Semana Santa de cualquier sitio tiene que ser un anuncio de lo que está por venir. Pero además tiene necesariamente que tener un contenido coherente con las creencias que tenemos los cofrades y con la Iglesia a la que pertenecemos. No entendería un texto que no tuviera un compromiso claro con esas creencias. En ese sentido, más allá de que sea un texto hermoso, que siempre lo intentas, creo que debe tener contenido, ser coherente y tener eso que llamamos pellizco para que no se haga todo lo largo que en realidad es el texto y al mismo tiempo para que deje la miel en los labios de cara al Domingo de Ramos.
–¿Puede adelantar qué temas van a estar presentes?
–No debo. A día de hoy el pregón está en cuatro sitios: lo tengo yo, lo tiene el Consejo, lo tiene la Fundación Municipal de Cultura para su edición y lo tiene mi madre, casi entero. Quiero que de ahí no salga nada. Pero por coherencia, si es un anuncio de la Semana Santa, todas las hermandades tienen su parte de anuncio, todas anuncian una parte de la Semana Santa.
–A falta de horas para su pregón, ¿qué es lo que más ha disfrutado hasta ahora?
–Sé lo que he disfrutado menos: cada uno de los ensayos íntegros del texto. Me está costando mucho aguantar las emociones y controlarlas. Lo que más he disfrutado ha sido cada palabra que he recibido del mundo cofrade de la ciudad; y del mundo no cofrade. De la experiencia de estas vísperas de casi seis meses para dar el pregón, me quedo sin duda con algo que no se valora normalmente: la sinceridad de las personas. No podría contar ni un caso que me hayan saludado, felicitado o dado un abrazo que no sea sincero. No he experimentado en ningún momento eso de que no hay nada que haya sido falso, así que valoro mucho esa sinceridad.
–¿Qué espera del Domingo de Pasión?
–Espero acabar no tan agotado como creo que voy a acabar. Va a ser un día que empiece muy temprano desde que salga por la puerta de casa a eso de las nueve de la mañana hasta las once de la noche o más que según me han dicho será la hora que vuelva. Espero que sea un día cargado de emociones y sentimientos. Y estoy seguro de que será un día que no podré olvidar en mi vida. Espero que las personas que escuchen el pregón sean un poquito más felices cuando termine y se emocionen, porque el pregón creo que tiene una carga sentimental bastante grande. Pero sobre todo, lo que más espero es que cualquiera que asista diga que les ha llegado al corazón, porque cuando tocas el corazón de una persona no tiene precio. Y espero disfrutarlo, más allá de nervios y de cualquier otra cosa.
“La Semana Santa es un reflejo de la sociedad en la que se desarrolla”
–¿Qué momentos de la Semana Santa no se pierde Vicente Rodríguez?
–Podría enumerar y no parar. Pero sí hay algunos que procuro no perder nunca. Por ejemplo, la Virgen de la Caridad por Mateo de Alba; la salida de la Borriquita, raro ese el año que me la haya perdido; el Cristo del Perdón a la salida en lo alto de la calle Arquitecto Acero, he perdido la cuenta que he ido a ver esa imagen allí; Vera-Cruz en la calle San Pedro me parece una de las estampas por excelencia de la Semana Santa, y eso que no voy todos los años; La Palma subiendo la calle Sagasta; Afligidos de recogida; Columna saliendo de San Antonio con esas palomas alzando el vuelo. Luego hay hermandades que no podría decir un momento sólo; por ejemplo de Humildad y Paciencia desde que sale hasta que se recoge. Y si Dios quiere, mientras tenga salud, la espalda de mi Señor cada Viernes Santo.
–¿En qué situación diría que está la Semana Santa?
–La Semana Santa de Cádiz ha tenido una evolución y una consolidación en los últimos años a nivel patrimonial, a nivel artístico y a nivel devocional muy importante. Pero también creo que al igual que cualquiera otra Semana Santa, se ve condicionada por la propia ciudad donde se desarrolla. O lo que es igual, de aquello que carezca la ciudad, carecerá la Semana Santa; y de aquello que la ciudad tenga y presuma, presumirá la Semana Santa. Y hay ejemplos muy claros: si objetivamente la ciudad tiene cada vez menos población, la Semana Santa adolecerá cada vez de devotos, de personas comprometidas en las cofradías o de personas que formen parte de los cortejos. Y si la sociedad carece de determinados valores, eso se reflejará también en las propias hermandades, en mayor o menor medida. Será complicado que vayan a contracorriente, y eso se ve reflejado necesariamente. Si la sociedad adolece de determinados normas de civismo, educación y respeto, pues eso se verá reflejado en un momento dado en la Semana Santa. Ojalá no fuera así, pero en mayor o menor medida la Semana Santa es un reflejo de la sociedad.
Dicho esto, veo la Semana Santa bien, creo que el patrimonio humano es uno de los más complicados a día de hoy de mantener y de aumentar. Y eso es un problema para las hermandades como tales, para su propia vida, y como parte que son de la Iglesia. Parte importante además en Andalucía en general.
–¿Qué le parece la carrera oficial?
–A mí me parece bien. Creo que el año pasado hubo algunas cosas mejorables, pero en general y sin mirar particularismos de si alguna hermandad en concreto le viene mejor o a otra le viene peor, algo que pasará con esta carrera oficial, con la anterior o con cualquier otra que pueda haber. Creo que la ciudad y la Semana Santa ganan con esta carrera, porque la actual carrera la esencia de ver los pasos en algunas calles estrechas del casco antiguo se sigue manteniendo, al mismo tiempo que se le dota de espacio amplios. Algo que antes era muy complicado. Ver una cofradía por San Juan de Dios es un emplazamiento magnífico, que te permite ver las cofradías tengas silla o no.
También te puede interesar
Lo último