“Mi pregón va a ser muy gaditano porque es de Cádiz”
Fernando Pérez | Pregonero de la Semana Santa de Cádiz 2023
En siete días subirá al escenario del Gran Teatro Falla para anunciar una Semana Santa “que puede mejorar cada año que pasa”
El pregón será “como un programa de radio”
Posiblemente haya sido el nombramiento más sonado para anunciar la Semana Santa gaditana. Su habitual naturalidad para expresar sus opiniones cofradieras no deja indiferente prácticamente a nadie y su designación para ocupar el atril el próximo domingo en el Gran Teatro Falla ha despertado una inusitada expectación. Con toda una vida a sus espaldas dedicada al mundo de las hermandades y tres décadas de profesión vinculada también a la Semana Santa, el periodista de Canal Sur Fernando Pérez Cabrales (Cádiz, 1965) hace un hueco en su apretada agenda estos días para hablarnos de su pregón.
–Primera pregunta obligada: ¿Cómo va el pregón?
–El pregón está elaborado, hecho, terminado. Lo que hacemos ahora de vez en cuando es ensayar y declamar para ir viendo los tiempos, las pausas y la puesta en escena en condiciones. Digamos que está todo preparado a falta de alguna cosilla, porque cada día que pasa se me viene algo a la mente. A veces el pregón se convierte en interminable en su remate, porque siempre crees que queda algo por decir o aparecen cosas que no habías recordado en su momento.
–¿Le ha costado hacerlo?
–Le tengo que decir que no, aunque suene regular. Estará mejor o peor, pero sinceramente no me ha costado; vivo la Semana Santa desde hace cuarenta y tantos años y es algo cotidiano para mí, y eso me ha facilitado escribir de ello. Además, he sufrido una baja laboral meses atrás que me ha permitido dedicarme con más tranquilidad a la elaboración del pregón. Preocupación y responsabilidad sí que siento mucha; pero trabajo no me ha costado.
–¿Qué quiere reflejar en su anuncio de la Semana Santa?
–Lo que he intentado es hacer un pregón de alguien de Cádiz, de un cofrade de Cádiz, donde recuerdo las cosas que han pasado en la Semana Santa que he vivido y donde lanzo ideas para que esta Semana Santa sea todavía mejor. Es el pregón de un gaditano cofrade que intenta reflejar cómo es la Semana Santa de Cádiz desde mi punto de vista. Habrá alguna crítica, pero especialmente es una crónica de lo que he vivido durante toda mi vida como cofrade y también como comunicador.
–Ha dicho que habrá sorpresas en el pregón. ¿Va a cambiar el formato más tradicional del acto?
–No. Cuando hablo de sorpresas me refiero más bien a elementos que creo van a servir para mantener la atención del que esté en el pregón o del que lo siga por la radio o a través de la televisión, pudiendo a través de mi voz y del sonido mantener un hilo incorporando una llamada contínua de atención. Yo soy persona de radio, y no busco nada visual; busco la sensación de la radio, que para mí es el medio cofradiero por excelencia. Así que pretendo plasmar esa sensación en un pregón, como si fuera un programa de radio, con mi voz y con sonidos característicos de la Semana Santa. Esa es la idea de la sorpresa.
–¿Ha cambiado algo su visión de las cosas o su percepción de las cofradías a raíz del nombramiento?
–No especialmente. Creo que el cofrade y los que me conocen de toda la vida me han acogido con mucho cariño. Además estoy yendo a todo lo que puedo, a muchas funciones, cultos y reuniones de cofrades y en todos sitios recibo mucho cariño y deseos de que todo vaya bien. Por tanto, si mi nombramiento ha servido para algo es para aumentar mi vinculación con las cofradías desde el punto de vista humano. Y quizás eso haya mejorado mi percepción de la Semana Santa, porque la respuesta de la gente me ayuda a sentirme más cercano aún a las hermandades y su gente.
–¿Y qué opina el pregonero sobre la Semana Santa de Cádiz?
–Que puede mejorar cada año que pase. Mire, el otro día me senté con mi hijo en Youtube a ver Semana Santa de otros años y él no lo entendía, no se creía lo que estaba viendo del año 90, 97 o 98. Quiero decir con esto que la Semana Santa ha mejorado muchísimo en estos años; y por eso creo que tiene muchas cosas aún que mejorar. Especialmente en el funcionamiento de las hermandades, para que tengan algo que decir, que sean un peso en la ciudad, que sean importantes, que Cádiz sea cofrade. Eso es una laguna importante que repercute negativamente en la Semana Santa en general. Y estéticamente también se ha mejorado mucho, pero sigo diciendo que el andar de los pasos es un problema, que hace además que las cofradías anden muy lento, con todo lo que ello conlleva en muchos aspectos.
–Ya salió la carga. Prometo no usarlo como titular, pero dígame si entiende que algunos se ofusquen tanto cuando usted opina que el costal debería ser una opción en Cádiz.
–Sí que lo puedo entender, aunque no el por qué lo hacen. El otro día, el capataz de Sevilla Antonio Santiago dijo en una entrevista que los pasos se adaptan al costal porque están hechos para llevarse así. Los doce varales, los palios, esos misterios enormes… podemos poner muchos estilos de carga, pero esos pasos, ese estilo, está concebido para Sevilla y su manera de portarlos. No entiendo que elogiemos a Antonio Martín, Álvarez Duarte, Montes de Oca... pero el único elemento que lo distorsiona todo es el movimiento del paso. Eso me llama poderosamente la atención, cómo se puede alguien ofuscar tanto por eso. Otro ejemplo, el 99% de las marchas están hechas para el andar de los costaleros. Así que no entiendo qué es lo que no entienden. Es como adaptar la Sinfónica de Beethoven al rap. Todo está concebido como en Sevilla, menos este elemento de la carga. Y ahí estamos, en esa contínua batalla. Y conste que yo concibo perfectamente que no se comparta mi opinión, lo que no es admisible son los insultos, las amenazas… sobre todo viniendo de gente del mundo de la Semana Santa. Eso no puede tener lugar.
–En las redes sociales además parece haberse perdido el control de los límites del respeto y la educación.
–Siempre lo digo. Yo he vivido mundos muy intensos: el fútbol, el Carnaval y la Semana Santa. Ahí hay mucha pasión y se pierde la medida. Pero en las redes sociales la sensación es que hay una impunidad absoluta. Si la crítica fuera comedida y prudente se permite, pero al desatarse las pasiones se convierten en un vertedero; gente, normalmente anónima, que lanzan insultos, que amenazan, que desean cosas malas o que difaman de manera gratuita. Ahora, también he aprendido una cosa: sin ellos la vida sigue igual. Si no los lees, no pasa nada. Por eso no tengo redes sociales, aunque también es cierto que la gente de tu entorno sí puede sufrir más.
Las redes sociales
Parece que hay impunidad absoluta. Pero he aprendido una cosa: si no los lees, no pasa nada
–También es cierto que usted anda ya curado de espanto respecto a las polémicas.
–Así es. Yo el acto cum laude lo padecí hace casi 25 años, en 1999, siendo hermano mayor de Ecce–Homo recibiendo todo tipo de insultos y amenazas por la calle durante la procesión. Eso nos marcó mucho. Así que el tema este de las polémicas, aunque no es agradable, lo tengo que asumir. No olvide que el insulto y la amenaza lo que intenta es amedrentar, y yo no voy a dejar de pensar lo que pienso o sentir lo que siento.
–¿En qué estado cree que están las hermandades hoy?
–Las veo prácticamente igual que cuando era joven, en el siguiente sentido: veo poca gente con iniciativa para llevar las cofradías adelante y gente joven ilusionada. Son pocos los que luchan en el día a día para sacar las cofradías a la calle; y muchos jóvenes que sí les gusta la parte más estética, acólitos, cargadores, los hábitos menos, siendo para mí algo fundamental en la Semana Santa. Dicho esto, hay que ser conscientes del milagro que supone sacar este año 31 cofradías, si no me equivoco, a la calle en una ciudad con el número de habitantes que tenemos, y eso sin reducir la ecuación al casco antiguo, que es de donde salen la inmensa mayoría de hermandades. Digamos, por tanto, que son sensaciones contrapuestas.
–¿Qué le falta a la ciudad en términos cofrades?
–Le falta cultura cofrade, saber apreciar las buenas cosas. Y precisamente por eso creo que hay que salir para ver lo que se hace bien fuera; porque aunque también fuera hay cosas malas, puede uno apreciar lo que se hace bien y mejorar lo de aquí. Por ejemplo, culminar bien la carrera oficial, que tenga un final apropiado, que tenga palcos bien hechos, pasillos más estrechos para que luzcan mejor los cortejos… También le falta a la ciudad que sepa vestirse en Semana Santa, que sepa que está viendo una procesión y no una carroza de Carnaval y que debe guardar el respeto que deben infundir las imágenes sagradas.
–¿Y qué le sobra?
–Las pipas y los cacahuetes. Le sobra el mal gusto de la ciudadanía, dicho en términos generales. Es una ciudad que mira poco la calidad que puede dar, a pesar del chovinismo a veces exacerbado del que hace gala. Por eso hay que luchar por sacar lo mejor de Cádiz, pese a todo.
–Treinta años contando la Semana Santa en los micrófonos dan para mucho. ¿Lo suyo es devoción periodística o pasión cofradiera?
–A veces no lo tengo claro. Yo empecé en la radio y la comunicación por la Semana Santa, aunque desde siempre me atrajo la radio. En un momento de mi vida transitaba por un carril un poco desviado, pese a los intentos de mis padres por que fuera un buen estudiante; y de repente aparecen en mi vida con fuerza la Semana Santa y la radio, que entran de manera natural y que a día de hoy hacen que no conciba una cosa sin la otra. De hecho, a veces pienso cómo será mi Semana Santa el día que no haga radio; que por cierto me parece un magnífico ejercicio para cualquier profesional que se quiera dedicar a esto. Lo más difícil que puede hacer un periodista de radio en la calle es retransmitir Semana Santa.
–¿Se incluye al Nazareno de la Obediencia en el pregón?
–Algo habrá, claro. Hay que dedicarle cariño y apoyo. A mí me parece perfecto que se incorpore a la Semana Santa; hay ciudades que prácticamente incorporan cofradías cada año y Cádiz está un poco estancada en esto desde que llegó el Despojado. Así que hay que arropar a la Merced e intentar llevar a la hermandad entre todos. Esperemos que en un futuro sea una gran cofradía en la calle, y para ello los medios tenemos un papel importante que jugar, como siempre hemos hecho. Yo creo que una cofradía de inicio, aunque en este caso la cofradía ya esté fundada y más que asentada, es algo apasionante; definir el diseño de la túnica para los hermanos, el tipo de misterio, qué paso se quiere, el estilo en la calle… eso es lo que nos apasiona a los cofrades.
–¿Y qué dice uno en el pregón sobre El Huerto?
–Que lo arreglen, porque no tiene ningún sentido. No hay lógica que se pueda aplicar. Buscar culpables en esto es como lanzar una moneda al aire, y a mí me da la sensación de que quien debe poner orden es precisamente quien imparte justicia, la autoridad eclesiástica. Lo que es evidente es que la menos culpable es la cofradía y sus hermanos, y la verdad es que sorprende que no se haya arreglado ya, que no se hayan hecho cultos o que ni siquiera hayan podido cambiar los ropajes de las imágenes.
–Usted ha sido hermano mayor, se ha puesto al frente de una cuadrilla, ha montado una caseta de feria… ¿cómo eran esos años?
–Lo recuerdo con mucho agrado, felicidad, intensidad, y también con muchos momentos de dificultad. Todo aquello es una parte de mi vida; primero con la cuadrilla de hermanos, luego buscando ingresos con ideas como la Velada de los Ángeles donde nos fue genial con una caseta que conseguimos fuera referente, y luego todo lo demás. Estar ahí era una forma de vida. Pero todo eso se paró en 1999, cuando hubo una especie de catársis, todo lo que había luchado se paralizaba porque a cuenta de la carga todo parecía malo; así que decidí abandonar el cargo y que la cofradía siguiera adelante con el rumbo que otros quisieron. Mire, mi vida cofrade me generó conflictos en casa con mi padre, conflictos con amigos... pero no me arrepiento de nada, y no porque sea un soberbio ni nada de eso, sino porque todo lo hice consecuentemente y no puedo arrepentirme.
–Dígame qué espera del pregón, cómo le gustaría que fuera recibido por la ciudad.
–Yo creo que el pregón no debe pasar desapercibido por todo lo que le rodea, no por el pregonero en sí. Y eso creo que este año ya se ha conseguido en buena medida. Ahora lo que espero es que la gente se quede contenta, tranquila, que disfrute de un pregón que suene a cosas de Cádiz. Mi pregón va a ser muy gaditano porque es de Cádiz. Será un pregón sencillo, no hay gran literatura porque yo no soy un literato, y tendrá un mensaje muy cofrade, con su carga costumbrista y sus golpes de efecto, que espero conseguirlos. Luego cada uno lo verá o recibirá como sea. Pero, al menos, que vean que el pregón es de Cádiz.
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