Cádiz, la primera Semana Santa BIC

Fue el pasado mes de junio cuando la Semana Santa de Cádiz fue declarada fiesta de Interés Turístico Nacional, completando así un proyecto que llevaba años reclamando y desarrollando el Consejo de Hermandades junto con el Ayuntamiento. Y conseguido este reconocimiento estatal que Cádiz comparte con un buen número de ciudades (por encima de la cuales hay otras cuyo interés turístico tiene alcance internacional), el Consejo de Hermandades no se conforma y ya está trabajando en el siguiente objetivo: que la Semana Santa gaditana sea declarada Bien de Interés Cultural.

La propia tramitación del interés turístico ha servido a los cofrades para tomar conciencia de la importancia y de la singularidad que en términos culturales tienen las procesiones penitenciales. Y a tal efecto anuncia el presidente del Consejo, Juan Carlos Jurado, que ya se han iniciado los contactos y trámites para conseguir que la Semana Santa gaditana sea BIC.

En este sentido, reconoce Jurado que ya se ha trasladado la propuesta tanto al delegado territorial de Cultura de la Junta de Andalucía, Jorge Vázquez, como a la delegada del gobierno andaluz en Cádiz, Mercedes Colombo. Representantes de una administración que, conviene recordar, recientemente tramitaba y aprobaba el expediente para reconocer como BIC la conmemoración en La Palma del Maremoto del 1 de noviembre de 1755.

Precisamente, este expediente que hace especial referencia al rosario matutino y a la procesión de la Virgen en la tarde de ese 1 de noviembre se tramitó mediante la modalidad de bien etnológico, que puede ser el bloque en el que se encasille también a la Semana Santa, en caso de prosperar la intención del Consejo.

También recientemente la Junta de Andalucía incoaba expediente para declarar BIC a la música de la Semana Santa. Antecedentes a los que hay que sumar el proyecto que Granada puso en marcha para que su Semana Santa consiguiera esta protección de Interés Cultural a la que ahora también quiere aspirar Cádiz y que todavía no tiene ninguna ciudad de España. Sí está reconocida, en esta línea, la Semana Santa de todo el país como manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial.

El punto de partida

El Consejo de Hermandades ha iniciado ya el trabajo para lograr este reto consultando la legislación vigente y estudiando el procedimiento obligado para que se incoe el expediente que culmine con la inscripción en el registro de bienes protegidos, por lo que en los próximos meses se irán dando pasos en esa línea, considerando el órgano cofradiero que buena parte del camino puede estar ya lograda con la tramitación reciente del expediente turístico.

El presidente del Consejo, Juan Carlos Jurado, ha explicado que este nuevo reto en el que ya trabaja su equipo coincide en finalidad con uno de los pilares del trabajo que viene realizando la institución en estos últimos años: “exportar nuestra Semana Santa fuera de la ciudad”. Con esta intención se peleó en su momento la declaración turística nacional, se ha editado un libro sobre los aspectos peculiares o más significativo de la fiesta gaditana o se apoyan iniciativas encaminadas al desarrollo de exposiciones, de las que sobresale la celebrada en el Museo de Cádiz en la Cuaresma de 2021.

En esta misma línea, además, se puede encuadrar la reciente procesión magna (uno de cuyos objetivos era precisamente que se conociera por medio de ese evento extraordinario del pasado septiembre la realidad cofrade de Cádiz), la anual visita a Fitur para presentar el cartel y la fiesta, o la concienzuda elección de cartelistas para anunciar la Semana Santa de estos últimos años, trayendo a Cádiz a pintores de referencia en Andalucía como Antoine Cas o Daniel Franca. "Todo va en la misma línea, en darnos a conocer fuera de Cádiz para aprovechar todos los recursos de fuera que las cofradías y su Semana Santa puedan atraer a la ciudad", resume Jurado.

Y es que el Consejo de Hermandades está convencido de la fortaleza de una Semana Santa hasta ahora desconocida y que tiene muchos elementos atractivos, por encima de los cuales destacan no pocos aspectos culturales (historia de las hermandades, calidad artística de un buen número de imágenes, partituras, documentos o hitos como el del inicio de la saeta o el ser el primer consejo de hermandades en fundarse en España) que merecen esa hasta ahora inédita catalogación BIC.