Un rastrillo dominico

Arte junto al arte. Dolorosas y crucificados a la vera de las imágenes expuestas a la veneración en el templo. Casullas y bordados frente a la sacristía. Antigüedades bajo los arcos de uno de los edificios históricos del centro de Cádiz. El claustro de Santo Domingo se ha convertido estos días en escenario de un curioso mercado donde anticuarios y particulares exponen centenares de productos de todo tipo para su venta.

La iniciativa organizada por la hermandad de la Sagrada Cena, con el apoyo de la Fundación Cajasol y de la comunidad de padres dominicos, recuerda al popular Rastrillo de antaño. Curiosas piezas de arte religioso, muebles antiguos y todo tipo de piezas de coleccionismo pueden encontrarse estos días en este mercado provisional ubicado en el claustro dominico, que abrirá sus puertas hasta el sábado en horario de 10.00 a 14.00 y de 19.00 a 22.00 horas.

Alrededor del claustro, bajo las galerías del convento, se congregan diversos anticuarios y coleccionistas, que presentan todo tipo de objetos. Como el espacio dedicado a juguetes que hace décadas hacían las delicias de niños y jóvenes, con especial predominio de los muñecos de Playmobil caracterizados con todo tipo de profesiones y aficiones. Canicas, estampas de fútbol, barajas de cartas o pines del Madrid y del Barcelona son algunos otros de los muchos atractivos de hace décadas que se pueden adquirir estos días en Santo Domingo.

También se exponen muebles de salón, butacas, cuadros de todos los tamaños y variada temática, joyas, medallas y condecoraciones militares, pipas de fumar, cofres y joyeros, relojes o bandejas de plata son también algunos ejemplos de los centenares de productos allí expuestos y a disposición de los interesados. Sin olvidar el componente o la variable religiosa, siendo una hermandad la organizadora de este mercadillo que incluye cálices, bordados, imágenes, pinturas, libros sobre la Semana Santa gaditana, fotografías o carteles antiguos.

Junto a todas estas antigüedades y objetos de colección, se exponen en el centro del claustro más de veinte motocicletas clásicas. Vespa y Mobylette, principalmente, suman otro atractivo para este mercadillo que tiene un carácter benéfico y para el que además se solicita la donación de alimentos no perecederos como simbólica entrada, que es gratuita y abierta a todo el que quiera acercarse a este rastrillo dominico.