El remate a un Miércoles Santo para olvidar

Con los precedentes de las restantes hermandades del Miércoles Santo y las desfavorables predicciones, poco podía hacer la hermandad de El Caminito. Su junta de gobierno aguantó hasta las ocho de la tarde, veinte minutos después del horario previsto para salir, para consultar el último parte meteorológico. Todo eran especulaciones, como suele ser habitual en estos casos. Se hablaba de que, en el caso de una decisión positiva, el cortejo iba a salir por Isabel la Católica para recortar camino y no pasar como es tradicional ante las monjas del Rebaño de María en la calle Costa Rica.

Integrantes de la junta iban y venían. ¿Sale o no sale? La maldita pregunta que nadie quiere escuchar en Semana Santa. En los alrededores de la capilla, tanto por la calle Isabel La Católica como por la Alameda y la plaza de Argüelles, esperaba mucho público ávido de procesiones después de las decepciones vividas con Aguas, Sentencia y Cigarreras. No había lloviznado desde que Sentencia se refugió en la Merced, de ahí que entre el mundo cofrade hubiese un halo de esperanza. Pero justo antes de las ocho comenzaron a caer algunas gotas. Sonaba a decisión definitiva. Y así fue. La junta de gobierno decidía suspender la salida procesional. El hermano mayor, Pablo Chaves, explicó que el parte arrojaba un 40 por ciento de probabilidad de lluvia entre las 20.00 y las 22.00, bajando al 20 por ciento para el resto de la noche. “Ni siquiera puede vislumbrarse una tregua”, señalaba.

La hermandad decidió acercar el paso de la Virgen de las Angustias a la puerta de la capilla para que los hermanos que iban a procesionar y el resto del público pudieran contemplar el hermoso grupo escultórico atribuido a Diego Roldán. No pudo ser. La decepción en El Caminito remataba un Miércoles Santo para olvidar.