La restauración con mimo de Angustias de Ecce-Homo

Cofradías

Pilar Morillo explica su intervención en esta Virgen y la minuciosidad del trabajo del autor Fernández Guerrero

Pilar Morillo y Álvaro Domínguez, durante la conferencia en la iglesia de San Pablo. / Lourdes De Vicente
Melchor Mateo

20 de febrero 2023 - 06:00

“La imagen de la Virgen de las Angustias es explosiva, es donde el autor demuestra lo que vale, es una obra maestra del artista. Es como el Cristo de la Humildad y Paciencia, que es una obra de demostración de Pimentel”. Pilar Morillo explicaba hace unos días en la iglesia de San Pablo en una conferencia el trabajo de restauración que ha hecho en esta imagen titular de la archicofradía de Ecce Homo, una vez que ha sido repuesta al culto hace poco más de una semana con un resultado espléndido.

En la conferencia también enseñó a todos los asistentes imágenes muy detalladas del trabajo que se hizo en su taller junto a Álvaro Domínguez y el reto que supuso acometer este trabajo para una imagen que no había sido tocada jamás desde que el autor ubriqueño José Fernández Guerrero la tallara a finales del siglo XVIII.

Morillo explicó el contexto del lugar al que llegó la imagen, a una iglesia de San Pablo reconstruida de estilo neoclásico, al igual que la Virgen de las Angustias, hechas por un imaginero que tenía una formación de platero, como después se demostrará en algunos aspectos de la Virgen.

Morillo relató que fue a ver una Virgen de los Dolores que hay en la población de Fuente de Andalucía, que es de Fernández Guerrero, y que se ve que es muy parecida a la gaditana de Angustias, “aunque la de aquí tiene una mayor altura”. Pero lo que sí vio en aquella es una serie de marcas en el pecho para poderla poner en el banco de trabajo y que también aparece en la de Angustias y que, a juicio de Morillo, es la huella que deja Fernández Guerrero en sus obras.

“Me llamó mucho la atención de la ausencia de clavos en la estructura. Es la primera vez que lo veo”

Además de hacer una descripción de las distintas partes que tiene la imagen, Morillo señaló que el autor utilizó dos tipos de madera:la de cedro para el torso, cara y manos “que es más rica, ligera y fácil de trabajar” y que además se defiende mejor del ataque de los insectos por su fragancia, mientras que la del candelero es de pino, más corriente.

A la hora de abordar la restauración, Pilar Morillo explicó que hizo una serie de estudios analíticos que les sirvieron para definir ciertas cosas y comprender la ejecución de la imagen. Así, señaló que lo más le llamó la atención en el estudio radiográfico fue la ausencia de clavos: “No las ha unido con clavos sino que las piezas están todas pegadas. Los que se ven han sido ya posteriores pero no son internos de la obra. Es curiosísimo porque es la primera vez que no veo ningún clavo en la estructura”.

Imagen de la Virgen de las Angustias tras su restauración. / Julio González

También, al hacerle un TAC, vio que había muchos detalles que dejaban ver una gran minuciosidad en el trabajo de Fernández Guerrero “propia de una formación en platería más que de escultura, que aplica masas más grandes. Aquí hay un preciosismo detrás importante”.

Esa meticulosidad también se ve en el candelero, que está muy bien hecho y con muchas más varas que las habituales en otras imágenes.

Morillo relató con respecto al estado de conservación de la imagen que llamaba la atención “el aspecto grisáceo, ahumado” y que podía ser explicado por el incendio que hubo en esta iglesia a mediados de la década de los 80 del siglo pasado: “Este ahumado, este ennegrecimiento, lo que le hace es perder la lozanía en el rostro, está como ajado”. También demostró que tenía muchas manchas en la cara y a lo lejos parecía como si tuviera arrugas y también había una pérdida de definición en el cabello con numerosos arañazos, tanto que parecía que estaba canoso: “Es un envejecimiento como si fuera el de una persona. Parecía una mujer mayor”.

“La Virgen estaba ahumada, ennegrecida, y eso le hacía perder lozanía en el rostro”

En la zona de la policromía incluso pudieron observar que había como un brochazo, y hay numerosos restos de pegamento, como por ejemplo en los ojos, que trataban de ocultar una pequeña grieta. “Tenía incluso turbidez en la mirada”.

Morillo asegura que la imagen “funcionaba muy bien de lejos pero cuando te acercabas veías los daños que tenía”.

Con los rayos ultravioletas vieron que la Virgen tampoco tenía apenas retintes: “La imagen se conserva muy bien pero está camuflada”. En el candelero también había algunos daños y en uno de los brazos había una holgura que también se había rellenado con cinta para que se sujetara bien.

En la fase de restauración hubo tres fases: la limpieza, la reintegración de los estucos y, finalmente, la de la policromía.

La primera se hizo con un disolvente muy suave y jabonoso especial para estas obras de arte donde se van retirando todas esas suciedades. Es un trabajo muy minucioso pero con las imágenes que fue enseñando se pudo ver cómo iba recuperando su color original.

“Las manos son preciosas.Tienen un movimiento tan natural que parecen de verdad”

Morillo se refirió también a las lágrimas. En un principio se iban a dejar las que tenía pero hubo que retirarlas porque también tenían unos pegotes de pegamento debajo: “No eran además de buena factura y eran un poco inapropiadas”. Entre otras razones, no eran la originales por lo que se cambiaron por otras nuevas y se añadieron algunas más pero siguiendo la obra original de Fernández Guerrero.

Las manos le merecían una mención especial a Pilar Morillo porque “conforme las vamos limpiando van saliendo esas manos tan bonitas, con esa carnocidad que me parecen preciosas, con un movimiento tan natural que parecen de verdad”.

Además de la retirada de los clavos que se fueron poniendo posteriormente a la creación de la imagen y la desinsectación del candelero, los restauradores comenzaron con el proceso de reintegración de los estucos: “Todo lo que eran alfilerazosy arañazos se rellena con una pasta de preparación a la policromía” y se van tapando las zonas descarnadas.

Por último se reintegró el color tapando ese estuco y, finalmente, se le pusieron pestañas de pelo natural como las que había tenido originariamente la Virgen de las Angustias: ”Queríamos unas pestañas pequeñas que no modificara su mirada y que sumaran y no restaran”.

Todo ello para finalmente hacer una restauración “muy respetuosa con la imagen” que ha terminado por tenerle un cariño especial por parte de los restauradores .

El hermano mayor de Ecce Homo, Jaime Calderón, dio las gracias a los restauradores “por su trato exquisito y respetuoso con la imagen” y recordó que había sido posible gracia a un hermano ya fallecido, Pepe Rivas, que fue el que sufragó esta intervención.

Esta conferencia ha sido una de las actividades que ha realizado la archicofradía de Ecce Homo por la reposición al culto de la Virgen y que ha incluido varias conferencias, un documental y la publicación de un documental llamado ‘Angustias-La bella escondida’. Todos ellos se pueden seguir en el canal de Youtube de la archicofradía o a través de sus redes sociales.

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