El selecto club de los 1.000
Semana Santa de Cádiz 2019
Solo siete hermandades gaditanas superan el millar de hermanos
El caso más curioso es el del Despojado: la última en llegar a la Semana Santa lidera la tabla con 1.297 inscritos
El número de hermanos no es precisamente el fuerte de las cofradías gaditanas. O al menos, de la mayoría de ellas, que sobreviven con un escaso censo, lo que supone un enorme mérito en una Semana Santa más de espectadores que de personas participativas en los cortejos. Solo siete de las 30 que procesionan entre el Viernes de Dolores y el Domingo de Resurrección (el Resucitado se incluye en Columna) superan las 1.000 inscripciones. Son las del Nazareno, La Palma, Medinaceli, Sentencia, Despojado, Nazareno del Amor y Buena Muerte. Fervor hacia las imágenes, tradición, historia o barrios comprometidos son algunos de los elementos que influyen en colocarlas en el selecto club de los 1.000.
El caso más curioso se da en la hermandad de Jesús Despojado. Fue la última en llegar y ahora lidera la lista con 1.297 hermanos. Alfonso Cortés, su hermano mayor, admite que es “una cifra interesante para tan poco tiempo. En solo 11 años de vida. Y creciendo, gracias a Dios”. La hermandad cayó de pie en su entorno y en la Semana Santa gaditana. “Antes de tener la imagen del Señor en Cádiz ya teníamos 300 hermanos. La imagen y el proyecto nos ayudaron”, apunta Cortés. Instalarse en un colegio como Salesianos ayudó y mucho. “Es cierto que muchos hermanos pertenecen al colegio. Todo esto nos ha llegado del cielo, pero algo bueno también habremos hecho”, explica.
Alfonso Cortés, hermano mayor del Despojado
“Antes de llegar la imagen teníamos ya 300 hermanos. La imagen y el proyecto han sido claves”
El hermano mayor destaca que “también los hermanos traen a otros hermanos. Sin ellos, esto no sería posible”. Una nómina de hermanos tan considerable implica “más trabajo, pero también más ingresos y más ayuda”. En el Despojado, el número de hermanos está redundando positivamente en el cortejo, que también aumenta. “Estamos en 280 penitentes y casi en 40 monaguillos”, añade.
La devoción de la ciudad por Jesús Cautivo y Rescatado (Medinaceli) y su tradición colocan a la hermandad entre las primeras de Cádiz, con 1.200 hermanos. Ismael Pampará, el hermano mayor, dice que “siempre hemos tenido muchos hermanos, aunque últimamente hemos bajado un poco después de actualizar el censo”. Fue una de las prioridades del mandato que este año, después de ocho, acaba la junta de gobierno que él preside. “Había muchas personas fallecidas que seguían formando parte de la nómina de hermanos. Era algo que teníamos que arreglar”, reconoce. En cuanto al día a día, si bien “es difícil mantener la cofradía con tres locales y sus correspondientes gastos”, la aportación de los hermanos, aunque es de solo 16 euros al año, “es una parte importante del presupuesto”.
Si hay una querencia esencial en la ciudad esa es por el Nazareno de Santa María, con 1.200 hermanos. José Manuel Verdulla, el hermano mayor de esta corporación, admite que “no es fácil gestionar este número de hermanos porque es una hermandad con un abanico muy amplio. Los hay puristas, los hay más pasionales... y tenemos que tener contentos a todos porque hay muchas formas de entender al Nazareno de Cádiz”. Apostilla que, además, “la devoción no es igual que el sentido de hermandad, y eso también es un elemento a tener en cuenta”.
José Manuel Verdulla, hermano mayor del Nazareno
“Debido al cambio del itinerario de vuelta hubo bajas, pero todo ha vuelto a la normalidad”
Recuerda Verdulla que cuando entró como hermano mayor “ya tenía la cofradía más de 1.000 hermanos, aunque en el último año hemos tenido 100 altas”. La hermandad sufrió un descenso en el número hace unos años. “Cuando la polémica por aquello del cambio de itinerario de vuelta se notó mucho el enfado de un sector de los hermanos, que se dieron de baja. Pero a la larga todo ha vuelto a la normalidad por la línea tan seria que lleva la hermandad”.
A la mayoría de ellas ya les gustaría que el número de hermanos se tradujera en penitentes. O al menos, que un destacado porcentaje de los mismos se animase a sacar el control de salida y vestir el hábito en Semana Santa.
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