Olvera, lista para su despegue turístico

Turismo Rural

Se disputa ser ‘Capital del turismo rural’ junto a 9 pueblos de España.Tiene 1.900 plazas de alojamiento y está preparada para competir como destino de interior

Una vista de Olvera con la imponente iglesia de la Encarnación y el castillo coronando el perfil del pueblo. / Ramón Aguilar

Como diría alguna tribu moderna, Olvera tiene un skyline envidiable. Al surcar la carretera nacional, el automovilista se topa de repente con el perfil imponente de un pueblo coronado por una iglesia y un castillo, o un castillo y una iglesia. De día o de noche, al amanecer o en la puesta de sol, esa estampa seduce cada vez más a un visitante que busca lo singular. No es de extrañar que este municipio sea el único elegido de Andalucía que aspira a convertirse en ‘Capital del Turismo Rural’, junto a otros 9 destinos españoles, en un concurso que realiza la plataforma Escapada Rural, votando aquí.

Una calle de Olvera

Tradicionalmente, Olvera no ha sido un destino muy demandado en la Ruta de los Pueblos Blancos como por ejemplo el cercano Setenil, Grazalema o Arcos. Pero, poco a poco, este municipio de más de 8.000 habitantes, se está preparando para iniciar un camino de desarrollo turístico, que lo alce a un puesto de salida importante. De hecho, al contrario que otros destinos de la Sierra, que adolecen de tener infraestructuras turísticas para acoger a la numerosa afluencia que les llega, Olvera se ha ido equipando lentamente de alojamientos y pone en el mercado casi dos millares de plazas para dormir, entre hoteles, casas rurales y un camping de cuatro estrellas, el Pueblos Blancos, que copa nada menos que 1.369 de estas plazas, según consta en los registros de la Junta de Andalucía.

Con estos mimbres, el sector turístico local tiene la sensación de que el pueblo está preparado ya para el despegue en los circuitos como otra referencia más dentro de la oferta de destinos de interior.

Una parte del castillo olvereño. / Ramón Aguilar

¿Y dónde está la gracia de este pueblo salpicado de olivos centenarios, enclavado entre una loma y un peñasco? Está en dos vertientes principales. Por un lado, los 20 años del funcionamiento del trazado de la Vía Verde, del que una parte se desliza por el término de Olvera, ha venido a asentar este destino dentro del nicho de ocio y naturaleza. Por ejemplo y a pesar de las restricciones de movilidad por el Covid, en la última Semana Santa se contabilizó la llegada de 7.100 senderistas y 3.000 ciclistas de la provincia gaditana. “Con la Vía Verde hemos encontrado la mejor marca. No estamos enclavados como tal en un parque natural, pero la Reserva Natural del Peñón de Zaframagón(con colonias de buitres leonados) viene a ofrecer un atractivo de peso”, explica Remedios Palma, delegada municipal de Turismo del Ayuntamiento de Olvera.

Visitantes disfrutando de la Vía Verde de la Sierra / Ramón Aguilar

La otra vertiente para atraer a visitantes se sustenta en la idea de ‘vender’ la vida de pueblo. Olvera cuenta con una trama urbana declarada conjunto histórico artístico desde 1983 y con dos imponentes atractivos que sobresalen como son su Castillo y la Cilla y la iglesia de la Encarnación, coronando el pueblo. “Tenemos que hacer de Olvera el mejor lugar para vivir, un lugar bueno y reconfortante para ser visitado. No es un destino maduro, está todo por descubrir. Nuestra planificación deriva en buscar a ese visitante que quiere pernoctar, que encuentra suficientes alicientes para quedarse aquí. La idea es que el olvereño pueda convivir con el turista, que éste comparta con el vecino nuestras singularidades. Queremos que el visitante compre en los mismos sitios que el de aquí, que no se encuentre un entorno enfocado para el turista y que se pierda por el camino la esencia del pueblo”, añade Remedios Palma.

Una de las vías principales del pueblo

Otro atractivo por el que quiere pelear el pueblo es por la ingente y reconocida producción agroalimentaria que saca al mercado este municipio con sus aceites de montaña, su chacina local, repostería olvereña, jabones naturales, que quiere convertir en un reclamo más para las visitas.

La institución municipal de Olvera dice que es consciente de que aún queda “mucho por hacer” como conectar la zona monumental, con nuevas posibilidades de alojamientos y servicios, con la del área comercial.En este sentido, este Ayuntamiento viene trabajando en un plan estratégico para afianzar las líneas de desarrollo del camino futuro. “La población tiene que sentirse partícipe de este modelo turístico, sintiendo que es suyo y que el destino no va a perturbar su día a día. Queremos contar con su apoyo y con el del empresariado, que es fundamental”, admite la responsable de Turismo local.

Uno de esos empresarios olvereños que ven oportunidades en el destino serrano es Eduardo Pérez, propietario del restaurante El Corral de la Pacheca, que abrió sus puertas dos meses antes de que estallara la pandemia para ofrecer comida local y de inspiración asiática y que se embarcó, también, en octubre pasado, en la gestión del hotel de la Vía Verde. “Hay gente que me ha dicho dónde me metía con la situación tan complicada que hay ahora con el coronavirus. Soy consciente de ello, pero hay que luchar”, admite este joven, que destaca, también, el potencial gastronómico de Olvera, con una oferta de restauración con12 establecimientos, que saben lo que hacen. “Aquí se come bien en todos los sitios. Pero, además, hay que destacar el servicio que esos bares y restaurantes están ofreciendo”, apunta.

El equipo que dirige el hotel Vía Verde, en la antigua estación de ferrocarril levantada en el municipio

A juicio de Eduardo Pérez, todos los destinos de la Sierra suman para atraer a gente. “Es verdad que si hay un pueblo cercano muy turístico y no tiene infraestructuras para acoger a más visitantes, Olvera puede beneficiarse. Pero estamos en un punto geográfico bueno, a mitad de tres provincias, y tenemos equipamientos para dar respuesta a más afluencia de turistas”, reflexiona.

También lo hace otra olvereña, Cati Medina, que gestiona desde hace una década la casa rural Villa Filomena, en la localidad, con capacidad para 25 personas. A su entender queda mucho por hacer en este emergente destino turístico. “Olvera no se ha vendido hasta hace poco. Mis clientes que llegan me dicen que se quedan admirados con el pueblo, que no sabían que existía”, apunta. Esta propietaria es consciente de que quedan tareas de cara a ofrecer atractivos. Por ejemplo, dice que faltan tiendas en el conjunto monumental de souvenirs y establecimientos que comercialicen en fin de semana productos locales como aceites y chacinas a ese turismo que se acerca hasta aquí. “Tenemos buenas infraestructuras y una estampa de pueblo inigualable. Me brindo a ayudar y hacer lo que haga falta para dar a conocer Olvera”, concluye orgullosa de su localidad.

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