La calidad del cielo de la Sierra de Cádiz ya está certificada

No todo está explorado en el campo de la promoción turística y la Mancomunidad de la Sierra de Cádiz ha encontrado un nuevo recurso para suscitar la llegada de visitantes. Se trata del turismo de estrellas, o astroturismo, que persigue cielos sin contaminación lumínica, con enclaves que dispongan de miradores para la observación, identificados con la naturaleza y por lo tanto sostenibles y con guías que sepan interpretar la evolución de los astros. La Mancomunidad, que preside Carlos García Ramírez, lideró un proyecto consistente en la incorporación de la comarca en los destinos aceptados por la Fundación Starlight, una entidad internacional que ampara lugares únicos para dicha observación nocturna.

Para lograr el objetivo descrito, la Sierra de Cádiz -gracias a la cobertura económica canalizada por la Diputación, a través del programa DipuActiva- ha superado una auditoría al respecto, además de concretar un plan de implementación. Junto a esos objetivos alcanzados en 2021 también se resolvió la formación de 24 monitores que ya están capacitados para ser guías en observaciones astronómicas.

El trabajo desarrollado propició que la Fundación Starlight confirmara, en diciembre del pasado año, la concesión de certificados que avalan la calidad de la Sierra como destino para el turismo de estrellas. La entrega de dichas acreditaciones se ha celebrado en Grazalema, concretamente en el alojamiento rural del Tambor del Llano, en el curso de un acto en el que intervinieron el responsable del área de Desarrollo Local de Diputación, Manuel Chacón; el presidente y el vicepresidente de la Mancomunidad, Carlos García Ramírez y Santiago Galván respectivamente; la directora de Starlight, Antonia Varela; alcaldes, alcaldesas y concejales de los municipios de la Sierra; así como representantes de colectivos económicos y sociales.

En el acto de entrega de los certificados -que se hacen efectivos a los 19 municipios de la Sierra de Cádiz- se ha destacado el valor de una comarca provista de enclaves carentes de contaminación lumínica, sensibilizada con su entorno natural y que ha encontrado un nuevo factor de promoción que incide en la denominada desestacionalización turística; es decir, que incorpora un aliciente para ganar visitantes, y por tanto actividad económica, durante todo el año.