Los mejores escaparates del lujo huelen a piel de Ubrique
Marroquinería
El Centro Tecnológico Movex cumple 10 años como bisagra entre marcas y fabricantes. Aloja un vivero con 12 empresas y desarrolla encargos tanto para el museo Van Gogh, la automoción o diseñadores conocidos como Palomo Spain
El famoso bolso acolchado de Chanel, el 2.55, que se lanzó en Francia en 1955 supone en el mundo de la moda todo un icono de la liberación de la mujer. Una simple bandolera larga de cadena dejaba por primera vez las manos libres a las féminas cuando lo portaban, algo que hasta entonces no se había visto. En toda esta curiosa historia, tiene que ver Ubrique pues el hacer de sus marroquineros ha contribuido durante décadas a ese símbolo liberador, realizando cientos de unidades de tan icónico accesorio, que aún se sigue fabricando.
Chanel, Dior, Vuitton, Loewe, y tantas grandes marcas de prestigio como podamos pensar fabrican en Ubrique. Las calles más lujosas de Paris, Londres o Milán exhiben escaparates con artículos hechos en este pueblo gaditano, uno de los polos de la industria de la piel más importante en Europa, donde se asientan 120 empresas del sector, que dan trabajo a unos 4.500 personas. Pese a la popularidad que supone trabajar para las marcas, ninguna de las firmas de la piel de Ubrique revelará jamás para quién trabaja. Los acuerdos de confidencialidad son sagrados. “La discreción es uno de los factores para que las marcas confíen en nosotros y no en terceros países. Lanzar una colección el primero es lo más importante”, dice Javier Gallego, el gerente del Centro Tecnológico de la Piel (Movex), que se ubica en Ubrique.
Movex cumple 10 años a piñón siendo la gran bisagra de unión entre las grandes marcas nacionales e internacionales, los diseñadores y los artesanos de Ubrique. Este centro nació como un espacio de experimentación para el fomento de la investigación, el desarrollo y la innovación tecnológica, que de respuesta a un sector industrial que, cada vez, demanda más la combinación de las técnicas tradicionales de la manufactura local con la amplia posibilidad de introducir acabados diferentes gracias a las nuevas y sofisticadas tecnologías.
Este Centro Tecnológico de la Piel, el único en España de estas características (la mayoría están dedicados al calzado), se materializó en 2006 con la ayuda de la Junta de Andalucía y el Gobierno de España. Tres años más tarde, en 2009, emprendió su importante labor de mediación e innovación, hoy reconocida por instituciones, agentes y empresariado. Con dos edificios centrales, Movex acoge un vivero con 12 empresas que se benefician de su infraestructura dedicadas a la fabricación de bolsos, de cinturones y pequeña marroquinería, además de asentar firmas de enlace entre marcas y fabricantes locales. “El objetivo de Movex es dinamizar el sector, que venía de una crisis larga, causada por la marcha de las grandes marcas a países donde la mano de obra era más barata. Ahora, el mundo del lujo está viviendo una transformación muy grande y están cambiando los parámetros de compra y el consumidor final, que en buena parte proviene de Asia y quiere productos ‘made en Europa’. También han cambiado los estándares de calidad, las posibilidades que da la innovación, la búsqueda de nuevos acabados y en ese reto se mueve Movex para favorecer a las empresas. Todo ello ha supuesto el retorno de muchas grandes marcas”, explica el gerente de este centro tecnológico, Javier Gallego, hijo y nieto de artesanos de esta industria.
Este espacio I+D+i está trabajando, por ejemplo, en prototipos de bordados sobre piel y en diseños que incorporan parámetros geométricos para dar un efecto de 3D o bicolor en bolsos porque el nuevo lujo demanda la mezcla de materiales y las técnicas antiguas y nuevas. “Creemos que ahí es donde tenemos que estar. Movex es un punto de encuentro entre el artesano y la marca. Facilitar que se pueda hacer una impresión digital, con un bordado, y una costura a mano; o un repujado con una impresión. Se buscan acabados exclusivos y únicos, difíciles de copiar por el low cost (bajo coste)”, defiende Gallego.
En este sentido, Movex pone a disposición del sector su maquinaria innovadora para que haga directamente sus trabajos o se los encargue e instruye a diseñadores para que sus ideas terminen en proyectos viables. Como dice Javier Gallego, en cada bolso hay unas 70 decisiones que tomar: elección de material, forro, cremallera, hilo, tipo de unión, costura, asa, unión del asa al bolso. “Al diseñador que se enfrente por primera vez a un bolso se le abre un universo de posibilidades. Y ahí entramos nosotros, en el asesoramiento”, añade Gallego, que lleva 25 años en este mundo.
Entre los muchos frentes, el Centro Tecnológico ejecuta, por ejemplo, ahora, un pedido de artículos de regalo para el museo Van Gogh, en Ámsterdam, y está inmerso en propuestas de acolchados de interior en piel para vehículos de una importante marca alemana. Además, estudia las posibilidades de las pieles ecológicas, una tendencia que emerge ante un cliente que lo demanda. Bolsos ideados en estas instalaciones los han paseado la reina Rania de Jordania o Lady Gaga, de la firma Onesixone. Son modelos exclusivos, con 166 unidades. Onesixone contrata a artistas para el bolso, vienen, hacen un diseño, están una semana aquí con el fabricante y el diseñador de la marca. “En las instalaciones de Movex se hacen los prototipos y después se fabrican”, dice el gerente de la entidad, mientras enseña otro bolso del diseñador cordobés Palomo Spain, quien ha confiado en la entidad para que desarrolle sus prototipos de bolsos, guantes y cinturones.
Ana Holguín es una empresaria que está asentada desde hace cuatro años en el vivero de empresas de Movex como asesora de aquellos diseñadores que buscan fabricantes nacionales. “Estar aquí nos está saliendo muy bien. Me aporta la infraestructura apropiada, la experiencia del sector y mucha tecnología”, sostiene.
Movex está inmerso también en otras áreas de trabajo. Es un espacio de encuentro entre empresarios, marcas e instituciones, y además, un punto de referencia para la formación. Esta entidad, que es privada, pero sin ánimo de lucro, cuyos beneficios han de revertir en el mantenimiento de las instalaciones y en sus objetivos fundacionales de I+D+i, cuenta con convenios de colaboración con escuelas de diseñadores en España, Holanda y Austria. También realiza una tarea de recopilación de los conocimientos de la manufactura ubriqueña, que no estaban documentados. Ha generado un archivo bibliográfico y audiovisual con 30.000 documentos.
“El empresariado y el diseñador conocen Ubrique como centro de producción. El desafío está en que el consumidor final también lo sepa y quiera demandar lo que se hace aquí”, concluye Javier Gallego.
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