El olivar de la Sierra de Cádiz inicia la campaña con el precio del aceite por las nubes
Almazaras
El sector mira al cielo porque si no llueve la cosecha menguará otra vez
Rechaza la situación al alza ante la pérdida de consumidores
Reivindica precios "justos" tanto para agricultores como clientes
Aceites 'premium': los de recolección temprana
El precio del aceite de oliva está por las nubes. A nadie se le escapa que a principios de este año cualquiera que se asomara a una de las almazaras o cooperativas de la Sierra podía comprar una garrafa de cinco litros del virgen extra a 23 o 24 euros y ahora oscila entre los 40 y 44 euros. Corre tinta, día sí y día también, de las razones que hay detrás de este subidón del 52% a nivel nacional que está dejando por el camino a hogares españoles buscando alternativas a este tipo de grasa saludable y hay críticas también al sector, con una cadena de actores que empieza a pie de olivo y termina en intermediarios, distribuidores, grandes superficies y administraciones.
Los pequeños productores del olivar de la Sierra andan preocupados, ahora que inician la recogida de la cosecha de la aceituna que se prolongará hasta febrero. Y lo hacen mirando al cielo para la bendita lluvia, puesto que la sequía que arrastra este cultivo tiene que ver y mucho con el precio en el mercado. La campaña pasada fue mala en toda España, se sacó poco aceite ante una gran demanda. Y esto ha sido la tormenta perfecta para el alza de precios. Pero insisten que, pese a esta situación, en el mercado no habrá desabastecimiento.
El olivar de montaña de la Sierra gaditana tiene esperanzas en que la cosecha de 2023-2024 remonte y haya un precio “justo” tanto para el agricultor como para el consumidor. “Los primeros que rechazamos estos precios somos los productores. Sabemos que muchos clientes no se pueden permitir pagar un kilo de aceite a 8 euros. Creen que nos estamos enriqueciendo y no es cierto. De qué me vale a mí, ahora, vender a ese precio cuando no tengo para vender, si no hubo cosecha el año pasado por la sequía y cogimos sólo el 30%. Eso sí, los costes de producción están disparados y aún sin tener cosecha, hemos tenido que hacer frente al mantenimiento de las explotaciones”, explica Juan Herrera, presidente de la cooperativa Nuestra Señora del Rosario, de Algodonales, que agrupa a 780 socios en su almazara procedentes de la localidad y otros puntos de la zona. Herrera teme que este alza descomunal en los precios haga que los consumidores que ahora buscan otras opciones o aceites más asequibles no vuelvan en un futuro en detrimento del sector. “Algo parecido pasó en 1995-96 y luego fue muy complicado rescatar a los clientes que habían buscado otras alternativas en la cocina y a los dos años siguientes hubo grandes cosechas y los precios se fueron al suelo. Costó muchísimo trabajo que volvieran”, reconoce.
Las previsiones de esta inminente cosecha en el panorama nacional es que sea parecida a la del año pasado, aunque la lluvia en este otoño puede alegrar las perspectivas y aliviar los precios, dice el sector. En este contexto, la primera cooperativa que inicia ya esta semana la recogida y molturación de sus primeros aceites en la comarca es la de Nuestra Señora de los Remedios, en Olvera. Esta cooperativa calcula que en su zona de influencia se recolecte la “mitad de olivas de un año normal”, eso significa parecida a la del año pasado, aunque la variable de la lluvia puede mejorar estos datos.
El director técnico de esta sociedad cooperativa, Antonio Gerena Arenas, apunta a que los mismos productores “no queremos a 8 euros el kilo de aceite, tampoco cuando se pega a 2. Pero desgraciadamente los mercados se corrigen por la oferta y la demanda. Y ha habido poca oferta porque no hay cosecha y hay estos precios. Nadie se está haciendo rico con esto. El sector cooperativo no quiere las grandes fluctuaciones de precios ni cuando están por arriba ni cuando están por bajo, quiere que exista unos precios justos tanto para el consumidor como para el agricultor, productor. También hay que añadir que venimos de un año muy inflacionista, donde los costes de producción como abono, gasoil y fitosanitarios han subido exponencialmente”, concluye.
Acaparando aceite como si fuera el papel higiénico en la pandemia
En la almazara de la cooperativa del Rosario, en Algodonales, llevan dos meses a toda marcha ante el aluvión de demanda de clientes que quieren más acopio de aceite ante el temor de que los precios sigan esta escalada al alza o que los mercados se queden sin este oro líquido. Y eso que la campaña de recogida de la nueva cosecha 2023-2024 está a las puertas ya que se inicia en esta almazara en octubre y se prolonga hasta febrero. Algunos consumidores temiendo que la sequía vuelva a dejar a los árboles sin fruto, que vuelva a disparar aún más si cabe los precios ya de por sí desorbitados, están haciendo acopio del producto.
Algo que, distintas voces del sector, lo comparan con la ‘fiebre’ del papel higiénico que se dio durante la pandemia. “Todavía hay margen, aunque estamos racionalizando un poco las existencias para llegar a todos nuestros clientes. Si un proveedor nos pide dos palés, pues le mandamos uno para no dejar a otros clientes sin existencia”, dicen en esta cooperativa. El director de esta organización agraria, Juan Herrera, aventura que si la lluvia hace acto de presencia antes del 15 de octubre en la zona, la cosecha podría duplicarse con respecto al año pasado, que fue la mitad que en años ‘normales’, a causa de la sequía.
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