El tirón turístico de las casas cuevas
Sierra
Setenil oferta 36 viviendas rurales construidas en la piedra y en Arcos viven muchas familias en inmuebles con restos de la Peña. La Junta regula en una ley estas construcciones singulares
José acaba de comprar una casa cueva en Setenil de las Bodegas como una “inversión de futuro” para destinarla como vivienda turística para seguir con el negocio que tenían sus anteriores propietarios. Casi al mismo tiempo, Ouafae, una vecina del mismo pueblo, acaba de abrir su segundo negocio en esta localidad, una tienda de productos locales, en otra casa cueva de dos plantas.
En Arcos, Raúl se afana en el nuevo local que gestiona. Se trata del mítico bar Alcaraván, un negocio incrustado en un inmueble cueva a las faldas del Castillo y la Peña. Los tres negocios dejan al visitante boquiabierto cuando cruza el umbral de cada uno de los establecimientos. Tanto Setenil como Arcos cuentan con casas cuevas fruto de la orografía del entramado urbano.
Mientras en Setenil se están destinando en los últimos años a fines turísticos o de negocios, en Arcos la mayoría de las viviendas del casco antiguo local con restos de cueva son de uso particular. Unos lugares que forman parte del patrimonio de ambos pueblos y que la Junta de Andalucía quiere proteger. De hecho, la nueva Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio de Andalucía (LISTA), incluye por primera vez la regulación de las casas-cueva, una tipología de viviendas que tiene sus referencias, sobre todo, en estos dos pueblos de la Sierra y en Granada. La consejera de Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio, Marifrán Carazo dice que la LISTA va a paliar el vacío legal existente hasta ahora en torno a las casas cueva y que hacía complejo adaptarlas a las necesidades actuales de sus moradores.
“Al permitirse la ejecución de actuaciones urbanísticas en los barrios de cuevas, para mejorar las dotaciones y su entorno, se podrá fomentar el uso turístico de un tipo de vivienda singular y por ello con indudable atractivo”, dice Carazo. Además, habla de regulación pionera en España ya que se podrán realizar obras de rehabilitación y conservación para mejorar sus condiciones de seguridad y habitabilidad y del medio urbano y natural en el que se localizan. Al respecto de esto los Ayuntamientos de Setenil y Arcos han acogido de buen grado este anuncio y están a la espera de ver si hay ayudas para mejorar estos espacios.
Hay una realidad que en poco más de un lustro es palpable en Setenil como es el tirón económico de las casas cuevas. La mitad de ellas están destinadas como alojamientos rurales o negocios y las otras son viviendas de particulares. El entramado urbano del pueblo que se asienta sobre el cañón del río Guadalporcún no deja indiferente y es el mejor reclamo turístico para atraer a miles de personas cada año, que disfrutan de la singularidad de sus calles cuevas, las del Sol y la Sombra, Jabonería, Cabrerizas, Calcetas, Calañas y Herrerías. que forman parte de una ruta específica. A día de hoy, hay 36 casas cuevas con distintivo de viviendas turísticas de alojamiento rural (VTAR) del centenar de alojamientos dados de alta en Setenil, que rezan en el registro de la Junta de Andalucía.
Este Ayuntamiento cuenta con un registro desde 2015 donde se asientan este tipo de alojamientos rurales para su identificación y recuerda que más del 80% de los turistas que pernoctan en el pueblo quiere dormir en una casa cueva. Estas casas con fines turísticos son de familias que vivían ahí, heredadas o compradas. “Están muy demandadas y sus precios son más altos que la media. La inercia es que cada vez se están rehabilitando más inmuebles de este tipo”, dicen fuentes del sector local.
Julio Navarro, de Algeciras, acaba de adquirir la casa más fotografiada de Setenil. Es la vivienda rural Casa Bajo La Roca, en calle Cuevas de la Sombra, 9. Desde 2016, esta vivienda está en el registro turístico de la Junta. Los antiguos dueños del inmueble han hecho una especie de traspaso del negocio y Julio la ha adquirido para gestionarla. “Es una inversión de futuro”, dice. Se la demandan finlandeses, polacos o cualquiera que sueña con dormir en un sitio tan singular. “Se quedan asombrados cuando pisan la casa encajada en la roca. La gente toca la enorme roca que se puede ver al pasear por la calle desde mi balcón. Tengo un dormitorio que coge, por ejemplo, una pared entera de la piedra”, describe el propietario, quien expresa el aumento del turismo en Setenil, municipio que forma parte de la red de los Pueblos Más Bonitos de España.
“Te asombras ver en agosto tanta gente ahora en Setenil. Antes era impensable ver a un italiano o un nórdico en esa época. Ahora hay turistas todo el año”, dice. Este dueño tiene cubierta las reservas de aquí a septiembre. Espera que la regulación de la Junta con la nueva ley ayude a impulsar reformas en estos inmuebles porque el mantenimiento es costoso.
Por su parte, Ouafae Lemnachat Zaya, propietaria de la tienda Sabores de Setenil (Cuevas del Sol, 75), acaba de abrir un negocio en una casa cueva, donde se hacen garrapiñadas artesanas, y se venden productos locales. “Tiene dos plantas y es todo piedra. Antes de comprar ya te están pidiendo poder hacer una foto. Llevo cuatro semanas con la tienda y todos los días me lo piden”, asiente. La empresaria tiene otro bar restaurante, Bar Calvente, en calle Cuevas del Sol, que también tiene construcción en piedra. “Ahora se da importancia en las rehabilitaciones a que se vea la piedra. Antes no se cuidaba este detalle. Se pintaba con cal”, apostilla.
De otro lado, una gran parte de las casas del casco antiguo de Arcos tiene alguna estancia que da al interior de la Peña. La mayoría de estas llamadas casas con partes de cavidades que dibuja la Peña están habitadas por vecinos. Al contrario que en Setenil, estos inmuebles son en su mayoría para uso particular y no están en el mercado de los alojamientos rurales locales como pasa en el primer pueblo. Desde el Ayuntamiento arcense explican que no existen casas cuevas registradas como tal en la Junta de Andalucía para fines turísticos. Eso no quita que algún inmueble se promocione con esta particularidad, pero no consta en la institución municipal. El pueblo no cuenta con un registro documentado como tal sobre las casas cuevas de su término, aunque desde Urbanismo se específica que están identificadas.
En Arcos hay estudios que hablan de cuevas en la zona del cerro de la Orca, donde se asentarían los primeros habitantes del pueblo. La zona del conjunto monumental es donde está este tipo de construcciones. Por ejemplo, el Café Alcaraván es un bar decano en la localidad con mucha solera ubicado en la calle Nueva, 4, con espacios de cueva. Está justo debajo del Castillo de Arcos y se cree que sería parte de las caballerizas de la fortaleza, según la oficina de Turismo. “Todo el que viene se queda fascinado con este sitio y piden hacer fotos”, cuenta el gestor del negocio, Raúl Lozano. Como otros gestores de esta tipología de construcción ve con buenos ojos la regulación que plantea la Comunidad Autónoma. “Todo lo que sea proteger este tipo de viviendas e incentivar este patrimonio puede ser un filón para el turismo y la protección del mismo.
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