Sanidad prevé la extensión del estado de alarma hasta finales de mayo
España estaría más de dos meses bajo esta situación excepcional si se confirmara la cuarta prórroga
El ministro Illa urge a las comunidades a duplicar las camas de UCI para evitar el colapso
Las comunidades dirán lo que quieran y harán sus planes pero la única voz cantante la tiene el Gobierno, mando único de las operaciones contra el coronavirus mientras dure el estado de alarma. Esta situación de excepción, que se alarga ya 44 días, puede demorarse hasta finales de mayo, a tenor de las palabras pronunciadas este domingo por el ministro de Sanidad, Salvador Illa.
"No hay que perderle el respeto al virus", aseguró con su habitual mesura el dirigente catalán, quien dio prácticamente por hecho que el Ejecutivo de Pedro Sánchez deberá pedir una nueva extensión del estado de alarma para llevarlo más allá del 10 de mayo.
Illa recordó que esta facultad le corresponde al presidente del Gobierno, que debe ser el que realice el anuncio de la solicitud de una eventual nueva ampliación y que, en dicho caso, el Congreso tendría que aprobarlo, como ha venido sucedido hasta ahora en aplicación de la ley. Da la sensación, pues, de que a pesar de las medidas para aliviar el aislamiento (la salida de los niños o la vuelta al trabajo de determinados sectores) la situación de excepcionalidad se demorará hasta finales del próximo mes.
"No quiero anticipar nada, a nadie se le escapa que la evolución de la pandemia está yendo mejor, pero es un virus de mucho contagio, el Gobierno siempre actúa con muchísima prudencia y es un horizonte muy precipitado pensar que el estado de alarma se puede acabar en los próximos 15 días", admitió el ministro, remarcando que, como siempre, cualquier decisión se tomará siguiendo el criterio que establezcan los expertos.
La nueva prórroga sería la cuarta que el Ejecutivo solicitaría al Congreso y, de salir delante, supondría que España superaría los dos meses en estado de alarma. El Ejecutivo ya la ha ampliado en tres ocasiones, cada vez con menos respaldo. Si la primera vez, el 23 de marzo, no hubo votos en contra, a la siguiente, el pasado día 9, se opusieron Vox y la CUP.
El pasado miércoles estos dos grupos se reafirmaron en el no y se añadió JxCat, mientras que ERC y Bildu se mantuvieron en la abstención, pero dedicaron críticas a la gestión del Gobierno. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, llegó a avisar a Sánchez de que su abstención estaba más cerca del no que nunca.
Dado que la vigente prórroga dura hasta el 10 de mayo, de necesitar otra, el Congreso debería debatirla antes de esa fecha, por lo que la Cámara la votaría la semana del 4 de mayo, previsiblemente el miércoles 6.
Asimismo, los tan nombrados expertos que asesoran sobre la pandemia no descartan el confinamiento "total o parcial" de grandes grupos de población durante largos periodos con el fin de poder eliminar el virus o dar margen al desarrollo de una vacuna que podría tardar más de doce meses en estar disponible.
Plantearon, además, que los hospitales deben estar preparados para disponer, en caso de necesidad, del doble de camas de UCI que tenían antes de la crisis causada por el coronavirus, e identificar espacios que permitan un incremento "de hasta el triple" de esa capacidad. Así consta en las Recomendaciones sanitarias para la estrategia de Transición que el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, dirigido por el ahora más prudente doctor Fernando Simón, entregó este domingo en mano a Pedro Sánchez.
Este documento incide en que la reducción máxima del número de casos exigiría "fuertes medidas de distanciamiento social", que pueden incluir ese confinamiento de grandes grupos durante un largo tiempo.
Las recomendaciones para tratar de asegurar una gestión "eficaz y segura" de la epidemia se centra en cuatro áreas: la asistencia sanitaria; la vigilancia epidemiológica; la identificación y contención precoz de las fuentes de contagio, y las medidas de protección colectiva. El objetivo de las estrategias que se deben adoptar ahora es, según Simón, reducir el número de casos hasta un nivel asumible por el sistema sanitario evitando el riesgo de que desborde o vuelva a sufrir el estrés al que ha estado sometido durante la primera onda epidémica.
Pretenden además esas recomendaciones garantizar la asistencia a todos los pacientes –a los de Covid-19 y al resto–, y asegurar la protección de los colectivos más vulnerables "minimizando el coste humano, social y económico durante la gestión de la epidemia".
Para evitar contagios en centros de salud, Simón defendió que algunas opciones son establecer centros específicos de pacientes sospechosos de coronavirus, circuitos separados para la atención presencial de personas con síntomas respiratorios o infecciosos o reforzar la atención domiciliaria en la medida de lo posible y si las patologías de los pacientes así lo permiten. Además, resaltó la importancia de que el personal sanitario tenga "acceso suficiente" a equipos de protección individual (EPI). "Se ha ido solventando este problema, pero hay que garantizar que en los hospitales haya stock suficiente por si hay brote", precisó.
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