Análisis
Santiago Carbó
Algunas reflexiones sobre las graves consecuencias de la DANA
La crisis sanitaria del coronavirus nos pilló a todos por sorpresa. Nos obligó a un confinamiento obligatorio del que hemos sobrevivido gracias las nuevas tecnologías, viodeollamadas, aplausos a las 20:00 y la seguridad de ser conscientes que era lo mejor para todos.
Es momento, ahora, de continuar siendo responsables para limitar el riesgo de nuevos rebrotes de contagio. Nuestro país ha optado, como en la mayoría de la Unión Europea, por una estrategia de desescalada, volviendo a recuperar nuestras libertades de manera progresiva y escalonada. Con ello, estamos adquiriendo paulatinamente más flexibilidad de movimiento retomando, al mismo tiempo, el contacto con los nuestros. De hecho, ya podemos volver a tener vida social aunque, según el escenario por el que optemos, supondrá más o menos riesgos.
Está claro que ya podemos quedar en en restaurantes, bares y cafeterías, donde se permite el consumo en barra siempre que se respete la distancia de seguridad de dos metros entre clientes o grupos de clientes. El consumo dentro del local, según la Orden SND/458/2020, de 30 de mayo, para la flexibilización de determinadas restricciones de ámbito nacional establecidas tras la declaración del estado de alarma en aplicación de la fase 3 del Plan para la transición hacia una nueva normalidad publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), "podrá realizarse sentado en mesa, o agrupaciones de mesas, preferentemente mediante reserva previa". Además, también se deberá asegurar "el mantenimiento de la debida distancia física de dos metros entre las mesas o, en su caso, agrupaciones de mesas", que serán "acordes al número de personas, permitiendo que se respeten la distancia mínima de seguridad interpersonal".
Con respecto a las terrazas, en base a la orden, "podrá procederse a la apertura al público de las terrazas al aire libre de los establecimientos de hostelería y restauración limitándose el aforo al 75 % de las mesas permitidas en el año inmediatamente anterior en base a la correspondiente licencia municipal. En el caso que la licencia sea concedida por primera vez, deberá limitarse el aforo al 75 %, del que haya sido autorizado para este año".
Hasta ahora podíamos reunirnos hasta 10 personas en ámbitos privados, cifra que se ha duplicado. Según recoge el BOE, en las residencias particulares, "deberán respetarse las medidas de seguridad e higiene establecidas por las autoridades sanitarias para la prevención del Covid-19". Y, en particular, las relativas al mantenimiento de una distancia mínima de seguridad de los consabidos metros, o, en su defecto, "medidas alternativas de protección física, de higiene de manos y etiqueta respiratoria. A estos efectos, los grupos deberían ser de un máximo de 20 personas, excepto en el caso de personas convivientes".
Según los expertos, las actividades sociales que conllevan más riesgo para un posible contagio, son aquellas que reúnen a numerosas personas en espacios cerrados sin ventilación. Por tanto, la exposición al peligro de la infección aumenta cuanto más numeroso sea el grupo reunido en un espacio delimitado, porque se reduce la distancia física entre ellos. Así, prevención, seguridad y sentido común, se convierten en los tres pilares básicos para recuperar la vida social sin riesgos y no dar ni un paso atrás.
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios