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Quiénes son los Castañas y cómo se iniciaron en el mundo del narcotráfico

Uno de sus líderes se sentará en el banquillo de los acusados en el que está siendo el mayor juicio contra el narcotráfico en España.

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Imagen de archivo de los acusados en la sala de la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Cádiz / A. Carrasco Ragel
Carmen P. Acal

10 de abril 2023 - 15:20

La banda de ‘Los Castañas’, liderada por los hermanos Antonio y Francisco Tejón ha llegado a reunir casi 30 millones de euros gracias al tráfico de drogas que entraba por las costas andaluzas. En las operaciones participaban hasta seis organizaciones independientes y en la que han estado envueltas más de 150 personas, entre ellos, agentes de la autoridad.

Hoy, lunes 10 de abril, comienza el mayor juicio contra el narcotráfico de la historia de España en la sede de Algeciras de la Audiencia Provincial de Cádiz.

Está previsto que se extienda hasta junio, pero no se descarta que se celebre hasta el mes de julio debido a la cantidad de personas que están llamadas a declarar y a la complejidad de la causa.

Quiénes son los Castañas

Es, posiblemente, una de las organizaciones de narcos qué más poder ha tenido en España, especialmente en la zona del Campo de Gibraltar, gracias al tráfico de hachís procedente desde Marruecos.

Está liderada por los hermanos Francisco Tejón, de 43 años y al que conocen como ‘Isco’, y Antonio Tejón, de 39. Entre ambos han llegado a acumular un capital de casi 30 millones de euros que guardaban en zulos repartidos por su pueblo.

Son naturales de La Línea de la Concepción, un municipio gaditano de más de 63.000 habitantes. Se les conoce como ‘Los Castaña’ porque el padre de ambos vendía castañas en la plaza de toros del pueblo.

De origen humilde, estos dos hermanos comenzaron sus andadas cuando apenas tenían 14 años, dedicándose a robos menores en farmacias y supermercados.

Gracias a la habilidad que tenían para sustraer productos de estos establecimientos, en pocos años dieron el salto al mundo del contrabando de tabaco y, más tarde, al del tráfico de hachís. Crearon, así, su propio negocio y revolucionaron la historia del narcotráfico en la zona del Estrecho.

Quien los ayudó a dar ese salto, según fuentes de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGG) fue el narco marroquí Abdellah el Haj, conocido como ‘El Messi del hachís’. Gracias a él los dos hermanos consiguieron medios más sofisticados para sus operaciones y distribuir mayor cantidad de mercancía, lo que les llegó a suponer ganancias de hasta 400.000 euros por semana.

Era tal la cantidad de dinero que manejaban que para blanquearlo comenzaron a crear negocios y sociedades como tiendas, gimnasios y chatarrerías que ponían a nombre de otras personas (testaferros) y que los lleva a tener una vida de lujo. Entre dichos testaferros se encontraban, a veces, sus propias mujeres, que se dedicaban al cuidado de sus hijos en sus casas.

Los colaboradores

Los hermanos Tejón consiguieron hacerse con el control del 70% del hachís procedente de Marruecos que entrada en el Campo de Gibraltar. El porcentaje restante se lo quedaba la otra banda, liderada por ‘El Messi del hachís’, con quien se había repartido el territorio.

En torno a ellos se agrupaban seis bandas que actuaban de forma independiente pero que colaboraban con los narcos y que estaban asentadas en La Línea. Fue esto lo que, precisamente, hizo saltar las alarmas a los agentes antidroga.

Entre las personas que trabajaban con ‘Los Castañas’ también estaban sus mujeres, la amante de Francisco, varios agentes de la autoridad y otros familiares, como ‘El Chepa’. Este último es el cuñado de los líderes de la banda. Era la mano derecha de ambos y se encargaba de la logística de la organización: reclutar a alijadores, poner en el mar las lanchas o coordinar los transportes.

Una vida de lujo

‘Los Castañas’ llegaron a tener tanto poder que podían costearse numerosos viajes a Cuba, tener casas de lujo, visitar el Santiago Bernabéu para presenciar ‘el clásico’ entre el Real Madrid y el Barcelona Fútbol Club, e incluso celebrar fiestas con alcohol y prostitutas, donde les acompañaban, presuntamente, tres policías a sueldo. En sus viviendas había muebles de diseño, televisores de grandes dimensiones, barcos que usaban de recreo o multitud de coches de lujo.

Antonio y Francisco son padres de varios niños, entre ellos, menores de edad. Francisco llegó a introducir a su hijo en el mundo de la droga cuando era adolescente. Los dos siempre soñaron con que sus hijos seguirían con el oficio ilegal que ellos habían montado.

Huida y captura

Como consecuencia de su ostentosa vida y de la multitud de personas que trabajaban para ellos, en 2016 los dos hermanos se convirtieron en el objetivo de la Policía. Fue entonces cuando se puso en marcha la Operación Ronal para poderlos capturar. Sin embargo, en octubre de ese año, los Castaña recibieron un soplo de dos policías que formarían parte del entramado, por lo que consiguieron huir a Marruecos antes de ser detenidos.

Días más tarde, la mujer de Antonio y su hermana viajaron hasta el país vecino para reunirse con sus parejas. La Policía lo sabía y dio aviso a la Gendarmería, que después de seguirlas logró detener a Antonio.

Sin embargo, la extradición solicitada por España llegó tarde y éste quedó en libertad. Poco después, y aun en búsqueda y captura, Francisco decidió participar en un videoclip y eso dio pistas a los agentes de su paradero, por lo que en junio de 2018 detuvieron a Antonio y poco después a Francisco, que se entregó a la Policía.

Tras pasar dos años en prisión preventiva, Antonio Tejón logró salir de la cárcel de Albolote en Granada, pero en la puerta lo esperaba La Guardia Civil por otra causa y vuelve a ser detenido.

Su comportamiento en prisión

Durante su estancia en las prisiones de Albolote (Granada) y Córdoba ambos tuvieron un comportamiento bueno. Antonio logró integrarse más y participar en talleres ocupacionales, mientras que Isco, que no era conflictivo, estaba un poco peor anímicamente.

Según explicó su abogado, a los dos se les aplicó el régimen FIES 2 (Fichero de Internos de Especial Seguimiento), una categoría habitual para delitos relacionados con organizaciones criminales. Ambos estaban aislados, con limitaciones en las actividades en común con el resto de internos, aunque sí se les permitió la visita de familiares. Esto se hizo de esta manera para protegerlos ya que los dos eran personas conocidas.

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