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Otra perspectiva sobre el VIH

sida

El análisis de las bases de datos disponibles confirma un aumento de la esperanza de vida de los pacientes que acarrean otros problemas asociados

Imagen de una campaña de sensibilización desarrollada en la ciudad de Zamora. / Argonautas C.
Ramiro Navarro

10 de noviembre 2018 - 02:35

En España se estima que existen 145.000 personas infectadas por VIH. Esto significa una prevalencia en la población general adulta del 0,4%, de las que aproximadamente el 18% están sin diagnosticar. El análisis de registros hospitalarios y de nuevos diagnósticos ha permitido demostrar que confirma un cambio de paradigma en la esperanza de vida del paciente. En la actualidad el VIH se ha convertido en una enfermedad crónica, con la que los pacientes están envejeciendo. No obstante, este avance se acompaña de una contraparte negativa: debido al incremento en el número de años de vida ganados, se da una prevalencia de comorbilidades mayor a la de la población general y a una edad más temprana.

Un estudio coordinado por la Fundación Gaspar Casal y el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III ha analizado todos esos datos. Según las conclusiones de su estudio, que ha publicado la Revista Española de Salud Pública reducir el riesgo asociado a todas las comorbilidades que puede desarrollar el paciente con VIH/sida mientras envejece debe ser hoy en día un objetivo de salud, que se suma a los objetivos tradicionales que hasta ahora formaban parte de la estrategia para reducir el impacto de la infección por el VIH. Entre las comorbilidades principales destacan los problemas cardiovasculares. El 45% de pacientes tienen riesgo moderado/elevado de enfermedad coronaria, y el 87% presentan también riesgo medio o alto de progresión a enfermedad renal crónica. De hecho, la Enfermedad Renal Crónica es frecuente. Un 73,3% de los pacientes presenta un riesgo moderado o elevado de progresión a enfermedad renal crónica. Asimismo, los investigadores explicitan en el texto que en el caso específico de la mujer, además "es necesario formar a las mujeres peri y postmenopáusicas para incrementar sus habilidades y su motivación para el cuidado de su salud; también es muy importante que se examine el rol que puede tener la terapia de reemplazo hormonal en la reducción de sus síntomas".

Las patologías cardiovasculares renales y oncológicas son más frecuentes

Los autores del estudio plantean una serie de propuestas que pueden ser útiles para que los sistemas sanitarios puedan hacer frente a estos cambios. "Para lograr hacer frente a todos estos objetivos, sería muy útil replantear algunas cuestiones de la relación médico-paciente. Algunas de ellas pasan por mayor formación en aspectos diferenciales de género, por un incremento de la conciencia de la importancia de ciertos temas y de la dificultad de tratar otros.

Asimismo, es necesario ampliar la relación médico-paciente a un apoyo más amplio que incluya un soporte multidisciplinar y el apoyo de pares", indican los autores del estudio que ha sido coordinado por Jordi Gol-Montserrat y Juan E. del Llano , de la Fundación Gaspar Casal; y Julia del Amo, del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III.

Asimismo, subrayan que el principal reto estará en conseguir que la mejora de la calidad de vida de estos pacientes sea una prioridad para las autoridades sanitarias españolas, como ya lo es para todas las personas que viven con el VIH en España. En las personas con VIH, el riesgo de cáncer es mayor debido a la inmunosupresión. En este sentido, el especto el espectro ha cambiado: cada vez son más frecuentes los tumores no definitorios de SIDA (pulmón, ano, linfoma de Hodgkin, hígado por la alta prevalencia de factores de riesgo como la infección por virus oncogénicos o el tabaquismo, si bien los tumores definitorios siguen teniendo una incidencia importante.

Para mejorar los modelos de atención sanitaria a estas personas, los expertos aluden a la noción del contexto como algo fundamental para abordar la calidad de vida. Los expertos platean algunas áreas y corrientes dentro de la gestión sanitaria que pueden ser especialmente útil para mejorar el bienestar de estas personas: la atención centrada en el paciente; la atención integrada y horizontal y el fortalecimiento de los sistemas de salud.

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