¿Qué es el 'sharenting' y cómo afecta a los niños?
Muchos padres quieren compartir imágenes de sus familias en redes sociales, sin embargo, puede suponer un riesgo para los menores.
Los traumas de los niños tras separarse los padres les llevan al aislamiento social
Hoy en día es muy raro conocer a gente que no tenga redes sociales, especialmente cuando se habla de la gente joven. Esto tiene sus ventajas, son un medio de comunicación que permite comunicarse con cualquier persona en cualquier parte del mundo, y sus desventajas. Desafortunadamente algunas de estas desventajas pueden suponer un riesgo para los usuarios.
Muchos padres usan las redes sociales como diario familiar, subiendo fotos de su vida diaria, de momentos especiales y de sus hijos. Algunos padres incluso llegan a hacerse famosos gracias a crear contenido con los pequeños, encandilando a miles de seguidores con sus gracias y monería, pero exponiendo a estos a consecuencias indeseadas.
¿Qué es el sharenting?
La palabra sharenting procede de una mezcla de las palabras inglesas share (compartir) y parenting (paternidad o crianza). Esta palabra suele usarse para referirse al acto de compartir la vida de los más pequeños en redes de forma abusiva, a través normalmente de momentos cotidianos, instantáneas que antes de la llegada y extensión de las redes sociales pudieron ser parte de los álbumes de fotos familiares, pero que a día de hoy mucha gente expone en cuentas públicas o privadas.
¿Por qué deberías evitar compartir imágenes de tus hijos en redes sociales?
El sharenting presenta varios problemas: crea a los más pequeños una presencia digital ante una gran audiencia muchas veces desde el mismo momento en el que nacen o desde que son muy pequeños y al que no pueden consentir, pues ni son conscientes del alcance que pueden tener ni son responsables de ello (sino de sus padres o tutores legales). Muchas veces estos vídeos, instantáneas y textos cuentan con información reconocible del menor, lo que vulnera su derecho a la privacidad y a la intimidad, algo que debe ser velado por los mismos progenitores o tutores legales.
Esto a la larga también repercute de otras formas en los propios menores, que con la edad podrán ser conscientes de cómo su intimidad ha sido expuesta por aquellos que deberían haberla protegido, que han compartido imágenes y momentos que quizá el menor implicado no quiere que estén en la red en un futuro. El sharenting puede tener un impacto negativo en la salud mental de los menores, dañar su reputación y, como señaló en 2017 UNICEF, afectar a su capacidad de crear su propia identidad e incluso de llegar a encontrar empleo.
También se ha de tener en cuenta que en internet no se sabe realmente hasta dónde puede llegar la información y quién puede llegar a hacer mal uso de las imágenes de los menores que se exponen en las redes. Estas fotos y vídeos de los menores, aunque sean en un principio inocentes, pueden ser usadas para acosar a este o llegar a acabar en redes para pedófilos. Y no sería el primer caso que se produce, por ejemplo, en 2020 una madre llamada Amanda Morgan descubrió eso último fue lo que pasó con unas imágenes que había compartido en Instagram de su bebé.
Para evitar los posibles riesgos, lo mejor es no mostrar imágenes de los más pequeños en redes sociales y preservar esos momentos especiales de otras formas, pero fuera de internet. Es también importante ser consciente de los peligros que pueden existir en las redes, para poder guiarles hacia un uso adecuado de las mismas conforme se hacen mayores.
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