Las conclusiones que se sacan a la cancelación del programa de José Luis Garci en Trece

José Luis Garci se ha quedado sin tertulia en Trece. Los argumentos para que su programa Classics no haya sido renovado son peregrinos. El fundador de Nickelodeón pretendía seguir emitiendo películas en blanco y negro y la cadena contratante le impuso que las seleccionadas fueran en color. El sino de los tiempos.

Hace mucho que la cultura fue desalojada de las televisiones públicas, a quién le puede extrañar que sea desterrada de las privadas. Da rabia que una cadena con un claro sesgo de derechas y con ideario católico obre de esta forma. Recordemos que la historia del arte, desde las músicas de Bach hasta la de todos los pintores e incluso muchas obras maestras del cine, desde Ordet de Dreyer hasta El Evangelio según san Mateo de Pasolini, se inspiraron en motivos religiosos.

Ya sabíamos que corren malos tiempos para la lírica. En la televisión pública estatal confunden lo laico con lo antirreligioso. Qué le vamos a hacer. 

Deberían tomar nota de la muy republicana Francia, cuyas transmisiones dominicales de Le jour du segneur todavía dan sopas con onda a las emisiones homónimas españolas. Los catalanes, que están más cerca del resto de Europa, dan muestras en el veterano Signes dels temps, con casi 40 años de vida, están más cerca de París que de Madrid en la realización de formatos religiosos. Aunque todo este discurso venía por la eliminación del programa de Garci. 

El coloquio cinéfilo tras la emisión de una película clásica debería ser recuperado por La 2, única capaz de hacerlo viable. Muchos espectadores y tertulianos del original han fallecido. Los que sobrevivimos lo disfrutaríamos y algunos jóvenes podrían descubrirlo si dejasen de mirar plataformas.