Peter Schmeichel, cómo paraba tantos penaltis y de qué manera trataba a Ferguson "como padre"

Entrevista

El mejor portero de su tiempo, icono del Manchester United y campeón con Dinamarca en la Eurocopa 1992: hoy domingo se estrena su docuserie en SkyShowtime, tanto fútbol y tanta vida

Dinamarca: El apellido Schmeichel gobierna

Las fotos del Dinamarca-España

Peter Schmeichel este miércoles en Copenhague en la presentación de su docuserie de SkyShowtime
Peter Schmeichel este miércoles en Copenhague en la presentación de su docuserie de SkyShowtime
Francisco Andrés Gallardo - Jefe de sección de Vitally

09 de febrero 2025 - 10:15

Este periódico ha podido hablar con el ex guardameta Peter Schmeichel para analizar de todo eso que rodea al fútbol:la vida misma. Nieto de un polaco que fue abatido en el primer día de la Segunda Guerra Mundial y una abuela que fue asesinada en un campo de concentración, su padre, Antoni, al huir con su esposa danesa tuvo que aceptar ser agente al servicio del Pacto de Varsovia. Es el arranque de la docuserie que desde hoy se ofrece en SkyShowtime. Dos capítulos como mucha vida atrapando un balón y con él, la gloria. En una familia donde no había tradición de fútbol, el niño Peter Schmeichel se afanó en ser lo que le pedían:el mejor. Fue el mejor de su tiempo, uno de los grandes guardametas de la historia. Un portero que ya no temía jugar con los pies, que podía salir del área e incluso marcar goles. Campeón de Europa con Dinamarca en 1992, icono del Manchester United de Ferguson, estuvo 22 años bajo los palos y desde entonces se pone ante el micrófono. Es un líder nato que hoy narra el fútbol y que habla a diario con su sucesor vital y en la portería:Kasper Schmeichel, titular en la selección danesa y portero del Celtic. Una forma de vivir y de ser.

Pregunta.–Usted es de esos porteros codiciados por las plantillasdel FIFA.

Respuesta.–Los videojuegos han reflejado bien el fútbol, pero vivirlo desde dentro es otra cosa. Me gusta que usted me fichara en el FIFA99.

P.–¿Cómo resumiría a Schmeichel como portero y como persona?

R.–No puedo dividirlo. Yo soy una persona que se ha dedicado durante muchos años, veinte, veinticinco, al deporte como guardameta. Mi mente siempre ha estado centrada en el fútbol. La portería fue gran parte de mi vida. Me dedicado al fútbol al ciento por ciento. Mi mente estaba centrada en mi faceta profesional cuando tenía que trabajar en el terreno de juego.

R.

P.–¿Y de qué manera surge esa vocación de ser el mejor portero?

R.–Con persistencia. Yo conseguí ser el portero que quería ser. De pequeño no veía mucho fútbol, lo que podía ver en el televisor. Mi vocación se fue curtiendo en el campo, en Dinamarca (su primer club como profesional fue el Brondby). En Inglaterra podía afianzar el análisis de los porteros. Pensaba lo buenos que eran y quería aprender de ellos. Desde pequeño quería jugar en el Manchester United, cumplí ese sueño y allí lo aprendí todo.

P.–¿Los porteros del siglo XXI no tienen mucho que ver con los que veíamos en los años 80?Usted inició una tendencia avanzada.

R.–Ha sido el puesto que más ha cambiado en el campo en las últimas décadas. El portero ya no es estático. Han cambiado el rol y pueden ser, bueno, en realidad son, jugadores de campo. Ahora entrenan a la vez que los demás jugadores. Son parte del engranaje de las jugadas. Técnicamente los porteros de hoy son muy buenos. El entrenador iba con los jugadores de campo y aparte estaban los porteros. Ahora están totalmente integrados en cada estrategia.

P.–¿No le da miedo cuando juega su hijo Kasper por Dinamarca sale con el balón controlado?

R.–Me dan vértigo esos momentos. Es normal que se me paralice la garganta con esos pases. Pero es necesario. Esa ‘profesionalización’ hace el fútbol más interesante. Un portero más activo hace más activo el juego.

P.–¿Cómo fue su relación con su padre y a su vez cómo ha influido en la de sus dos hijos?

R.–Mi relación con mi padre, Antoni, siempre fue muy buena. Tuvo una vida difícil. Mi padre insistía en que tenía que ser el mejor. Lo escuchaba en casa, en su voz y en la de mi madre. Siempre intenté seguir lo que me decía:ser el mejor. Lo intenté cada vez que iba a entrenar y a jugar. Yo era muy joven cuando nació Kasper y mantuve esa motivación. Pero yo nunca les dije a mis hijos lo que tenían que ser. No les he querido meter esa presión. Si ellos me necesitan tienen que venir a pedírmelo. Esa es mi relación que he tenido. Si Kasper necesitaba algo, él tenía que venir a mí. ¿Y qué es lo que sucede? Pues mi hijo me llama todos los días y me lo sigue preguntando todo.

P.–¿Alec Ferguson fue un segundo padre para usted?

R.–Ferguson era un padre para mí, pero lo era para todos los demás en el Manchester. La mayoría de las veces era un padre bueno, otras veces, un padre muy estricto. Era un líder fantástico y entre un grupo de caracteres muy fuertes hizo de ellos un grupo.

P.–Era un grupo de estrellas.

R.–Sí, sí, había grandes estrellas, serían jugadores fantásticos... Pero todos con unos caracteres muy fuertes, difícil de gestionar. Sabía dirigir muy bien a un grupo de jugadores de esos que te dirían “a mí no me tienen que decir lo que tengo hacer”. Había que gestionar esos egos en beneficio de todo el grupo. No todos lo consiguen.

P.–¿Cómo conseguía parar tantos penaltis?

R.–Controlando la situación en mi favor. Cuando yo tengo delante a un lanzador de penaltis no quiero que nadie me diga nada. Yo asumo la decisión. Cuando yo jugaba decidía de antemano cómo iba a tirame. Uno a la izquierda, otro a la derecha, dos a un lado, los cinco de una tanda de un lado... Es decir, la que manda es mi mente. Es mi momento, el de máxima responsabilidad de un portero, y yo lo manejaba. Eso fue bueno porque me permitía pensar que siempre tengo cierto control sobre la situación.

P.–¿Pero cambiaba de decisión un segundo antes?

R.–No, antes de todo ya lo tenía decidido. No me engañaba el que disparaba, sino que yo tenía claro qué iba a hacer. Ahora me sorprende en estos tiempos cómo se planifican las tandas de penaltis, cómo lanza cada jugador. He visto porteros que lo tenían todo estudiado... y no han parado ningún penalti, porque al final no tenían el control de la situación. Pero yo entiendo que si el entrenador te da una orden, la tienes que cumplir.

P.–Ganar la Eurocopa sin haberse clasificado (por expulsión de Yugoslavia) fue de locos. ¿La final en el Nou Camp en el 99 fue una locura mayor?

R.-Esos tres minutos del Manchester-Bayern fueron lo mejor que he vivido en un campo. Una locura que me sigue asombrando cada vez que la veo.

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