Francisco Andrés Gallardo

La televisión privada de Ayuso, la de Bonilla y la de Pedro Sánchez

Las cadenas públicas se encuentran cada vez más estranguladas por los respectivos partidos que gobiernan en sus demarcaciones

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El lío político en que se encuentra RTVE explicado con sencillez

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, este martes.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso / Eduardo Parra / EP

30 de marzo 2025 - 07:54

La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, tiene una cadena privada con apariencia de pública: Telemadrid. Allí aparece (y desaparece) lo que el criterio de ella y su equipo, más o menos el entorno político y empresarial del PP madrileño, decide conveniente y necesario. Dirigida por el presidente más intolerante que ha tenido RTVE desde 1956 a hoy, que ya es decir, José Antonio Sánchez, no llega, ni llegará, al 5% de cuota. Les da igual.

El share es solo una justificación al margen, para manosear y tergiversar si les interesa. Mientras ellos sigan ostentando el poder sólo les preocupa la propaganda y el bombo. La audiencia se convierte en algo abstracto. Si los programas se ven o no se ven es lo de menos, que ya buscarán la excusa para que la responsabilidad sea de los demás. Los datos de espectadores son una simple justificación cuando les conviene. ¿Les suena algo parecido por algún otro lugar? El panorama es también desalentador por aquí.

Ayuso y el presidente andaluz, Juanma Moreno Bonilla, gozan y gozarán así de sus cadenas privadas, particulares, como sucede con tantos titulares de virreinatos, concejos, consells, alhóndigas y sultanatos.

Y es lo mismo que Pedro Sánchez y su basca han hecho de TVE. La 1 de José Pablo López es ahora la cadena triste, porque nos entristece en su empeoramiento, reparto de prebendas y berreas. Por la deriva sectaria y banal en la que va adentrándose. Otra cadena privada. López ha llegado a emitir un documental en La 2 sobre la pandemia sólo para acusar a Ayuso de ser responsable de miles de muertes. Fue la presidenta madrileña la que le despidió como responsable de Telemadrid y ahora él se toma la venganza desde RTVE como escudero de Sánchez y de su corte de socios, allegados y protegidos.

Esta política, da igual el partido, convierte todo en un negocio privado. El de cada uno de ellos.

Pero al menos tenemos la auténtica radio y TV privada, donde ya se hace más servicio público que en las públicas. Y hasta parece que son más independientes.

Como ejemplo, la entrevista de Carlos Alsina esta semana en Onda Cero a Díaz Ayuso (se arruga ante la independencia real de un periodista; ella, como Bonilla, tan acostumbrada a su televisión particular). Una entrevista para desarmarla de sus eufemismos fiscales.

Las televisiones públicas que ya son solo las cadenas privadas de los partidos que gobiernan nos cuestan a todos para el beneficio de unos pocos. Los suyos. Los de ellos.

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