El primer enfrentamiento con los indios acaba en tragedia

Diario de una gran hazaña | Capítulo 23 (29 de julio de 1520)

La disputa por una joven indígena rompe la paz entre la flota de Magallanes y los patagones, que matan a un marinero sevillano en un ataque con flechas envenenadas

Un grupo de indios tehuelches, una de las tribus que habitan en la Patagonia, armados con sus arcos y protegidos del frío con pieles de animales.
Un grupo de indios tehuelches, una de las tribus que habitan en la Patagonia, armados con sus arcos y protegidos del frío con pieles de animales. / D.C.

Las buenas relaciones entre la flota de Magallanes y los indios patagones han saltado por los aires y además de la manera más trágica, con la muerte de un marinero sevillano sobre el que impactó una flecha envenenada.

Un intento de trueque protagonizado por un tripulante jerezano, que ofreció regalos a un indígena a cambio de tener los favores de una joven adolescente, fue el origen de un enfrentamiento que desembocó en un ataque violento por parte de un centenar de indios armados con arcos y flechas que fue repelido por los españoles.

La presencia entre los españoles de estos indígenas se inició a finales de abril, es decir, aproximadamente un mes después de que la expedición a las Molucas desembarcara el 31 de marzo en Puerto San Julián, un asentamiento levantado por los hombre de Magallanes en la bahía del mismo nombre para protegerse aquí del invierno austral que impedía que las naos pudieran seguir navegando.

Desde el primer momento las relaciones entre ambas partes fueron exquisitas, con muchas risas e intercambio de regalos. Los indígenas cada vez llegaban en mayor número al asentamiento de los españoles y les ofrecían comida, como tortas de maíz o carne y leche de guanacos. Los españoles, por su parte, regalaban a los nativos espejos, tijeras y otros utensilios, e incluso elaboraban collares, pulseras y cintas de colores para las mujeres indígenas.

Tan buena era la relación que Magallanes logró incluso que el chamán de la tribu y otros indígenas fueran bautizados, que era otro de los objetivos de esta expedición patrocinada por Carlos I y que zarpó de Sanlúcar el pasado 20 de septiembre.

Pero el intento de trueque, con una joven indígena de por medio, ha hecho saltar por los aires una paz que ha durado tres meses. La oferta del marinero jerezano originó que los patagones reaccionaran con ira, tanto que el propio chamán de la tribu pidió formalmente su cabeza en una reunión urgente mantenida con Magallanes.

Ante ello el capitán general de la flota española quiso calmar a los patagones con engaños. De esta manera les dijo que sí, que el marinero jerezano sería arcabuceado pero que esa orden de ejecución se llevaría a cabo a bordo de una de las naos y que a ella sólo podrían asistir como testigos dos indígenas. Pero no sólo no ejecutó al tripulante español sino que hizo prisionero a los dos indios, con idea de llevarlos a España en el viaje de vuelta.

Pero pasado un tiempo, en las filas indígenas empezaron a extrañarse por la ausencia de los dos representantes de la tribu en esa supuesta ejecución. Eso llevó al chamán a pedir permiso para buscarlos por las cabañas de los españoles, algo a lo que Magallanes accedió, y posteriormente a bordo de las cuatro naos que seguían operativas, lo que originó una negativa rotunda por parte del almirante portugués, que incluso ordenó repelerlos a golpe de mosquete.

Los indígenas huyeron despavoridos pero el primer enfrentamiento estaba servido. Y ello se produjo a la mañana siguiente, cuando un centenar de indios aparecieron armados con arcos y flechas.

Una de esas flechas hirió al sobresaliente sevillano Diego Sánchez Barrasa, que, aunque pudo seguir combatiendo, terminaría falleciendo horas después a causa de un veneno colocado por los indios en las puntas de sus flechas. Su entierro ha tenido lugar hoy, 29 de julio de 1520.

El ataque indígena duró aproximadamente una hora, hasta que los indios se quedaron sin flechas. Pero Magallanes ordenó a los españoles no ir tras ellos. Él considera que los patagones tardarán en volver porque antes tendrán que fabricar nuevas flechas. Y cuando regresen probablemente los españoles ya no estarán aquí porque la temperatura va subiendo a cada día que pasa y ya son visibles los primeros síntomas de deshielo, un fenómeno que anticipa que el fin del invierno austral está más cerca.

Aún no sabe cuándo podrá ser pero Magallanes ya sueña con volver a echarse a la mar.

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