El Mar del Sur regala viento a favor a la flota de Magallanes

Diario de una gran hazaña | Capítulo 37 (14 de diciembre de 1520)

Las tres naos navegan a buena velocidad en paralelo a la costa de Chile en unas aguas tan tranquilas que la tripulación las ha rebautizado con el nombre de Océano Pacífico

Toda la expedición sabe que las Molucas se encuentran situadas a la altura de la línea del ecuador pero nadie conoce a qué distancia del continente americano están

La flota de las Especias navega en estos días de diciembre en paralelo a la costa chilena. En la imagen la playa de Cariñanco, en la región de Valdivia.
La flota de las Especias navega en estos días de diciembre en paralelo a la costa chilena. En la imagen la playa de Cariñanco, en la región de Valdivia. / D.C.

Los 170 hombres que aún conforman la expedición a las Molucas vuelven a disfrutar de la mar y de la navegación. Y eso lo ha regalado este Mar del Sur en el que desembocaron el pasado 27 de noviembre y en el que durante estas dos semanas y media no han encontrado impedimento alguno: a todo trapo, con viento a favor, aguas tranquilas y ni el más mínimo atisbo de temporal o de borrasca. La situación es tan benigna que la tripulación ha rebautizado ya este Mar del Sur como Océano Pacífico.

Así da gusto navegar, estará pensando el capitán general de la flota, Fernando de Magallanes, a bordo de la nave que comanda, la Trinidad. Y es lógico que disfrute de esta calma porque desde el fiasco del Río de la Plata, donde fracasaron en la búsqueda del paso marítimo a este Mar del Sur, todo se complicó. Eso fue a principios del mes de febrero, hace ya casi 11 meses, y a partir de ahí, cuando las cinco naos primigenias pusieron rumbo sur costeando el continente americano por la parte del Atlántico, la climatología no hizo más que empeorar a pasos agigantados, dificultando la navegación y obligando a la expedición a buscar refugio para pasar como fuera el durísimo invierno austral.

Ahora todo eso queda muy atrás. Tras muchos meses de un frío brutal, conforme más navegan con rumbo norte, más notan la bonanza climatológica. Y el avance está siendo muy rápido, como atestigua este dato: la desembocadura del Estrecho descubierto por Magallanes está en torno a los 52 grados de latitud sur y en estos 17 días las tres naos han conseguido cruzar ya el paralelo 38 sur .

Tal y como se ordenó al zarpar de la Bahía de las Sardinas antes de desembocar en el Pacífico, la Trinidad, la Victoria y la Concepción mantienen, salvo mínimas variaciones, un rumbo norte constante. Esto es así porque Magallanes sabe que la isla de las Molucas, donde se producen las especias tan codiciadas en la sociedad de este siglo XVI, está situada a la altura de la línea del ecuador.

Magallanes no ha estado nunca en las Molucas, aunque sí en islas cercanas ubicadas todas al este de la India. Así, hace ya más de una década, en septiembre de 1509, tuvo una experiencia desagradable en la cercana Malaca, donde llegó con una expedición portuguesa y de la que tuvo que huir de manera precipitada al sufrir una conspiración. Dos años después, en 1511, volvió y participó en la conquista de este importante enclave malayo.

Aún así, todo estos años ha mantenido correspondencia constante con su amigo Francisco Serrano, que sí llegó a las Molucas, donde se ha asentado como consejero militar del sultán de Tamate. Ha sido Serrano quien ha aleccionado a Magallanes sobre los lugares de las Molucas en los que se pueden encontrar las mejores especias.

Por tanto, navegar al norte y llegar al ecuador es ahora el objetivo. La duda que tiene la tripulación estriba en si la Especiería estará muy cerca o no del continente americano. De momento Magallanes guarda silencio al respecto. En cualquier caso, hay un hecho que aporta mucha tranquilidad a la dotación: el navegar tan cerca de la costa permitiría fondear o incluso acampar en tierra en caso de que hubiera escasez de alimentos, empeoraran las condiciones climatológicas o hubiera que reparar de urgencia algunas de las naos.

Tras sortear el invierno austral primero y el enrevesado Estrecho de Magallanes después, la flota de las Especias disfruta por ahora de una merecida calma. Eso sí, preocupa el estado de salud de una decena de marineros que aún no se han recuperado de las enfermedades causadas por las temperaturas tan bajas que han tenido que soportar durante tanto tiempo.

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