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Lo han intentado, pero ha sido imposible. Tras la emboscada vivida el pasado 1 de mayo en Cebú, donde los guerreros indígenas pasaron a cuchillo a cerca de una treintena de marineros españoles, la conocida como flota de las Especias huyó a toda prisa con las tres naos que le quedan a la expedición. Pero cuando llevaban transcurridas muy pocas millas marinas se dieron cuentan de que la escasez de efectivos con que contaban hacía imposible mantener a flote las tres embarcaciones. Por ello, en cuanto pudieron comprobar que ya estaban a salvo, la expedición determinó que había que prescindir de una de las naves, y la sacrificada fue la Concepción, que fue destruida el pasado día 2.
Hay que tener en cuenta que en la huida despavorida de Cebú la expedición constaba de unos 115 hombres, aunque algunos de ellos seguían heridos tras el combate de Mactán o tras la emboscada de Cebú. Y cada una de las tres naos precisa de un mínimo de 45-50 hombres en la tripulación para garantizar que la navegación sea segura y efectiva. En la situación actual estas tres embarcaciones apenas pudieron navegar unas pocas horas. Al llegar a la isla de Bohol, situada en un extremo del Estrecho de Cebú y a unos 75 kilómetros de distancia del punto donde se produjo la emboscada, se optó por destruir la Concepción. Para ello se le prendió fuego en diversas estancias, con objeto de que ardiera en su totalidad para que no pueda ser usada ni por los indígenas, ni por la Marina portuguesa, en el caso de que se toparan con ella.
La decisión ha sido la más lógica, aunque también la más dolorosa, porque al quedarse con apenas dos naves la cantidad de especias a introducir en sus bodegas para a ser transportada a España será lógicamente menor.
En paralelo la expedición ha tenido que elegir a sus nuevos capitanes, después de la pérdida en Mactán de su capitán general, Fernando de Magallanes, y posteriormente de sus reemplazos naturales, que eran Duarte Barbosa y Juan Rodríguez Serrano. Ambos fueron asesinados en el 'banquete de la traición' planteado por el rajá de Cebú, Humabón, y urdido por Enrique de Malaca, ex esclavo de Magallanes y que abandonó la expedición española tras ello.
Pero pese a tantas bajas la flota de las Especias ya cuenta con nuevos capitanes para esta nueva fase en busca de las Molucas. En concreto, el piloto Joao Lopes Carvalho ha sido elegido para asumir el mando de la expedición y para capitanear igualmente la Trinidad, que sigue siendo la nave nodriza. Por su parte, Gonzalo Gómez de Espinosa, alguacil mayor, queda como segundo de la flota y como capitán de la nao Victoria.
En los escasos seis días que llevan fuera de Cebú la expedición española está echando mucho de menos a oficiales como por ejemplo Andrés de San Martín, piloto y cosmógrafo y que tenía unos conocimientos especiales para navegar por esta zona del planeta y para interpretar los mapas. Sin esta ayuda la flota busca a ciegas las Molucas, aunque de momento han puesto rumbo sur ya que se sabía que la Especiería está ubicada en la línea del ecuador, más o menos.
De las cinco naves con las que la flota de Magallanes zarpó de Sanlúcar hace un año y siete meses sólo quedan la Trinidad (de 132 toneladas) y la Victoria, algo menor, de sólo 102 toneladas. Por el camino se han quedado la Concepción (108 toneladas) y la Santiago, que era la más pequeña (90 toneladas) y que naufragó en la costa de la Patagonia hace ahora un año.
La quinta y última nave era la San Antonio, que desertó a principios de noviembre en pleno Estrecho de Magallanes y que ayer precisamente concluyó su viaje de regreso a España. Con 55 hombres a bordo y dos cadáveres, la mayor de las naves de la flota de las Especias (144 toneladas) y que ejercía de nave-despensa, ha llegado a suelo español despotricando abiertamente de Magallanes sin que, evidentemente, nadie sepa que el almirante portugués lleva ya diez días fallecido.
El autoproclamado capitán de la San Antonio, Esteban Gomes, que quitó el mando a la fuerza a Álvaro de Mezquita, ha informado a las autoridades de las decisiones tomadas por Magallanes, a quien ha acusado sin tapujos de "abuso de poder". Y como ejemplo ha puesto la decisión de Magallanes de abandonar a su suerte en tierra a Juan de Cartagena, veedor real de esta expedición, y a uno de los tres clérigos que iban a bordo.
A Esteban Gomes ya le han comunicado que será juzgado por supuesta rebeldía, aunque muy pocos creen que será condenado. Y es que todos sus argumentos parecen haber calado hondo en una Corona española cuya primera decisión ha sido retirar la paga que le venía dando de forma periódica a la esposa de Magallanes, Beatriz Barbosa.
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