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Cádiz/La flota de las especias que comanda Fernando Magallanes, y que busca llegar hasta las Molucas navegando siempre hacia Occidente, se ha cobrado su primera víctima mortal hoy, 20 de diciembre de 1519. Lo curioso es que la pérdida de esta vida no se ha producido ni por un accidente, ni por un ataque exterior, sino en cumplimiento de la sentencia dictada tras un juicio sumarísimo contra los autores de un acto de sodomía ocurrido en una de las naves de la expedición durante su travesía por el Océano Atlántico.
En concreto esa relación sexual supuestamente consentida se produjo a bordo de la nao Victoria y en la misma intervinieron el maestre de esta embarcación, Antonio Salamón, y un grumete. La legislación española actual contempla la sodomía como un delito de extrema gravedad que está penado con la muerte por estrangulamiento. Y aunque el resto de los capitanes de la expedición le habían pedido a Magallanes que hiciera la vista gorda en este asunto, el capitán general de la flota de las especias ha hecho caso omiso de dichas reclamaciones en el juicio que se ha llevado a cabo, como también contempla la ley, al llegar a tierra. Eso sí, al final sólo ha decretado la condena a muerte del maestre de la Victoria, cuya ejecución se ha producido hoy mismo. Por el contrario, ha decretado que el grumete salvara la vida, aunque a cambio de muchos latigazos.
Por lo demás la flota de Magallanes se sigue recuperando de la dura travesía por el Atlántico en el paraíso de la costa brasileña de Río de Janeiro, ahora rebautizada como Santa Lucía y donde desembarcaron el 13 de diciembre, es decir, hace exactamente una semana.
La convivencia entre las dotaciones de las cinco naos y la tribu indígena asentada en este enclave está siendo magnífica, algo que puede venir dado por el hecho de que nada más llegar tierra ha empezado a llover después de muchos meses de sequía, algo que los nativos atribuyen a un milagro dispuesto por la expedición española. Por ello han sido muy habituales las ofrendas de guacamayos e hilos de algodón a los españoles.
Al poco de fondear frente la costa brasileña, Magallanes ordenó que la Santiago, la más pequeña de las embarcaciones que componen la expedición, realizara un rastreo por la zona y en especial por la bahía de Río de Janeiro por si detectaba presencia portuguesa en la zona, aunque la nao ya ha regresado sin advertir que haya tropas lusas en este enclave.
En estos primeros días en suelo brasileño también ha sido habitual que algunos marineros díscolos se hayan perdido voluntariamente por algunas de las tribus de la zona para mantener relaciones con las indígenas, algunas de las cuales incluso eran ofrecidas previamente por sus progenitores. La reacción de Magallanes ha sido detener y engrilletar a estos marineros al regresar a sus buques.
Por lo demás la flota se prepara para celebrar la Navidad, aunque Magallanes ya ha anunciado a su entorno que su intención es salir de nuevo a la mar en pocos días para buscar el paso interoceánico que él considera que está cerca de donde se encuentran.
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