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Broncano
Turismo
Las tasas turísticas están más a la orden del día en los municipios que acostumbran a recibir una gran cantidad de visitantes. En ciudades andaluzas como Sevilla, Málaga y Granada, lleva tiempo rondando esta idea. Incluso sus alcaldes se están organizando en un frente común para solicitar a la Junta de Andalucía que la legislación autonómica avale este gravamen. A nivel europeo, este impuesto lleva años asentados en muchos países.
En este caso, hoteles, alojamientos y viviendas turísticas solicitan cada huésped al entrar una cantidad fija por noche. Es un gravamen municipal que imponen los ayuntamientos, con permiso de las administraciones regionales y la estatal, por hacer uso de los servicios públicos de una ciudad. El sentido principal de este tributo es recaudar fondos para medidas de preservación, promoción y desarrollo de las infraestructuras y actividades turísticas.
No es tan fácil imponerlo. Antes hay que crear un marco legislativo, consensuado y aprobado por Junta de Andalucía y Gobierno central. Y, por supuesto, contar con el visto bueno del sector turístico y hostelero al completo. Pues no siempre se ve con buenos ojos aplicar tasas a los turistas, al entender que es un sobrecoste que puede espantar de ese destino.
En el caso español, Cataluña ya aplica un impuesto al turismo desde 2021. En su momento, contó con las reticencias de un sector que opinaba que aunque fuera un importe pequeño el que se solicitaba, se podía perder competitividad. Nada de eso pasó entonces, las ciudades catalanas más demandadas siguieron hasta arriba. Por ejemplo, el caso de Barcelona, una urbe que no sabe cómo combatir el problema de la masificación de turistas. La tasa a nivel autonómico se llegó a extender a los cruceros. Las Islas Baleares también cuentan con este tributo.
El coste por noche de quedarse en los municipios catalanes oscila entre los 0,45 y 2,25 euros por persona y noche. La mitad de lo recaudado, la Generalitat lo cede a los ayuntamientos. En Baleares, el precio va de 1 a 4 euros.
El mismo camino ha tomado recientemente la Comunidad Valencia, que está tramitando la legislación que dará pie a este gravamen. La propuesta de ley irrumpió en 2016, desde entonces se han sucedido los debates. Se pedirá a cada turista entre 0,50€ y 2€.
Si algún día Cádiz diera el paso para adoptar esta medida, no será fácil. Aunque el camino podría ser menos complicado si las ciudades andaluzas, que ahora persiguen la tasa turística, consiguen que la Junta se ponga a trabajar en el encaje económico del impuesto.
A nivel europeo, esta tasa es más común aún. Grandes ciudades como Roma (2-3€), Oporto (2€), Lisboa (1€), París (Máximo de 4€). En el caso de algunas localidades, todos los huéspedes pagan lo mismo, es una tarifa fija. En otras, hay tasas variables que se encarecen en función del lugar de hospedaje. También existen tasas porcentuales según lo que un cliente pague. Berlín, Amsterdam o Viena son algunas de las que funcionan así.
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