El humo de los incendios de Canadá llega hasta Cádiz

El humo de los grandes incendios de Canadá, en Norteamérica, ha llegado a Cádiz. Una especie de calima está sobrecogiendo el cielo gaditano, que paulatinamente se está cubriendo con una densa nube.

Así lo confirma Pablo Soto, un gaditano experto en meteorología que lleva más de diez años con su cuenta de twitter especializada en fenómenos meteorológicos. Soto explica que "esto es posible gracias a la circulación atmosférica, para entendernos, en medio del Atlántico tenemos un ventilador y todo el aire y humo provocado por los incendios de Norteamérica se trasladan por corrientes en chorros en altura, que han llegado a Europa y a España por la costa de Portugal en el oeste, el centro y el norte".

El gaditano asegura que "la configuración atmosférica actual ha posibilitado este viaje a nuestra latitud, lo que nos deja una estampa en el cielo gaditano como nublado o una especie de calima, pero no lo es, es humo".

Un humo que se extiende, eso sí, a 3.000 metros de altura, por lo que "no afecta a la calidad del aire, no hay ceniza como ocurrió con el incendio de Doñana que también llegó a Cádiz y que es el ejemplo más cercano en el tiempo que tenemos", pues físicamente sorprende la lejanía.

En este sentido Pablo Soto comenta que "es muy llamativo, pero es normal que esto pueda ocurrir, y lo vamos a ver pasar por nuestros cielos".

Durante la mañana ha ocurrido lo mismo en los cielos de Huelva, que han amanecido con una blanca y densa nube con partículas de hollín procedentes de estos grandes incendios. El profesor de la Universidad de Huelva y coordinador de la Unidad de Calidad del Aire del CSIC-UHU, Jesús de la Rosa, explicaba que "se trata de un fenómeno que no debe tener influencia sobre calidad del aire ni en la salud de las personas", porque "va en altura", pero que aún durará "unos días".

Recordar que desde hace varias semanas cientos de incendios están asolando Canadá, alterando la meteorología y la calidad del aire de algunas ciudades de Estados Unidos, pero debido a las corrientes de aire y de la virulencia de las llamas, estas partículas han viajado los cerca de 7.000 kilómetros de distancia hasta España.