Los pediatras suben a los seis años el acceso de los niños a las pantallas
La Asociación Española de Pediatría ha actualizado sus recomendaciones respecto al contacto de los pequeños con los dispositivos móviles
Señalan, también, que hay una fuerte relación entre el tiempo que los niños pasan conectados y el de sus padres
Menores y nuevas tecnologías: el móvil en la comunión y el lobo en la puerta
Sin pantallas hasta cumplir los seis años. Esa es la recomendación que realiza la Asociación Española de Pediatría (AEP) respecto al uso de tabletas y móviles en los más pequeños, considerando -según las últimas evidencias científicas- que, hasta esa edad, no existe un "tiempo seguro" de exposición. Un límite en este primer contacto que varía sustancialmente desde las últimas recomendaciones, que colocaban en los dos años ese momento.
El consejo actualiza pues el que se realizaba en el Plan Digital Familiar, elaborado a modo de guía desde el departamento de Salud Digital de la misma Asociación Española de Pediatría.
Así, apunta ahora la AEP, los "últimos estudios confirman que el uso de un teléfono para premiar o distraer a niños de 1 a 4 años provoca que los niños exijan los dispositivos para calmarse y se frustren si se les niega". Este uso rutinario de dispositivos genera "dificultad para el desarrollo de estrategias de autogestión; ocasiona dependencia de las pantallas para la regulación de las emociones y determinará dificultades de autorregulación en etapas posteriores". Por ese motivo, se desaconseja el uso de pantallas antes de los seis años, considerándose que no existe un tiempo seguro.
“Como excepción, y bajo supervisión del adulto, se pueden usar las pantallas para el contacto social en tiempos cortos y con un objetivo concreto (por ejemplo, que la persona que está al otro lado de la pantalla le cuente un cuento o le cante una canción)”, añade la pediatra María Salmerón, coordinadora del grupo de trabajo de Salud Digital de la AEP.
En el tramo de siete a doce años, para la Asociación de Pediatría, lo aconsejable sería un acceso de menos de dos horas, incluyendo los deberes, y evitando el baño y el dormitorio.
En la adolescencia, por otro lado, los medios digitales interfieren de dos formas distintas: aumentando la activación de la región límbica, al estar expuestos a sistemas de gratificación inmediata; y disminuyendo la actividad frontal por efecto desplazamiento de los estímulos adecuados para la edad. Además, la multitarea relacionada con las pantallas se asocia con peores resultados cognitivos, una disminución de la capacidad de filtrar las distracciones y un aumento de la impulsividad y disminución de la memoria de trabajo.
MÓVILES POR TRAMOS DE EDAD EN MENORES
Así, ante los datos recopilados, las recomendaciones por grupos de edad en el uso de pantallas entre menores se resumirían en:
- DE 0 A 6 AÑOS: Cero pantallas, ya que no existe un tiempo seguro. La excepción sería la utilización para contactar con alguien al otro lado de la pantalla, bajo supervisión de un adulto
- DE 7 A 12 AÑOS: Uso recomendado de una hora al día, incluyendo tiempo escolar y deberes y con contenidos adecuados a su edad. Habría que limitar el uso de dispositivos con acceso a internet, prioriozando actividades deportivas, relaciones con iguales cara a cara, contacto con la naturaleza, sueño... Aun así, si se decide usar un dispositivo, ha de ser bajo control de los padres, con dispositivos fijos y evitar el baño y el dormitorio.
- DE 13 A 16 AÑOS: Se aconseja un uso inferior a las dos horas (incluyendo el tiempo escolar y los deberes). Si se permite el acceso a dispositivos, instalar herramientas de control parental y priorizando el uso de teléfonos sin acceso a internet. Igualmente, se recomienda retrasar la edad del primer móvil inteligente (con conexión a internet).
UNA ADICCIÓN QUE NO ES SÓLO DE LOS NIÑOS
Los informes que manejan desde la Asociación Española de Pediatría señalan que existe una fuerte asociación entre el tiempo que los padres pasan frente a la pantalla y el de sus hijos, sobre todo durante las comidas y en el dormitorio. Además, estos estudios han relacionado ese tiempo de pantallas de los progenitores con la frecuencia de rabietas en sus hijos para llamar su atención. Es decir: en gran medida, el problema de uso de las pantallas entre niños y adolescentes viene a reflejar lo que se ha convertido en una utilización excesiva de las mismas entre los adultos.
Respecto al impacto del uso excesivo de las pantallas en la salud, sabemos que es multifactorial, y también afecta a los más jóvenes. Entre otras, un mayor tiempo de uso de redes sociales y videojuegos se asocia con déficit de sueño: te acuestas más tarde y tardas más en dormir. Además, el uso de pantallas antes de acostarse produce: un aumento de la somnolencia diurna; reducción de la secreción de melatonina; un retraso del reloj circadiano; y una disminución y retraso del sueño REM.
Frente al sedentarismo asociado al uso de pantallas, los pediatras recomiendan una actividad física de al menos 60 minutos al día entre niños y adolescentes. También se presentan problemas de fatiga fisual, así como dolor cérvicolumbar, fatiga general y cefalea. La evidencia científica apunta igualmente a una disminución del espesor de la corteza cerebral en varias regiones.
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