Pedro Almodóvar, un eterno icono de la moda
La particular estética del director manchego convierte sus películas en referente entre las grandes firmas y en el estilo prêt-à-porter
El excepcional diseño de Balenciaga en el corto de Pedro Almodóvar
Que Pedro Almodóvar es un referente en el mundo del cine es algo incuestionable. El público, haya o no haya visto sus películas, las adore o las deteste, tiene perfectamente diferenciado el estilo del director manchego que, si bien tiene un sello indiscutible a la hora de hacer sus películas, también sabe a la perfección cómo crear todo un universo que a todos nos resulta siempre reconocible. Con guiones muy particulares, actrices fetiches y temáticas controvertidas, Almodóvar sabe que gran parte del peso en sus películas lo tiene la estética de la que se engalanan, de ahí que su estética se inconfundible y todo un referente en el mundo de la moda.
Diseños atrevidos, estampados, el rojo como color fetiche y reminiscencias ochenteras en sus vestuarios han convertido el estilo del director en un estilo con nombre propio y que a día de hoy inspira al mundo de la moda, desde las pasarelas hasta el prêt-à-porter. Con más de cuarenta años de carrera, una veintena de películas y dos Oscar, el director de Dolor y gloria sienta cátedra en la moda más actual. Repasamos su inspirador estilo a través de algunas de sus películas.
Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón 1980
Se trata de la primera película de Almodóvar y es, a su vez, la máxima representación del universo almodovariano. Todas las características que le dan la impronta al sello Almodóvar se observan en esta película en la que el vestuario, el maquillaje y los peinados son de la estética Almodóvar por antonomasia. La forma de vestir de los personajes es peculiar, arriesgada y de colores llamativos que se complementan con elementos exuberantes.
En esta primera película de Almodóvar, los colores caracterizan y definen, tanto a la trama como al personaje, algo que el director deja claro en esta películas es que los colores serán clave en el universo Almodóvar. En su primera cinta se observan los tonos intensos y llamativos y el rojo hace su primera aparición para representar dos dualidades: la muerte y la pasión.
Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988)
Una soberbia Carmen Maura interpreta a una actriz de televisión que trata de averiguar desesperadamente por qué su amante la ha abandonado. La acompañan un jovencísimo Antonio Banderas, una irreverente María Barranco, una inquietante Rossy de Palma y una sublime Julieta Serrano para hacer de esta comedia disparatada uno de los mayores éxitos de Pedro Almodóvar.
Con una predilección por el rojo (Carmen Maura está espectacular enfundada en un traje de chaqueta de este color con una camisa de lunares a juego), la estética de la cinta hace de lo kitsch un mantra y lo eleva a la categoría de tendencia suprema. Diademas (como la que adecenta la voluminosa melena de Julieta Serrano cuando lleva el abrigo en rosa pastel), diseños en falda y chaqueta y cazadoras vaqueras son la tónica dominante de esta película. Destacan (y cualquiera que los lleve hoy será de lo más cool) los pendientes en forma de cafetera de María Barranco. ¿Quién no necesita unos?
Todo sobre mi madre (1999)
Esta película le valió el Oscar a la Mejor Película Extranjera y con ella se consagró como uno de los mejores directores a nivel internacional. La cinta cuenta la historia de Manuela (Cecilia Roth), una madre soltera cuyo único hijo (Eloy Azorín) muere la noche en la que ambos van al teatro a ver Un tranvía llamado deseo, de Tenesse Williams, obra que la madre interpretó cuando era joven y en la que conoció al padre de su hijo. Esa misma noche, como regalo de cumpleaños, decide contarle a su hijo quién es su padre, pero el joven muere atropellado cuando sale corriendo detrás de la protagonista de la obra para pedirle un autógrafo.
Ese es el detonante para que Manuela decida viajar a Barcelona en busca de respuestas. Trabajadoras sexuales, estrellas del cine, una monja embarazada (una jovencísima Penélope Cruz) se entremezclan en esta cinta en la que el vestuario, al igual que los decorados, juega con los colores vivos, siendo de nuevo el rojo el color que más predomina. El vestuario tiene estilo y está salpicado de rojo cereza, desde los pañuelos en la cabeza de Penélope Cruz hasta el espectacular abrigo rojo de Cecilia Roth. De nuevo el rojo, un color que, simboliza la pasión, el calor y la confianza y que Almodóvar emplea para reflejar en sus personajes esas cualidades. No es de extrañar que el personaje de Marisa Paredes se llame Huma Rojo.
Hable con ella (2002)
Este melodrama genuinamente almodovariano cuenta la historia de dos mujeres, una torera que ha sufrido una cornada (Rosario Flores) y una bailarina atropellada (Leonor Walting) que caen en coma y eso crea un especial vínculo entre Javier Cámara y Darío Grandinetti, que interpretan a dos personajes opuestos, unidos por el destino y por la larga e imprevisible convalecencia de las mujeres que aman. Con un vestuario completamente embriagador pero bastante más sutil, en Hable con ella destacan los estilismos del personaje que interpreta Geraldine Chaplin, una profesora de danza que luce con camisas blancas definidas e impecables chaquetas a medida.
Volver (2006)
Para muchos esta es la película definitiva de Almodóvar. En ella, el director manchego hace un retrato de la mujer de clase media de la España rural pero con ese punto colorido que Almodóvar dibuja a la perfección en sus películas. Con Penélope Cruz como protagonista en el papel de Raimunda, Volver refleja la historia de cinco mujeres que viven en un segundo plano, con el mundo en contra y con un instinto de supervivencia que ni una gacela en la selva.
En esta película, el director juega con la sensualidad y llena el vestuario de colorido y estampado que Penélope Cruz luce como si ese estilo hubiese sido creado para ella. Faldas lápiz, tops estampados y cardigans escotados se combinan con una buena dosis de ornamentación en oro (observe sus pendientes y la medallita colgada).
Los abrazos rotos (2009)
Un vestuario más sutil para su actriz fetiche en esta película. Si en Volver Penélope Cruz emulaba a una donna italiana, en Los abrazos rotos el director manchego apuesta por diseños más sobrios, como un traje austero de Alaïa, un pañuelo de seda de Loewe, o un vestido de gala de Chanel cubierto de cadenas de oro. El vestuario de este thriller amoroso, en el que Penélope Cruz interpreta a una aspirante a actriz atrapada entre su relación con un veterano financiero y un affaire con un director (Lluís Homar), marca la línea emocional de la protagonista. La sobriedad de Penélope Cruz en su primera etapa se rompe con la fluidez y la vaporosidad cuando decide abandonar al magnate.
Julieta (2016)
El Almodóvar más actual no termina de convencer a todos y Julieta no es de sus películas más aclamadas, pero su retrato sobre el distanciamiento de una madre con su hija es bastante más que acertado. La cinta supone un viaje entre el pasado y el presente de Julieta, una mujer y madre dolida por el abandono y el sentimiento de culpa, quien decide escribir una carta a su hija Antía, de la que no sabe nada desde hace doce años.
Cuando Julieta se topa con una amiga de su hija en Madrid antes de partir a Portugal, ésta decide quedarse en la capital y cancelar su viaje para poner en escrito todo lo sucedido en la vida de su hija desde el día que conoció a su padre hasta hoy. Durante el proceso de escritura, aparecen flashbacks alucinatorios a la juventud de Julieta que contienen multitud de referencias a los 80 (hombros muy marcados, pendientes grandes). Cuando regresa a la actualidad, se decanta por looks más sofisticados.
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