Joaquín Benítez
Luces y sombras en navidad
Semana Santa
Cada año, en la Semana Santa, mujeres de todas las edades y lugares se preparan para formar parte de una de las tradiciones más queridas y arraigadas de estos días de Pasión: vestir de mantilla.
Vestir de mantilla es una tradición que se reservó casi exclusivamente a la índole religiosa en el siglo XX (con la excepción de las citas taurinas) y, desde entonces, se perpetua en actos religiosos como misas, Semana Santa y bodas.
Aunque existen diversos tipos de mantilla con distintos tejidos, motivos, tamaños y colores; cuando hablamos de vestir de mantilla nos solemos referir a la indumentaria clásica que llevamos como luto en el Jueves y Viernes Santo y que se caracteriza por la discreción, la sobriedad y las peinas y mantillas oscuras que colocamos sobre el pelo.
Aunque, tradicionalmente, se vestía de mantilla tanto el Jueves Santo como el Viernes Santo, salir de mantilla el Viernes se ha ido perdiendo con el tiempo en algunos municipios. No obstante, esto no quiere decir que salir de mantilla el Viernes Santo sea incorrecto. Eso sí, una cosa es segura: no hay que vestir de mantilla en los días anteriores.
Cuando vestimos de mantilla estamos honrando una tradición antiquísima y, por tanto, debemos seguir un protocolo. El traje de mantilla no es algo que se lleve por moda o para salir, es una indumentaria tradicional propia de un acto religioso y hay que vestirlo como tal. La mantilla se coloca por la mañana y no se quita hasta por la noche. Lo más correcto es, si vestimos de mantilla, acudir a visitar templos y asistir a oficios religiosos durante el día y la tarde antes de las procesiones del atardecer.
La mantilla debe ser de encaje negro y no debería llevar adornos como volantes, madroños o lazos. Lo más correcto es escoger una de chantilly o blonda, siendo esta última la más popular en Semana Santa, en forma rectangular (mantilla de toalla o granadina) o de pico. Colocarla correctamente es muy importante ya que el largo de la mantilla no debe llegar más abajo de las rodillas, pero tampoco debe quedar más corta que el vestido ni con una caída asimétrica. El tamañode la mantilla es otro factor a tener en cuenta: debe ir acorde a la estatura de quien la lleve. Lo ideal es que por la parte delantera quede a la altura de los brazos y, por la parte trasera, unos centímetros más larga que el bajo del vestido.
La mantilla se sujeta con una peina y un recogido bajo, y son muchas las mujeres que optan por sujetarla al vestido a la altura de los hombros de forma discreta, para evitar que vuele de forma excesiva, con la ayuda de una pequeña puntada.
Primero, debemos procurar hacernos un moño bajo que sirva como base donde podamos colocar de forma segura y cómoda la peina. La peineta va clavada entre el moño y la nuca y sujeta a la peina a través de horquillas y un broche.
Para sujetarla a los hombros del vestido y evitar vuelos innecesarios y molestos, inclinamos la cabeza hacia un lado y adherimos la mantilla al hombro contrario. De esta forma, tendremos más margen de movimiento.
La peina o peineta que llevaremos para vestir de mantilla debe ser oscura y calada. Las más populares son las de celuloide ya que las tradicionales de carey requieren más cuidados a la hora de conservarla en perfectas condiciones. La forma de la peina típica para la Semana Santa es la semicircular o de media teja.
La mantilla se sujeta a la cabeza gracias a la peineta, por lo que es vital llevar un recogido bajo cómodo que permita que todo se mantenga en su sitio durante la jornada. Detrás de la peina, la mantilla queda sujetada por un broche.
Lo más importante del vestido que llevemos a la hora de ir de mantilla se resume en una palabra: discreción. Siempre es mejor elegir un vestido de una pieza que elegir un conjunto de traje o falda y camisa y la prenda que escojamos debe ser negra, sobria y de corte sencillo. El vestido quedará mejor con la mantilla si evitamos los encajes o los tejidos con muchos detalles y, aunque la silueta predilecta de las mujeres de mantilla siempre es el corte lápiz, también quedará bien si lleva algún drapeado. Siempre debe cubrir los hombros y no debe contar con un escote pronunciado ni con transparencias o tirantes. Las mangas serán mejor si son largas o francesas y se pueden acompañar de guantes negros de terciopelo, raso o rejilla.
Si la temperatura no acompaña, podemos vestir una chaqueta discreta y sobria sobre el vestido, evitando prendas llamativas, oversize o asimétricas.
Los accesorios más importantes para vestir de mantilla son las medias, los zapatos y los pendientes.
Las medias deben ser negras y de cristal. Es recomendable evitar las medias muy tupidas y tener en cuenta que ir sin medias o llevarlas transparentes queda totalmente fuera del protocolo. No deben ser de fantasía ni tejidos brillantes.
En cuanto al calzado, lo mejor es optar por unos salones negros de tacón mediano, aún más cómodos si son gruesos, ya que estaremos en pie y andando muchas horas y es importante evitar el dolor de pies a toda costa. Aunque pueden contar con algún pequeño detalle, deben ir en sintonía con el resto del estilismo en cuanto a nivel de sobriedad.
Los pendientes quedarán mejor con la mantilla y el recogido si son ligeramente largos y pueden combinarse con otras joyas, como pulseras discretas o cadenitas sencillas con algún crucifijo. Aunque son muchas las que gustan de llevar perlas, tradicionalmente los collares o joyas de perlas están mal vistos al ser inadecuados para vestir de luto.
Otra gran pregunta que solemos hacernos al vestir de mantilla por primera vez es si podemos llevar bolso. El bolso debe ser pequeño y, por supuesto, negro. Nunca debe ser un maxi bolso y tampoco debemos colgárnoslo de los hombros o llevarlo a modo de bandolera. Lo mejor es escoger un pequeño bolso sin muchos detalles tipo clutch donde llevar con nosotras lo imprescindible.
El peinado es una cuestión fácil porque no existen muchas opciones. Para vestir de mantilla correctamente debemos hacernos un recogido bajo para que la peina se sujete correctamente y, con ella, la mantilla. Cualquier recogido bajo nos vale, teniendo en cuenta siempre que no esté demasiado apretado (por comodidad y por la salud de nuestro propio cabello) y que sea favorecedor para la forma de nuestro rostro y acorde a nuestro estilo y edad.
El look de maquillaje no debe ser distinto a nuestro maquillaje diario, manteniéndolo sobrio y discreto y evitando llevar demasiada sombra o pigmentos coloridos.
1. Escoger una mantilla demasiado larga o demasiado corta para nuestra estatura.
2. Llevar un vestido muy escotado o de palabra de honor.
3. Vestir prendas sin mangas.
4. Llevar el bajo del vestido o la falda demasiado corto.
5. No llevar medias o llevarlas transparentes, color carne, tupidas o de fantasía.
6. Escoger una mantilla no adecuada para la ocasión como una de madroños o con adornos.
7. Llevar una peina clara.
8. Calzar tacones demasiado altos o llevar plataformas.
9. Dejar el pelo suelto.
10. Accesorizarnos con complementos llamativos, coloridos o estridentes.
11. Acompañar el pelo o el vestido con claveles rojos.
12. Cargar con un bolso muy grande o colgarlo del hombro.
13. Optar por un maquillaje llamativo o demasiado oscuro.
14. Llevar colgantes de perlas.
15. Llevar prendas o complementos con muchos adornos.
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